El triángulo de seguridad del Málaga CF

El Málaga es el menos goleado del Grupo II de Segunda RFEF y el segundo de la categoría apoyado en un trabajo colectivo en el que lucen el portero y la pareja Nelson-Einar

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Los árbitros de la Copa

Einar Galilea, saliendo a El Maulí.
Einar Galilea, saliendo a El Maulí. / Carlos Guerrero

Mantener o no el candado en la portería como hasta ahora determinará el futuro del Málaga en esta temporada. Es un equipo alegre en casa, algo más pragmático fuera. Pero está mostrando una solvencia defensiva que suele ser fetén para los equipos con altas aspiraciones. Con alguna excepción, como aquel Zamora de Munir con el equipo en la zona media-baja de Segunda, el portero menos goleado es el de un equipo top de cada categoría. Sólo la Real Sociedad B, segunda en el Grupo I con 18 puntos tras 10 jornadas, ha recibido menos goles (cuatro) que Alfonso Herrero (cinco). En el Grupo II, es el Algeciras (siete) el siguiente.

No es el Málaga un equipo defensivo, la mitad de los jugadores que suele alinear Pellicer tienen talante ofensivo y los laterales tienen recorrido y llegan. De hecho, tanto Víctor García como Gabilondo han originado goles. También Dani Sánchez empuja. Sí tiene un perfil más defensivo Murillo, que lo hizo bien en los minutos de los que dispuso en Antequera. Fue Loren Burón en esa banda derecha del ataque antequerana quien más problemas causó en el partido. Es una solución que tiene a mano Pellicer y es muy posible que el canterano tenga minutos en Lasesarre este miércoles, la duda es sin en el carril o en el centro de la defensa, porque con las lesiones de Juande y Moussa la pareja Nelson-Einar hay que cuidarla como oro en paño.

El Málaga ha encontrado estabilidad en el centro de la zaga. Los últimos partidos de la pareja formada por el portugués y el vasco están siendo cada vez mejores. En el partido ante el Real Madrid Castilla, aunque los filiales blancos tuvieron tres ocasiones claras, ejercieron de bomberos continuamente en un día en el que el equipo se partió. Y en Antequera tuvieron una actuación impecable, apenas concedieron. Cuando en algún balón parado el equipo no estuvo expeditivo ahí andaba Alfonso Herrero. Es cierto que Loren Burón no eligió bien tras desbordar varias veces pero también hay que darles el crédito a los zagueros por destruir.

La defensa malaguista empieza con la presión salvaje que ejerce Roberto en la salida de balón rival. El 0-2 que sentencia el partido en El Maulí tiene ese premio, cierto es que se sabía que el Antequera arriesga en la salida de balón y el equipo de Javi Medina fue fiel a su estilo, lo que le ha llevado al lugar en el que está. El cordobés también le dio tras un robo un buen pase a Larrubia que el malagueño no acertó a ejecutar en esa suerte.

El triángulo Herrero-Nelson-Galilea, no obstante, es un buen punto de apoyo para el crecimiento de un Málaga que tras encajar goles en los tres primeros partidos ante Castellón, Atlético B y Atlético Baleares sólo ha recibido en los siete siguientes encuentros un tanto, el de Caye Quintana en el Nuevo Colombino. La perogrullada es evidente, pero si no se encaja no se pierde. Y eso vale para ganar también en partidos malos como el del Melilla o para hacer bueno con la victoria en Antequera y las derrotas de Castellón e Ibiza el sufrido empate ante el Real Madrid Castilla. Son 23 puntos de los últimos 27 posibles los que ha conseguido el Málaga. De momento, sólo vale para ser tercero, pero son las bases para lograr algo importante. “La racha es buenísima, con trabajo en el día a día y creyendo en el proceso, pero con toda la humildad vamos ahora a la Copa del Rey y al siguiente partido de Liga”, decía Kike Pérez, director general del club tras el partido de Antequera. Fue un subidón de autoestima para el malaguismo, que pasado ya el primer cuarto de temporada ve que hay algo sólido, un equipo reconocible que honra al escudo. Que empieza por un triángulo defensivo potente.

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