Antoñito Cordero, una explosión tremenda: "Es un niño especial, tiene mucho futuro en Málaga"

Quedan ocho semanas para que sea mayor de edad, así será el próximo 14 de noviembre. Seguramente no ha habido un adolescente en la historia del fútbol en Málaga con un impacto tan brutal como el de Antoñito Cordero. El héroe de Tarragona ofreció un recital de futbolista superior en Los Cármenes, culminando con gol y asistencia un partido de otro nivel. Fue una pesadilla para la zaga del Granada. De manera concreta, el zurdazo seco al palo corto que sorprendió a Marc Martínez para el 1-1. Su incidencia en el 2-2 fue total. Forzó la falta que lanzó con veneno y que el meta envió al córner que dio origen al dulce que colocó Cordero en el segundo palo para que Nelson cabeceara la igualdada definitiva. El jerezano tiró seis veces a puerta, cuatro de ellas entre palos, dio dos pases claves, recibió cuatro faltas y, además, ganó cinco de los siete duelos en los que participó. Encadenó su cuarto partido consecutivo jugando los 90 minutos, no frecuente en los jugadores de ataque. Pero es que su peso es brutal. Es diferencial en una suerte clave en el fútbol, el balón parado. Dos córners acabaron en gol, el del Mirandés con Dioni y este de Granada. Crea peligro en cualquier balón lateral. Además, ejecutó el penalti del Albacete. Suele ser síntoma de jerarquía en el equipo esos galones para ejecutar la estrategia.

La influencia de Antoñito es tal que ha participado en los siete últimos goles del Málaga, con tres goles y tres asistencias más el centro que se metió en propia puerta Pulido en disputa con Dioni y que valió la victoria ante el Huesca. No se computa en las cifras, pero sin su regate y centro no hubiera subido ese tanto, en el que tuvo influencia directísima, al marcador. Es fútbol ficción, pero si se hubiera suprimido el concurso de Cordero, el Málaga llevaría sólo un punto, el del empate a cero en Córdoba. En el resto de partidos ha tenido influencia en los puntos conseguidos. Sin él no se hubiera sumado más. Es un factor de análisis para introducir en el debate de aquellos que piensan que, sin haber renovado un contrato que finaliza en junio de 2025, no debería jugar hasta que no renovara. Loren explicó en su balance de final de mercado la postura del club después de desmenuzar todo el proceso que se ha intentado seguir con su renovación. Seguir dándole minutos y mostrándole con hechos y no palabras que es importante estimaba el director deportivo que era una manera de seducir al jugador, su familia y sus agentes para que prolongue su compromiso con el Málaga.

"Soy muy optimista con su renovación. Él entiende que tiene una progresión tremenda y sabe que aquí está en su casa, donde se le quiere y se apuesta por la cantera", decía esta semana Kike Pérez, director general, en 7TV. El club trabaja en ello, es un tema ahora mismo capital y estructural, pero, paradójicamente, igual que sucedía con Roberto el año pasado, cuanto más brilla Antoñito más complicado parece que continúe de blanquiazul a corto y medio plazo. Puede ser que este Málaga espantara en Tarragona su atávico fatalismo y también en los despachos se ganen partidos casi imposibles, pero las prestaciones de Cordero y la dimensión a la que apunta como jugador complican ese escenario de vínculo contractual, aunque desde el club se transmitan buenas sensaciones. Contaba Loren la anécdota con el padre del jugador cuando se encontraron en la Ciudad Deportiva. "Si queréis, Antoñito va a renovar", refería el burgalés que le dijo el progenitor. El cambio de agente para ser representado por Pini Zahavi (Lewandowski, Flick, Nkunku...), con una cartera valorada en varios cientos de millones de euros, abre un abanico y sube el escalón. Por ejemplo, el israelí cogió las riendas del futuro de Gabri Veiga y sacó para la perla de la cantera del Celta un contratazo mareante en Arabia Saudí, pero con la cortapisa de una proyección inmediata menor para un chaval de 20 años, que parecía en órbita de selección absoluta por lo que hacía en Balaídos y ahora le cuesta ir con la sub 21. "Nos ofrecieron 500.000 euros por irnos a Arabia", señalaba Antonio Cordero padre cuando hablaba tras el ascenso de Tarragona.

Los veteranos de un vestuario detectan rápidamente qué chaval es especial, han visto a muchos desfilar. El ecosistema que hay en el malaguista es el propicio para la explosión de Cordero. Lo decía Alfonso Herrero tras el partido ante el Granada cuando se le preguntaba por el jerezano. "El techo se lo va a poner él solo, es un niño, ya nos dio el gol del ascenso el año pasado. Es un niño muy especial, tiene mucho futuro en Málaga, se está convirtiendo en alguien muy importante para el equipo. Los veteranos estamos para pararle un poquito los pies cuando se viene arriba pero también hacemos que no se nos venga abajo en ningún momento porque es un niño que nos va a dar mucho", vaticinaba el portero toledano sobre lo que supone Cordero para el entramado malaguista. En la misma línea iba Pellicer: "Hay que ir paso a paso. Está en un estado de forma excelso, pero tiene 17 años y la carrera es muy larga. Para eso estamos, para que vuelva a poner los pies en el suelo. Le he dicho después del partido que hay que seguir trabajando con la misma humildad en el día a día y hay que saber controlar los focos externos. Ya el año pasado apareció y este año igual. Lo más importante es que está hablando en el campo. Pero también quiero resaltar a los compañeros que hacen mejores a los jugadores jóvenes. Yo he estado en muchas plantillas y es complicado".

No gusta, como decía Loren, en el Málaga que se hable tanto de Antoñito, pero es inevitable. El magnetismo de un jugador especial, ya leyenda del club con sólo 17 años tras su gol en el Nou Estadi tarraconense, que está detonando ya con el aumento de radares del fútbol profesional, atrae muchos focos. Parece que su sitio más natural en el fútbol actual es partir desde la banda izquierda aunque ha generado también desde la derecha y en el futuro no sería extraño verle más centrado porque su conexión con el gol es nítida.Pese a lo que se habla sobre su futuro, el jugador está siendo un cañón en el césped, donde está la verdad del fútbol. Mientras se vista de blanquiazul se trata de disfrutarlo.