Burgos-Málaga CF: El rey de las tablas necesita fichar una dama (0-0)
Otro buen partido del equipo blanquiazul, que sigue teniendo poca pegada
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El Málaga regresa de Burgos con un 0-0. Son doce empates los que lleva y eso le ha dado la mitad exacta de sus puntos. Está atascado el equipo blanquiazul, que no pierde porque no lo merece, pero no vence porque no se lo gana. El debate, con el mercado de enero a la vuelta de la esquina, tiene que pasar ya del verde a los despachos. Le toca a Loren Juarros. Porque el rey de las tablas necesita una dama, una reina, una pieza definitiva.
Son seis partidos consecutivos sin sumar los tres puntos, con dos derrotas en mitad del recorrido y demasiados rivales (Zaragoza, Racing, Almería, Burgos) que se han escapado vivos. Hace tiempo que nadie sube la persiana en el Málaga, a quien nadie le puede negar el estajanovismo de base, su desempeño generoso y su abanico de virtudes. Pero es que no dan para compensar.
Y es mejor analizarlo desde la calma de los 24 puntos, a uno de alcanzar media de permanencia en una primera vuelta a la que le quedan dos jornadas. Una el miércoles en casa ante el Eldense (rival más que directo y contra el que La Rosaleda va a ser exigente en cuanto al resultado) y otra en El Molinón, justo donde este fin de semana ha caído el Sporting de Gijón contra el Racing de Ferrol por 1-3. Los 30 puntos siguen siendo un objetivo alcanzable, conviene no olvidaro. Pero es eso, le toca a Loren Juarros pescar otro delantero más fiable, con más gol que los actuales.
Hay ausencias y ausencias. En un Málaga de plantilla larga, Manu Molina se había convertido en el faro, en la brújula del equipo. Le tocó quedarse fuera por sanción ante el Burgos y Pellicer tiró de Ramón Enríquez. No le fue mal con el de Órgiva, que lucía brazalete y casi todo lo hizo con sentido.
Es cierto que empezó con sustito el encuentro, teniendo que hacer pronto una intervención a disparo de Ojeda. Luego hubo un intercambio de ocasione mellizas. Una de Lobete tras varios recortes en el área que replicó Álex tras sacar a bailar a Víctor García.
Era un encuentro de intensidad, con momentos de ida y vuelta pero que en general el Málaga controló. Llevó la iniciativa, como en algunas otras salidas, cambiando por momentos el bastón de localía. Acumuló no pocos saques de esquina, pero los burgaleses se defendieron con uñas y dientes.
Larrubia se topó con el larguero
Tuvo el 0-1 en sus botas Larrubia. Primero se lo negó Córdoba, con un cruce espectacular in extremis, cuando se coló en el área tras un balón perdido por el Burgos. Luego se topó con el portero. Dioni abrió para el 10, que ejecutó su jugada favorita, con un disparo cuya rosca escupió el travesaño con Cantero clavado.
También el Burgos dio un sustito con un remate de Florian casi en boca de gol que no encontró el carril hacia la portería. Un aviso para el Málaga, que en alguna transición sufrió. Quedó claro, no obstante, que a Ramis no le estaba gustando nada el desempeño de los suyos cuando realizó una doble sustitución al descanso.
Cuando Dani Ojeda y Curro aparecían, la cosa se agitaba. El Burgos, tras un córner, marcó. Fuera de juego claro de Florian, pero fue dio algo de alas al conjunto local. El Málaga seguía chocándose, como casi siempre, con sus propias limitaciones en tres cuartos de cancha, carente de último pase y de golpeo.
Pellicer decidió también dar un guionazo metiendo a Roko Baturina y a Izan Merino pasada la hora de juego por Dioni y Ramón. Poco a poco fue recuperando cierto control de la situación, pero sin concretar. Eso es precisamente lo que no hicieron ni Íñigo Córdoba (que se topó con Herrero) ni Roko. El croata cabeceó bien un centro de Puga. Picado y potente, pero ligeramente desviado.
Gastó sus cartuchos Pellicer con Ochoa y Jokin por un Cordero algo desdibujado y un Puga agotadísimo. Precisamente el marbellí comandó un ataque nada más entrar que no terminó de exprimir ningún atacante.
En el añadido -cortito de tres minutos porque no hubo nada- hubo un impacto entre Pastor y Espiau que obligó al colegiado a detener el duelo y dejar entrar a las asistencias. Eso provocó que se extendiese un poquito más pero era éste uno de esos partidos en los que pueden estar jugando ambos equipo tres días y nadie encendería un candil. Espera La Rosaleda el miércoles para despedirse de un 2024 para la historia.
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