UD Las Palmas - Málaga CF: Latidos blanquiazules (2-2)
Un golazo del canterano Álex Calvo a los cuatro minutos de debutar en Segunda permite al Málaga CF conseguir un punto que le deja a nueve puntos de la salvación momentáneamente
Las fotos del partido
Latidos blanquiazules en Gran Canaria. Camino a Primera RFEF, el Málaga CF jugó su mejor partido de la temporada en el campo del mejor equipo de la categoría. Quizá un sueño, quizá un falso espejismo que da esperanza. Pero 90 minutos de verdad, cuánto han tardado. Es un empate jugando de tú a tú, al fútbol, al Las Palmas, que apilaba victorias seguidas y que en su campo es intratable (2-2). Es un punto, claro está, insuficiente. Son nueve hasta la salvación, 10 si este domingo el Zaragoza empata o gana ante el Leganés. Pero también es un recordatorio de que este equipo no es un cadáver.
Es un partido con el sello de la Academia. Es verdad que ha habido jugadores que han desperdiciado oportunidades de abajo y que no se han consolidado. Pero la celestial aparición de Álex Calvo, tanto en el césped como cuando le dieron un micrófono, es una flor en el campo de batalla deportivo e institucional que es el club de Martiricos a día de hoy. Marcó un golazo de bandera. Un eslalon en su banda natural, la izquierda, devolvió año de vida al malaguismo y recordó que siempre saldrá el sol y que el Málaga CF no morirá pese a los cuchillazos. Un paradón de Rubén Yáñez en el descuento permitió seguir soñando.
El Málaga hizo un primer tiempo ejemplar, de mucho nivel. Pese a recibir el enésimo golpe a los tres minutos de partidos con unas manos de Esteban Burgos que sólo se entienden desde el nuevo fútbol (los jugadores tienen que comprender también los tiempos del balompié en que juegan). Jonathan Viera, seguramente libra por libra el mejor futbolista de la categoría, transformaba la pena máxima.
¿Qué esperar de un equipo desahuciado en desventaja ante otro que tenía la opción de ponerse líder? Los augurios no podían ser más pesimistas, pero el Málaga rompió a jugar al fútbol. Seguramente fue la imagen perfecta de lo que se imaginaba en verano que sería este equipo y que apenas se ha visto. Presión ordenada y feroz para robar el balón, buena colocación, ideas claras para atacar las zonas débiles a la espalda entre centrales y laterales, buena circulación de balón con Ramón al frente de las operaciones y Villalba dando toques de distinción... Al cuarto de hora, un centro a balón parado con el guante de Cristian Gutiérrez puso el balón entre el punto de penalti y el área pequeña del área pequeña de Vallés y Juande se anticipaba al meta para tocar la bola con la cabeza y recibir un buen tortazo del rival. Tras unos segundos de desconcierto, González Esteban señalaba el punto de penalti. Y Fran Sol engañaba al cancerbero y ponía el 1-1 en el marcador.
Después, media hora de gran fútbol del Málaga en los dos sentidos. El Las Palmas apenas pisó el área blanquiazul. Y los de Pellicer tenían el balón y estaban bien puestos en tres cuartos del campo rival. Villalba creaba desequilibrio y Fran Sol, tras iniciar la jugada de forma fenomenal, desaprovechó una ocasión clarísima tras una gran conducción del valenciano, que se la puso botando para que el ariete, esta vez en un penalti con el balón en juego, la lanzara a las nubes con todo favor. Minutos después, una no tan nítida, pero también erró. Se llegaba al descanso con el 1-1 en el marcador y la sensación de que los canarios se habían escapado vivos tras ver, probablemente por contexto y rival, los mejores minutos de la temporada del Málaga CF.
Tras el paso por el vestuario, el partido era distinto. Más equilibrio, sin que el Málaga le perdiera la cara al encuentro. A la hora de partido, a Ramón se le acabaron las baterías y el de Órgiva había sido el hombre que había guiado al equipo. Tuvo opciones el Málaga. Fran Sol remató un centro desde la derecha y Vallés lo sacó, no llegó por muy poco a un caramelo desde la izquierda de Cristian y Rubén Castro, en su casa, perdonaba una de esas jugadas por las que se le fichó, un remate nítido a un centro de Delmás al que no supo darle fuerza. La respuesta del Las Palmas, en el que Viera y Moleiro habían dado síntomas de conexión y despertarse con Loiodice apareciendo por el balcón del área. Pejiño agarró un balón en la banda derecha, caracoleó y soltó un obús con la zurda que se coló justo al lado del palo de Rubén Yáñez. Tras 75 minutos, el Málaga parecía haber hincado la rodilla.
Ahí apareció Álex Calvo, el capitán del juvenil que tumbó al Barça y que le apretó mucho al Madrid, campeón de la Copa justo este sábado. Cuatro minutos después de su debut como profesional se inventó una jugada prodigiosa. Domó como los peloteros caros un pase de 50 metros, encaró, se marchó de Suárez y Curbelo y acabó con un punterazo, recurso callejero, con su zurda para batir a Vallés y colocar el 2-2. Qué debut del chaval, iluminado. El penalti del 1-1 lo crearon Cristian y Juande, Ramón dio un recital y Calvo sacó un punto con la ayuda de un Yáñez providencial. Latidos blanquiazules. Mientras hay vida...
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