La cara B de Víctor Gómez

El lateral catalán, máximo asistente del Málaga y uno de los principales generadores de ataque del equipo, tuvo errores en las últimas jornadas que costaron goles claves

Víctor Gómez pone un centro en La Rosaleda. / Marilú Báez

Su llegada provocó alguna duda en quien no lo conocía, un puesto con abundancia en el Málaga (Calero, aún en proceso de recuperación, Ismas Casas y Benítez) y que teóricamente no es estructural en un equipo. Pero su rendimiento ha borrado cualquier debate sobre la decisión de traer a Víctor Gómez, un jugador que rebasa los límites del lateral. Internacional español desde niño, forma parte de la exitosa generación de 2000 que fue campeona de Europa sub 17 y sub 19 y del mundo sub 17. Ferran Torres, Eric García, Hugo Guillamón, Miranda, Abel Ruiz, Sergio Gómez, Antonio Blanco... Un núcleo importante está ya consolidado en Primera, con varios internacionales absolutos. Víctor solía ser el suplente de Mateu Morey, que de la cantera del Barça pasó al Borussia Dortmund, con el que jugaba frecuentemente hasta una grave lesión. Allí también estaba como titular Álvaro Fernández, portero estrella de la Academia del Málaga entonces que se marchó al Celta y que la semana pasada era el meta del Rayo Majadahonda que tumbó a los blanquiazules en la Copa.

Con competencia en el Espanyol, con Pipa y Miguelón, el club catalán decidió aumentar el tiempo de mili de Víctor tras un gran año en Miranda de Ebro con José Alberto. En Málaga es indiscutible. Ha jugado los 17 partidos de liga como titular y completos. Sólo Peybernes y Brandon (el único que participó en los 21 encuentros) juegan más minutos. Ahora que ha vuelto al Barcelona uno de los laterales derechos más influyentes de la historia, Víctor Gómez es el particular Daniel Alves del Málaga Su impacto en el juego ofensivo es tremendo desde su posición. Es el máximo asistente de la plantilla (cuatro pases de gol). Por delante sólo tiene a jugadores ofensivos en LaLiga Smartbank (Sadiq y Borja Sánchez, con seis, y Rubén Pardo, Riquelme, Jesé y Roque Mesa, con cinco). La influencia de Víctor Gómez en el inicio de juego, la elaboración e, incluso, en la finalización es muy alta. Es el jugador que más balones pone en el área (71), por delante de Javi Jiménez (42) y Paulino (29), el tercero que más pases da tras Peybernes (880) y Escassi (751), con 696. Sólo Paulino (65), Kevin (64) y Brandon (35) completan más regates que él (21). Y es el quinto que más tira a puerta (16), aún sin suerte a la hora de perforar la portería. La venida a Málaga también le ha permitido consolidarse con España sub 21, con el peaje para el club de que pierde a un jugador importante.

Pero Víctor Gómez también tiene una cara B, que forma parte del proceso de mejora integral como jugador. Errores defensivos han propiciado en las últimas semanas goles rivales claves. Es evidente que arriesga a la hora de salir con el balón, es la vía más sencilla para generar juego desde atrás, y a veces hay pérdidas. Se acepta el riesgo por lo que da a cambio. Pero ha tenido concretamente dos desaplicaciones en el fuera de juego a la hora de tirar la línea que han costado goles. En el primer tanto del Burgos, que abrió la goleada (3-0), se queda descolgado y habilita para que Pablo Valcarce batiera a Dani Martín. Se repitió el fallo en el duelo ante el Leganés, esta vez con algo más de culpa al ser una jugada a balón parado. Con la línea fijada justo en la marca del área grande ante el lanzamiento de un jugador peligroso en la estrategia como Rubén Pardo, Víctor se retrasa un par de metros con su marca y permite que Omeruo bata en posición correcta a Dani Martín. Goles que abren el marcador y que decantan partidos. Fallos que forman parte del proceso de maduración y que explican quizá por qué aún está Víctor Gómez en el Málaga y no en Primera como por categoría de futbolista aparenta ser ya.

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