Sergio Pellicer abre el debate sobre sí mismo

El técnico sorprendió tras la derrota ante el Castellón repitiendo que “no voy a ser un problema” al analizar la situación del equipo cuando la discusión sobre su figura no es candente

"Yo no voy a ser un problema"

El eje roto del Málaga

Sergio Pellicer da órdenes ante el Castellón.
Sergio Pellicer da órdenes ante el Castellón. / Carlos Guerrero

Sorprendió en la rueda de prensa posterior al partido contra el Castellón escuchar a Sergio Pellicer expresar varias veces que “yo soy malaguista, no voy a ser un problema”. Con diferentes palabras, pero la misma idea. Que si alguien no lo ve, da un paso al lado. Hay a quien le gusta más y a quien la gusta menos el técnico de Nules, pero no era un debate candente en el malaguismo si había que prescindir o no del entrenador a día de hoy. Él mismo, con sus palabras, se puso en el foco. En su discurso mezcló esas palabras con otras mirando al futuro, destacando la implicación de sus jugadores y expresando el deseo de una segunda vuelta buena para “surfear el tsunami”. Pero quedaron esas reflexiones, unidas a una entrevista en la Cadena Cope durante la semana en la que dejó caer que este no era un proyecto de entrenador, sino de club, que él acababa el 30 de junio y que su única manera de quedarse era subir, recalcando que el técnico del Castellón tenía cuatro años de contrato.

¿Hay dudas sobre Pellicer? No internamente, no hasta el momento. Se valora su gestión del grupo, su conocimiento de la casa, implicación, capacidad de trabajo y la conexión natural con un proyecto que pasa por contar con gente de la casa y joven, un ecosistema con el que está acostumbrado a lidiar habitualmente. Después de vender que es un proyecto para dos años, con el equipo metido en play off con cierta holgura toda la temporada, no parecería coherente prescindir de él ya. Pero el mensaje está ahí. Y es evidente que el equipo se ha caído tras el parón invernal, que se pensó que sería bueno para recuperar a la cantidad de lesionados que había y para poner en órbita a los que habían regresado recientemente. Pero no. El Málaga juega peor, es menos sólido y suma menos puntos conforme avanza la temporada. Es otro contexto distinto completamente, pero recuerda en cierta manera a lo que decía Muñiz cuando se hizo cargo del equipo al bajar a Segunda y cuando refería que lo esencial era “detener la caída”. Fue lo que consiguió el entrenador asturiano, pero llegó un momento en el que se veía complicado el play off y se optó por relevarle. En este caso, ha sido Pellicer quien lo ha puesto sobre la mesa tras la derrota ante el Castellón.

El problema es acuciante en La Rosaleda, donde se exhibe falta de ideas para superar a los rivales. Sólo se ha ganado uno de los seis últimos partidos (Algeciras), con tres empates (Castilla, Córdoba y Sanluqueño) y dos derrotas (Alcoyano y Castellón), con sólo cuatro goles marcados y tres veces a cero. Son 18 puntos en total, los mismos que se han sumado fuera de casa, donde la imagen pese al empate del Intercity y la derrota en Ceuta ha sido mejor. De hecho, se han marcado casi el doble de goles fuera (18) que en casa (11). Parece más cómodo sin llevar la iniciativa el Málaga. Hubo varias situaciones claras de último pase, sobre todo en el primer tiempo, ante el Castellón que fueron mal ejecutadas y acabaron en nada.

No se puede separar del análisis el tema físico y las lesiones, pero es algo común a todos los equipos con lo que hay que lidiar. Pellicer está dando cancha progresivamente a cada vez más canteranos para suplirlo. Son momentos de zozobra y, después de empezar muy bien tras un verano que dejaba dudas, el Málaga se enfrenta a un momento importante en el que hay que sacar puntos. No es ningún drama jugar el play off, pero hay que llegar en la mejores condiciones y crecer como equipo para amarrarlo y jugarlo con confianza.

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