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Torrontegui, el adiós de mucho más que un masajista

El ERE a los trabajadores del club acaba con la trayectoria del prestigioso y carismático fisio

"Se cierra una etapa en mi vida profesional, pero no en mi corazón, que será siempre malaguista", dice

Torrontegui, el adiós de un malaguista

Por las manos de Marcelino Torrontegui habían pasado los mejores ciclistas de los años 90. Desde el 26 de julio de 1999 comenzó su etapa en el Málaga, coincidiendo con el estreno en Primera del club. Desde entonces fue algo más que un masajista o un fisioterapeuta. Fue un embajador que hizo malaguismo allá por donde fue. Olímpico en varias ocasiones (Atlanta'96, Sidney'00, Atenas'04, Pekín'08, Londres'12, Río'16 y, si el coronavirus no se hubiera cruzado, en Tokyo'20), el COE y la Federación Española de Ciclismo le reclamaban puntualmente para los Mundiales o los Juegos por sus cualidades.

El ERE que afecta a varias decenas de trabajadores del club se lleva por delante a Torron. Es época dura económica, él la vivió de cerca en el anterior ajuste a mediados de la primera década del siglo. El administrador judicial, José María Muñoz, ha tenido que meter la tijera y cortar a gente muy imbricada con el club desde años atrás. Los dispendios de la era Al-Thani propician situaciones tristes, como ésta.

En un vídeo distribuido por el club, que quiso despedir públicamente a Torrontegui como merecía, recordaba el asturiano, de forma emotiva, su periplo en el Málaga, que se ha extendido por más de dos décadas. "Se cierra una etapa en mi vida profesional, pero no en mi corazón, que será siempre malaguista. Desde que llegué, el 26 de julio de 1999 empecé aquí, creí que iba a ser para algún día y fíjate dónde hemos llegado. He vivido cosas buenas, he conocido gente maravillosa y he descubierto grandes cosas en el fútbol", decía un emocionado Torrontegui.

"Agradezco a todos los estamentos del club, a todos los presidentes, a todos los departamentos del club, al cuerpo médico, a Juan Carlos Pérez Frías, Vicente de la Varga, Dani y Nacho Pérez Frías, a mis compañeros fisios, a Gustavo Pérez Reina, Javi Souvirón, Fernando Lacomba, Iván Medina, Luis Barbado... Me han enseñado mucho, me han aguantado, hemos compartido muchas cosas y momentos. A los Pichitas, qué decir de Zambrana y Salcedo. A todos los jugadores, entrenadores, a la afición, qué voy a decir de ellos, me han tratado de manera exquisita. Al Frente Bokerón, a las peñas, a Malaka, Asociación de Peñas, que me trataron maravillosamente, a la prensa, que ha tenido un trato exquisito conmigo. Espero que no sea un adiós sino un hasta luego y que en un futuro los caminos del Málaga y mío nos volvamos a unir. Gracias por todo lo vivido en estos años", se despedía.

Torrontegui se había asentado con la familia en Málaga, donde su descendencia crece. Su hija, Carlota, es una joven nadadora que despunta a nivel nacional y que trabaja en el Centro de Tecnificación de Inacua. Su hijo, Samuel, juega en las categorías inferiores del club. Si algún día se acercan por la costera Candás (Villa de Olímpicos, reza en la entrada), su localidad natal, podrán ver cómo hay trozo de malaguismo en el Restaurante Torrontegui, regentado por la familia, mientras se degustan manjares de calidad.

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