Se busca un gestor de grupos
Un vestuario que no estaba tan unido como en años anteriores, un motivo básico de la destitución y tarea esencial para el técnico que venga
Las palabras en el fútbol se las lleva el viento y los resultados, también la presión, se llevan por delante las intenciones más firmes. “Estoy seguro de que José Alberto va a salir de aquí por la puerta grande. Va a conseguir sacar muy buenos resultados con esta plantilla, estoy convencido, a ver qué dice el tiempo”, decía en este periódico a finales de octubre Manolo Gaspar. Lo hacía desde la convicción. Un mes después, tras dos victorias ante Tenerife y Las Palmas en La Rosaleda, el equipo tocaba los puestos de promoción y volaba. Ya en la segunda mitad de enero, José Alberto estaba en la calle. Es el volátil mundo del fútbol, el armario de errores o apuestas fallidas está repleto para todos.
El ambiente se ha viciado, lo que era un idilio se ha roto tras conseguir un punto de 12 de casa tras haber hecho La Rosaleda un fortín. El 0-5 ante el Ibiza fue la sentencia para José Alberto. La primera intención era amortiguar y templar, pero tras el visto bueno del administrador para ejecutar la operación, medio año después de su llegada para construir un proyecto a medio plazo, José Alberto es destituido. El equipo es 14º, con 31 puntos, a siete del play off y con ocho de ventaja sobre el descenso, que marca precisamente el Fuenlabrada de Pellicer. No parece una situación límite cuando nadie en el club había verbalizado el ascenso como objetivo, por más que estuviera como ilusión.
Pero Manolo Gaspar ha dejado de creer en la apuesta que hizo en verano. Un técnico que tenía experiencia en la categoría, en Sporting y Mirandés, joven y con proyección. En Málaga apostó por Roberto y Kevin, que deja como principal legado. El vestuario no es tan sano y no está tan unido como en la dura travesía de las dos temporadas con 18 fichas profesionales. Haber conseguido sólo cinco de los últimos 21 puntos ha sido la puntilla, pero no son sólo los resultados. Han pasado varias cosas de consumo interno que denotan que el vestuario no estaba a muerte con José Alberto. Y se busca fundamentalmente un gestor de grupos que enderece esa situación. Más que por la clasificación, la decisión es por la deriva.
¿Por dónde irán los tiros ahora? Por abajo no hay un Pellicer ahora mismo. Funes es transitorio, pero su trayectoria en el filial no es óptima, en media tabla. Tampoco el División de Honor de juvenil está haciendo una gran campaña. Un perfil más mediático y de altos vuelos, otro más conocedor de la categoría, algún ex jugador malaguista, que hay varios con buena proyección. Es una decisión de calado. El Málaga es un banquillo atractivo para engancharse a la rueda. Hay limitaciones, no puede venir ningún técnico destituido de Primera o Segunda esta temporada.
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