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Antonio Cordero padre había visto todos los partidos que había jugado en su vida Antonio José Cordero Campillo (Jerez de la Frontera, 2006) en el campo, desde la grada. "Todos, lo había visto jugar hasta en Estados Unidos y en Dubái", relata al teléfono el progenitor del que ya es una leyenda del malaguismo con sólo 17 años. Su gol en Tarragona es ya indeleble en la memoria y entra en un escueto santoral con Antonio Hidalgo, Guede y pocos más. Pero su padre no estuvo esta vez en el Costa Daurada. "Pensaba que si iba y había que volver para recoger al chiquillo, nosotros somos de Jerez y en la Universidad Laboral ya no había sitio para dormir al haberse acabado el curso, no nos daba tiempo. Y no lo vi en el campo, pero no importa, lo disfruté muchísimo. Es la noche soñada para cualquier padre", relata con mucha humildad: "A mi coche en 3 años le he hecho medio millón de kilómetros, voy a Málaga mucho. Fui para la llegada, lo disfruté mucho allí en el aeropuerto, fue impresionante, histórico. Nos volvimos después a Jerez. Y ahora vamos para allá otra vez...". Así era el día después del padre de la criatura. Y de su familia. La madre, Brigi, y la hermana pequeña, Alma, que disfrutan con lo que está viviendo el hijo mayor. Cuando se le cuestiona a Antonio padre por cómo fue ese segundo eterno en el que el hijo aguardó a rematar a que se venciera el defensa y el portero dudara la sensación fue compartida: "La verdad es que me recordó al de Iniesta en el Mundial, aguantar ese instante a que caiga el balón y pum, para adentro, y el balón entra entre en el momento preciso. Esa sangre fría y para adentro, parece que estaba iluminado".
¿Pero quién es Antoñito Cordero? Su primer gol oficial con el primer equipo fue en tierras catalanas. Con 16 años ya debutó en el primer partido en casa en Primera RFEF, el que se ganó ante el Atlético con el gol en el descuento de Einar Galilea. Ha hecho una gran temporada en el filial a las órdenes de Funes, ha marcado 12 goles. Ha tenido la humildad de competir con el Malagueño con la misma hambre y fiereza que con el primer equipo, algo que se ha valorado en el club porque los chavales se suelen despistar cuando están en la órbita superior. Ha ocurrido en entrenamientos prácticamente durante toda la temporada. Ha sido constante su presencia en la selección española sub 18 también al lado de su compañero de generación, Izan Merino. Ha intervenido en 16 encuentros de temporada regular con el primer equipo y sólo en el rato de Tarragona en la liguilla, suficiente para pasar a la historia. Un jugador que es eléctrico, con regate y chispa, pero también con remate, que puede jugar por todo el frente de ataque sin problemas. Con buena planta (1.78 metros), con capacidad de desborde y con gol, algo que se paga caro en el fútbol.
El héroe de Tarragona está en el Málaga gracias al Betis. Es una historia curiosa y en la que el padre tiene su influencia. "Empezó a jugar en el Jerez Alternativa, con Rafael Choquet, ex jugador del Cádiz en Primera División. Siempre le estaré muy agradecido. Me iba a las cuatro de la mañana a trabajar y él se quedaba en el verano y entrenaba al niño. Lo quiero casi como a mi padre. Estuvo después un año en la cantera del Cádiz y de ahí al Sevilla, tres años, el último de alevín y los dos de infantil. Después hubo una temporada en el Betis, aunque lo quisieron firmar ya por el Málaga, pero ya había dado mi palabra y para mí eso es una escritura. Después de un año, no se sentía a gusto allí y quería volver al Sevilla, pero no fue posible, nos liberaron pero con la condición de que no volviera al Sevilla...", relata el padre del protagonista. Y ahí empieza la historia con el Málaga, gracias a ese veto.
"Jugamos contra el Málaga en el Campeonato de Andalucía y tenía buenas referencias, vimos a los jugadores y me gustó cómo entrenaban. Él me preguntaba que por qué íbamos a un equipo de Segunda División. Le pedí que me hiciera caso, creía que era el sitio adecuado. Imáginate si hemos acertado.... El primer año de cadete ya quedó con ocho partidos menos tercer máximo goleador. Después el San Félix, con Gabriel Calderón, después con Iñaki Goitia. Lo volvió a coger Iñaki en juvenil, es el entrenador que más rendimiento le ha sacado junto a Manolo Corona, del Sevilla. Le costó dos meses, el equipo era una piña desde chicos, pero rápidamente se integró y ya está ahí desde hace tres años. A Iñaki lo quiere muchísimo", prosigue la explicación.
Cordero ya dijo tras el partido que Kevin y Pellicer le habían asegurado que iba a marcar en Tarragona. El consejo de su padre fue que "estuviera preparado, era un partido importante y difícil para el Málaga, en las circunstancias de revulsivo en las que, lógicamente, le utiliza Pellicer tiene que aprovechar cada minuto de juego. 'Tienes un minuto, tienes que correr más que nadie'. Este verano pasado nos comentaron que le harían ficha del filial y pensábamos que si no era mejor hacérsela del juvenil por si después no contaban con él. Capote nos dijo que el entrenador lo tenía muy claro, pero en el fútbol mandan los resultados y puede venir otro técnico...", razonaba el padre de Cordero, que desde siempre le ha inculcado a su vástago que "el sacrificio es lo importante, hay que dar siempre al 100% en todo en la vida. La familia está volcada con él para que no se sienta solo y hacemos muchos kilómetros, es un dinero al mes y un sacrificio venir a Málaga tantas veces, es el sueldo de un trabajador en gasolina y peajes. Si el fútbol no va bien, al campo a trabajar. Es algo que siempre le he transmitido. El futbolista vive en una pompa que no es el mundo real".
"Sólo la pelota", responde Antonio padre sobre cómo era de niño el autor del gol que ha llevado al Málaga CF a Segunda División: "No le gusta ni ver el fútbol, jugar y jugar. Desde siempre. Su pelota y a jugar. Y mira, ahora está también en la selección española, no es fácil ir desde un equipo en Primera RFEF, tiene mérito, es un orgullo llevar esa camiseta". Cordero tiene contrato hasta 2025 con el Málaga, se le renovó después de que cumpliera los 16 años, cuando se puede hacer el primer vínculo profesional. El hecho de estar en órbita selección española y de su rendimiento con el filial y sus chispazos con los mayores le hace ser un jugador muy codiciado. "En Málaga se siente muy querido, le han dado sitio, lo quieren. A nosotros nos han preguntado por él todos los clubes de España, los más grandes, pero el sentimiento no tiene precio. Lo que sea en el futuro, será, pero lo que está viviendo en Málaga ¿quién te dice que en otro sitio lo vivirá? Tiene un camino por delante, qué más le va a pedir a la vida, está en un club de Primera que por circunstancias está ahí. Ahora a reventarla, el objetivo es estar en Primera, por ciudad, club e historia, cómo no hacerse malaguista en estos tres años. Me saqué el carné del Málaga estando en el Sevilla. La familia de mi mujer es de allí, lo hice por ayudar y no fui a ver ningún partido. Intentamos tener valores, el dinero le gusta a todo el mundo, está claro, pero estamos acostumbrados a comer huevos y papas. La semana pasada nos llegó una oferta 500.000 euros por temporada para ir a Arabia a jugar. ¿Pero qué precio cuesta estar a una hora y media de casa con 17 años?", argumenta el padre de Cordero para recalcar que el jugador está encantado en Málaga. De hecho, pide explícitamente dar las gracias a "Anabel, la jefa de estudios del colegio Alfonso X, le ha cuidado como si fuera su madre en todos estos años y eso no tiene precio. Él sigue estudiando, haciendo un módulo. Y tengo que citar a una persona muy importante para que Antonio u Ochoa estén ahí y es Isaac Gordillo, que no está ahora en el club. Le doy mi palabra de que es puro malaguismo, de lunes a domingo. Lo he visto en Jerez viendo partidos de prebenjamines viendo jugadores. Fue una persona muy importante y en la vida hay que ser agradecidos y reconocérselo".
Así es la figura de Antoñito Cordero, un joven jerezano de 17 años que será recordado eternamente por los malaguistas, algo así como el Pablo Guede del siglo XXI, sólo que con los mejores partidos de su carrera por delante. Aunque ni él ni ningún malaguista olvidará lo que ocurrió en Tarragona el 22 de junio de 2024. Con un camino ilusionante por delante y que es el paradigma a lo que aspira construir Loren Juarros en el Málaga. Jugadores de la casa que, si se van, sea cuando crezcan, vayan a un gran club y dejen un dinero. Y que demuestren compromiso con vestir la blanquiazul.
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