Digno, honrado y luchador

Málaga CF

Weligton deja el fútbol tras una década entregado en cuerpo y alma al Málaga. 285 partidos y nueve goles, sus números. Emotiva despedida a uno de los gigantes en la historia del club

Weligton, en su rueda de prensa de despedida.
Weligton, en su rueda de prensa de despedida.
Víctor Miralles

17 de mayo 2017 - 14:11

El día llega como parte del ciclo vital. Y no fue por dejar de luchar. Nunca se rindió porque el pundonor ha sido la base de una historia con final feliz. Weligton Robson Pena de Oliveira entona el hasta luego que nunca se quiso oír en La Rosaleda, su casa, su templo. El Málaga fue el último puerto, el definitivo, para la vida del joven granjero que dobló su espalda cuanto fue necesario para alcanzar la felicidad. La suya, que no se entiende sin la de su familia. Gisele, Rayane y Rayssa acompañaron al brasileño sobre la tarima en las entrañas del coliseo blanquiazul durante su último alegato. El que cierra el glorioso capítulo del eterno tres. El último capítulo del capitán.

Sólo las piernas pueden frenar a uno de los grandes centrales en la historia del club. Quizá el mejor; los más veteranos serán los apropiados para otorgar la etiqueta. En enero cedió solidariamente su puesto para la incorporación de un futbolista sin pasaporte europeo. Apoyó al Gato y Míchel estos meses mientras cundían las horas extra de gimnasio y readaptación para volver a disfrutar de la competición sobre el césped. El momento no llegará; sí podrá estar sobre el tapete de Martiricos para recibir una última vez el amor correspondido de la grada.

285 partidos (217 en Primera, 38 en Segunda, 19 en Copa y 11 de Champions League), casi 25.000 minutos y nueve goles son los números de Weligton. Imposibles sin entender su pasado. "Mis padres son los principales responsables de que esté aquí, dieron todo de sí para poder educarme, para que sea un hombre digno, honrado y luchador. Porque mis padres pasaron hambre pero nunca me dejaron faltar nada", es el primer alegato del que un día fue un trabajador del campo en Fernandópolis, su ciudad natal hace 37 años. "Fue muy difícil nacer de una granja y poder triunfar. Fueron muchas las dificultades que se vivieron para valorar el día a día, valorar todo lo que he conquistado", es una continuación. Su fidelidad se comprende desde el punto de vista del hombre que buscaba un futuro estable. Y lo tuvo.

Llegaba en 2007 desde el Grasshoppers a un club en vías de supervivencia. "Desde el día que llegué a este club no es secreto que mi intención no era venir al Málaga, sino salir de Suiza, y cuando me dijeron que tenía la oportunidad de venir a España ni siquiera miré el club ni la ciudad. Y cuando aterricé en esta ciudad no sé por qué algo me dijo que esta era mi casa", recuerda Weligton, omnipresente en la zaga. Pasaron los Hélder Rosario, Cuadrado, Stadsgaard y muchos más por el camino. Llegaron Mathijsen o Demichelis; siempre estuvo ahí. Formó, de hecho, la pareja histórica que disputó la Champions League junto al argentino, al que define como "uno de los más grandes". Los dos policías del grupo decidieron entregar la placa con un margen de 48 horas y serán para siempre los inmortalizados ante Panathinaikos, Zenit, Anderlecht, Milan, Oporto y Borussia Dortmund.

Weligton vivió el proceso mutuo de crecimiento con el club. Motivo más que suficiente de satisfacción: "Nunca me imaginé que podría ser un jugador profesional y mucho menos estar en un club como el Málaga y vivir lo que he vivido. No llegué a jugar con ninguna selección ni gané un título, pero soy un vencedor". Y si bien esos tiempos megalómanos de los Isco, Joaquín o Baptista pasaron, su ambición es que pase el siguiente y mantenga alto el pabellón: "Quiero desearos de todo mi corazón que pongáis este club lo más alto para que siga creciendo y podamos estar entre los más grandes de Europa".

No puede dejarlo sin un intensísimo epílogo de agradecimientos a cada uno de los que le acompañaron. Técnicos, médicos (indispensables en sus últimos meses), pichitas. A directivos o periodistas. A sus compañeros, los que además lo acompañaban al completo en la sala de prensa de La Rosaleda con rostro emocionado cual fuera la marca que hubiese dejado el brasileño y el Málaga en su corazón. A esa fiel afición que tanto coreó el nombre de Weligton. A "Al-Thani por la oportunidad, por haber hecho un Málaga grande", también.

El devenir del central no pasará tan pronto por el Málaga. Los caminos se separan por el momento para seguir centrándose en el eje fundamental de su vida. Gisele, su mujer, "dejó su carrera para seguir mi vida y mis sueños". Ahora, le decía en gesto sincero, "quiero dedicarme a vivir tu sueño y estar a tu lado y mis hijas". Pero esto no es un adiós. En Málaga deja infinitos lazos de todo tipo. "Os quiero muchísimo, nuestras vidas se cruzarán en un camino más adelante. No sé si pronto o más tarde, pero sé que volveré a la que siempre será mi casa", avisa. Por todo, gracias Weli.

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