Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
Yanis Rahmani fue uno de los rostros del Málaga 2020/21, equipo construido con pocos medios, retales en muchos casos. Se fue el vasco franco argelino con una sensación amarga de Málaga, la de no haber disfrutado del público de La Rosaleda. Un jugador caliente, con mucho nervio y temperamento, que siempre que podía declaraba ese pesar de no disfrutar en su plenitud de su estadio. Fue una relación muy fructífera la que hubo entre Yanis y el Málaga. El club se sirvió de un jugador titularísimo para Pellicer, no en vano jugó 42 partidos de los 45 oficiales que disputó el club. Dos de ellos se los perdió por la cláusula del miedo que impuso el Almería, equipo que lo cedió. Y otro, por una roja ante el Logroñés que la causó una sanción. En total, fueron seis goles y cinco asistencias lo que produjo en números brutos Rahmani, convertido también en uno de los jugadores con más faltas recibidas de la categoría. Su hambre era contegiosa. A veces sobreacelerado o individualista, la balanza caía sin dudar a favor.
Se coqueteó con su fichaje, se trabajó en él, pero el jugador también se aprovechó de su estancia, cogió la oportunidad con las dos manos, y se produjo su revalorización (llegó valiendo, según transfermarkt 400.000 euros y se fue en el millón de euros). La oportunidad de volver a su tierra de adopción propició que Yanis optara por la oferta del Eibar, que pagó 1.5 millones por su fichaje al Almería, algo prohibitivo para la realidad del Málaga. El músculo del equipo que desciende, como sucedió con el club armero, marca la distancia por la compensación de LaLiga. Y no hubo más debate.
La vida futbolística no es tan feliz para Yanis en Ipurua como lo era en La Rosaleda. Alterna suplencias con incomparecencias. Por ejemplo, en los ocho últimos partidos jugó 31 minutos repartidos en cuatro encuentros, en los otros ni jugó. Su última titularidad data del 19 de octubre, cuando el Eibar ganó 0-1 en Tenerife. Sí jugó los 90 minutos la pasada semana en Copa ante el Gernika. Ha participado en 11 partidos, con 370 minutos en Liga y 90 en Copa. Empezó como titular, pero poco a poco se fue desvaneciendo. No ha asistido ni ha marcado, ha jugado más de extremo izquierdo (en Málaga lo hacía más a pierna cambiada y marcó algún golazo). Ya se sabe el peligro del síndrome del ex, véase el ejemplo de Borja Bastón no muy lejano en el tiempo. Su "Why not?" fue un tiempo gasolina para pensar incluso en algo más que la salvación el año pasado. A sus 26 años, Yanis intenta hacerse hueco en el Eibar. Parece que no como titular, pero el Málaga sabe cómo se las gasta.
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