Víctor, el delfín de Míchel que prioriza la "gestión emocional"
Málaga CF
El nuevo técnico del Málaga fue segundo del ex en sus etapas en Getafe, Olympiacos y Sevilla
Trabaja con la empresa Sported, que fomenta "metodologías exitosas en gestión de deportes de equipo aplicadas a entornos de empresa y familia"
Son curiosos los recovecos del fútbol. Víctor Sánchez del Amo, nuevo técnico del Málaga, fue segundo técnico del que fuera durante algo menos de un año técnico malaguista, Míchel, que ocupó el cargo desde marzo de 2017 a enero de 2018. Hasta en tres etapas (Getafe, Olympiacos y Sevilla) compartieron proyecto y banquillo. En esas etapas, Víctor coincidió con dos jugadores del plantel, Adrián González y Miguel Torres.
Míchel confió en un joven Víctor (34 años), recién retirado tras una carrera futbolística que le llevó, tras salir del Real Madrid, del que fue canterano pata negra, al primer equipo blanco, Racing de Santander, Deportivo, Panathinaikos y Elche, donde colgó las botas con 32 años. Víctor era un fino interior diestro, justamente como Míchel, ídolo presente en toda su carrera, como jugador y entrenador. Ganó como futbolista una Champions, dos Ligas, una Copa, tres Supercopas y un Europeo sub 21.
De 2010 a 2015, Víctor formó parte del cuerpo técnico de Míchel. Primero en Getafe, después en Sevilla y más tarde en el Olympiacos. "Víctor será el nuevo Míchel", solía vender la prensa de la capital allá a mediados de los 90 cuando el nuevo entrenador malaguista emergía desde La Fábrica en una recordada generación con Raúl González, Guti y Álvaro Benito como puntas de lanza. Sin llegar a sus cotas, tuvo una gran carrera, fue internacional absoluto con España con Camacho y Luis Aragonés y amasó más de una década de buena trayectoria en la élite.
"¡Es muy fuerte! porque Míchel ha sido mi ídolo desde pequeñito. La sola idea de suplirle me parece superchocante. ¿Cómo me puede suceder esto?", declaraba cuando se le comparaba con Míchel y tomaba su relevo al darle Fabio Capello la alternativa continuada en el primer equipo. Con 20 años jugó más de 30 partidos en un Madrid campeón de Liga. Y el año siguiente, 28 con un campeón de Champions. A lo largo de su carrera, Víctor fue entrenado por técnicos de prestigio y diferente ideario, casos del italiano, Jupp Heynckes, Jabo Irureta o Joaquín Caparrós.
Tras un buen arranque en solitario el Deportivo, en el que potenció a jugadores como Lucas Pérez o el ex malaguista Luis Alberto, en Olympiacos y Betis tuvo tropiezos. En Helipolis rescató a Dani Ceballos del ostracismo de Poyet y le puso en órbita. El utrerano ha alabado alguna vez públicamente la confianza que le dio y ese mismo verano de 2017 sería MVP del Europeo sub 21 antes de fichar por el Madrid. Pero una demoledora racha de resultados laminó a Víctor antes de acabar la Liga. La gestión del vestuario le pasó factura en La Coruña y El Pireo. Quizá por ello trabaja aspectos mentales. Su última aparición pública antes de su fichaje se produjo en el marco del máster de psicología deportiva y coaching de la Universidad Europea.
En estos casi dos años sin entrenar, Víctor no ha estado parado e inició nuevos proyectos, como la empresa Sported. "Creamos programas inspirados en metodologías exitosas en gestión de deportes de equipo aplicadas a entornos de empresa y familia", decía en una entrevista reciente en La Galerna, en la que glosaba la importancia de la gestión emocional. Algo ciertamente determinante en el estado actual de la plantilla del Málaga, que parece con la confianza por debajo del suelo. "Hay una frase que no me canso de repetir a mis hijos, a mi staff y mis jugadores: “La complacencia y la comodidad son los peores enemigos del rendimiento", sostiene.
"Nos ficharon con el objetivo de enderezar dinámicas muy negativas en entornos muy frágiles y volátiles por diferentes circunstancias. En ambos clubes logramos los objetivos para los que fuimos contratados, salvar a los equipos del descenso a Segunda, y además conseguimos una revalorización de activos muy notable que generaron grandes beneficios económicos", resumía sobre sus experiencias en Betis y Deportivo. Le toca una gestión de crisis importante en el Málaga a Víctor SDA, que unifica las iniciales de sus apellidos para crear imagen de marca.
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