El Córdoba enseña que el Málaga CF está en un tercer vagón (1-0)
Derrota de los blanquiazules ante un rival superior que muestra las limitaciones malacitanas
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Decía Sergio Pellicer en la previa algo así como que el Castellón estaba a un nivel superior y luego había un grupo de tres entre los que estaban Málaga, Córdoba e Ibiza. Pero no. Los blanquiverdes están en un vagón en el que no cabe el conjunto malacitano por muchas razones. La realidad es esa y lo demás paños calientes. Tanto en La Rosaleda como en el Nuevo Arcángel ha quedado demostrado. Evitar un posible futuro cruce de play off con los de Iván Ania vía clasificación final debe ser el objetivo, más allá de recuperar sensaciones y jugadores.
Al Málaga se le ha venido perdonando porque las matemáticas le han mantenido con cierta vida y acumulaba diez jornadas sin perder. Pero es del todo inadmisible que a falta de cuatro jornadas en esta vulgar Primera RFEF esté a ocho puntos del segundo y ¡16 del líder! Hasta el Ibiza, que falla más que una escopeta de caña y va con la lengua fuera, sigue por delante.
Ahora lo que le queda al Málaga es seguir afinando lo que pueda y ver si en las eliminatorias tiene el santo de cara. No obstante, ha perdido mucho crédito. También Pellicer, con el discurso agotado ya. No están ayudando los futbolistas. Los jóvenes de la casa y algunos más son los pocos que se están presentando en este tramo decisivo. Algo de culpa tiene también el director deportivo, que si bien es cierto que trae una idea de club esperanzadora, no ha sabido entender el presente.
Loren Juarros maneja bien tiempos y filosofía de cantera y club, pero el mercado le ha venido largo y no ha sido capaz de coserlo en la ventana de invierno, donde clamaba al cielo la falta de un goleador. De fondo, el administrador judicial, José María Muñoz, que cerró la caja a cal y canto y prefirió guardar los euros para justificar su gestión a medio plazo.
Luego está el partido en sí. No es habitual ver partidos de Primera RFEF tanta velocidad e intensidad desde el arranque y que el fuelle no se pierda antes del descanso. Pero el Córdoba-Málaga tuvo aires de cita grande desde el comienzo, con dos conjuntos algo más desencorsetados de lo que suele ser la categoría de bronce.
La mezcla de tensión y responsabilidad provocó que desde muy pronto llegasen la ocasiones. Roberto cabeceó un balón que el portero blanquiverde desvió a córner. El propio Marín volvió a ser protagonista desactivando un misil de Víctor García desde fuera del área (lo mismo que hizo en el 17’ a tiro lejano de Kevin). La respuesta del Córdoba no tardó en llegar con una acción de Adilson por su banda en la que cayó en el área ante Manu Molina. El árbitro no lo consideró penalti, pero quedaron dudas.
En un partido que aún no tenía dueño, el Málaga probó a hacer daño en las transiciones. Larrubia se quedó solo ante el portero tras una filtración de Genaro. El malagueño no tuvo maldad ni contundencia.
Los de Iván Ania buscaron el filón que era la banda derecha blanquiazul, en la que Pellicer dejó su toque de autor con la apuesta de Murillo por Gabilondo. Adilson contó con ayudas para tener superioridad (sobre todo gracias a Kuki) en no pocas ocasiones además de las acciones que capitaneó en solitario, sobre todo una en la que se plantó ante Alfonso Herrero y acabó frustrando Víctor García. Se pasearon varios balones por el área blanquiazul además de un par de intervenciones acertadas de Herrero.
Por momentos el Córdoba parecía más entero y dominó en cierto modo. El Málaga lo fio todo a las transiciones, que no se le dieron mal del todo, sobre todo cuando Dani Lorenzo emergió. Probó fortuna Larrubia una vez más desde lejos. La primera mitad se pasó volando.
Pellicer dejó en la caseta a Murillo, amonestado, para dar entrada a Gabilondo, pero el peligro siguió apareciendo por el mismo costado. Entró mucho mejor el Córdoba, que tuvo varios acercamientos peligrosos y una franca ocasión de Carracedo.
Terminó llegando el tanto local de la manera más dolorosa, a balón parado, tras un saque de esquina mal defendido en el que Jokin Gabilondo perdió el duelo con Albarrán, que no tuvo compasión de Herrero. El técnico del Málaga reaccionó rápidamente retirando a Manu Molina y metiendo a Ramón. Poco después retiraría a Genaro para introducir a Dioni y quemó sus naves con Avilés y Cordero por Kevin y Larrubia tras unos minutos en los que no pasó nada destacable.
La realidad es que desde el gol, el Córdoba controló bien el partido y los tiempos, como corresponde en estas situaciones. Y el Málaga no fue capaz de generar situaciones más allá de un centro aislado de Víctor García que cabeceó fuera Cordero. No por falta de voluntad, sino de fútbol.
Tuvo el punto, que habría sido muy valioso para alcanzar al Ibiza y ser tercero. Un córner final en el que Carlos Marín repelió con la bota un chut de Gabilondo y el posterior rechace de Cordero.
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