La Rosaleda, huracán y no peso

El discurso de Pellicer al descanso ayudó a cambiar el curso del partido pasado

Mucha mentalización para la importancia del partido del sábado

Alfonso Herrero: "Todo está en la cabeza"

Moussa Diarra, novedad en el Málaga CF
Discurso de Pellicer a sus jugadores esta semana. / Javier Albiñana

El aspecto mental es esencial en unas eliminatorias como las que juega el Málaga CF. Se pasan momentos críticos, hay que saber sufrir y levantarse de los golpes. El hecho de que se comenzaran perdiendo los dos partidos ante el Celta Fortuna y se acabaran remontando (en Vigo con empate posterior) habla bien de la fe y el espíritu del Málaga. Era una muestra pequeña, pero en sus dos temporadas completas en el primer equipo Sergio Pellicer sólo había perdido en Copa del Rey contra equipos de Primera División, Granada y Real Sociedad, tras haber superado varias rondas ante equipos de distinta categoría.

Es cierto que enfrente había un filial, con calidad suprema pero sin la experiencia y los kilómetros de otros equipos, como puede ser el Nàstic. En la cabeza está mucho de lo que se decide de aquí a final de la temporada. El cambio de actitud, cómo afrontar la presión, en el partido definitivo ante el Celta se fraguó en el vestuario. El primer tiempo había sido lastimoso, el equipo parecía atenazado, con toneladas de peso en sus hombros. Malos controles, llegar tarde, desorganización... Cuentan quienes le rodean que ven a Pellicer con una tranquilidad contagiosa en este tiempo, transmitiendo una fe sin fisuras en el ascenso, sin estar tan acelerado como en otros tramos de la temporada en los que cuando hablaba en sala de prensa parecía que la situación le sobrepasaba. El pasado sábado hubo una charla en la que, más allá de algún punto táctico, apeló a la cabeza y al corazón, a lo que había fuera en el estadio, a dejarse llevar por esa marabunta que espera una alegría pero sin la angustia que produce la posibilidad de perder y recibir una decepción muy grande. Los cambios de Galilea y Kevin por Nelson y Ferreiro fueron claves para el resurgir. El vasco ganó tres duelos seguidos que encendieron a La Rosaleda. Y el de La Trinidad mostró su descaro habitual, con un punto de insconsciencia necesario para sobrevivir en estas situaciones. Fue otro equipo muy distinto, no sólo por los goles. Se jugó en campo vigués, ya no había salida cómoda del rival.

¿Fue cuestión de piernas? El Málaga está bien físicamente pero es difícil que un grupo de chavales se hunda así como así. Pero mentalmente sí se volteó una situación muy delicada. A cualquier profesional o aficionado que se le pregunte responderá, cercano al 100%, que prefiere jugar en casa que a domicilio, más aún con el sistema de ascenso que privilegia al equipo que ha quedado mejor, en caso de empate, por encima. Pero no es matemático todo. Lo ha vivido hace pocos días el otro gran equipo de la ciudad, el Unicaja, perdiendo en una eliminatoria tres partidos en el Carpena y ganando dos fuera.

“Tiene cierta lógica de que se recompense que el equipo que más alto ha quedado en la tabla juegue en casa, pero esa dinámica está para romperla. Todo pasa por La Rosaleda. En este tipo de partidos, no solo se juega el fútbol y también hay una parte mental”, decía Alfonso Herrero, uno de los capitanes del equipo, el martes. “Todo pasa por La Rosaleda”, una frase que debe calar pero con el espíritu del segundo tiempo ante el Celta Fortuna, no con el del primero, en el que el estadio se le cayó encima al equipo.

stats