Una carambola de 29 años

Víctor Fernández era un entrenador novato cuando perdió en Cádiz y condenó al Málaga a jugarse el ascenso en una de las promociones más épicas que se recuerdan en fútbol del sur

Víctor Fernández durante su última visita a La Rosaleda como entrenador del Zaragoza.
Víctor Fernández durante su última visita a La Rosaleda como entrenador del Zaragoza. / Javier Albiñana
Adriano Espinal

07 de marzo 2020 - 07:09

Hace casi 30 años y seguro que no lo ha olvidado. Ni él ni nadie que estuviera en el Ramón de Carranza aquel día. En dos minutos, el estadio amarillo entró en éxtasis: remontó un 0-1 en la recta final del partido, en dos minutos, con un tanto de Dertycia y el gol primero de Kiko Narváez como cadista. Dos puntos justos para evitar el descenso. Después, el Cádiz –de Husillos, Barla, Mejías, Carmelo, Szendrei, Quevedo, Juan José – se jugó la permanencia contra el Málaga Málaga–de Mata, Merino, Esteban Vigo, Quino, Añón–. Aquella promoción, aquel verano del 91 antes de que todo explotase en La Rosaleda.

Al Zaragoza de Víctor Fernández se le escapó la permanencia matemática por aquella derrota en el Carranza y sólo con empatar hubiese mandado a los amarillos a Segunda sin posibilidad de promoción. Unos días después, en el mismo escenario, el Málaga disputaba uno de sus envites históricos: una pelea por el ascenso a doble partido en la que los blanquiazules llegaron al choque de vuelta con una ventaja de 1-0 (gol de Esteban Vigo) que igualó una diana de José González –ex jugador y técnico en Martiricos hace un par de temporadas– en la vuelta. Después la prórroga, después los penaltis: 5-4 con tres expulsiones, 14 amarillas, tensión en las gradas, altercados antes y después. Un derbi por la Primera División y la viabilidad económica. Una partido tan grande como el que más. El Málaga se quedó en Segunda y acabó bajando el telón en el verano siguiente.

Detalles, guiños, lecciones y goles que 30 años después sirven para recordarle a Víctor Fernández su estreno en el fútbol profesional. El fiasco del último partido de la temporada en Cádiz le obligó a jugar la promoción para evitar el descenso contra el Murcia. Los maños no fallaron en esta cita: amarraron el empate a cero en la ida y resolvieron en La Romareda con un 5-2 con un doblete de Poyet, otro de Pardeza, un gol de Higuera y el malagueño Martín Navarrete como colegiado en el encuentro. Era el final lógico si se comparan las plantillas e intenciones de los dos conjuntos.

Fernández dirigió 14 partidos con el Zaragoza aquella temporada, llegó desde el filial después de que fuese destituido el uruguayo Ildo Maneiro. No lo hizo mal, aunque sufrió hasta el último partido. Debutó perdiendo en el Luis Casanova por 2-0 y después sumó cinco derrotas más, cuatro victorias y otros tantos empates antes de jugar la promoción.

Salvar al equipo confirmó su trayectoria y Víctor Fernández se quedó al mando del equipo seis temporadas más. Aquella plantilla que empezó a comandar por la fuerza del cambio de preparador a mitad de la campaña contaba con efectivos que crecieron multiplicando su repercusión en el fútbol nacional y acabaron ganando una Copa del Rey y una Recopa de Europa. Además, un sexto puesto, un tercero, noveno y un séptimo. Nada mal para uno de los conjuntos sin el mayor presupuesto de la categoría. La época dorada más reciente del club maño tuvieron a Víctor Fernández en el banquillo pero también al grueso de la plantilla que perdió en el Carranza y le granjeó al Málaga a los gaditanos como rivales para jugarse una plaza en la máxima categoría.

Pardeza, Higuera, Poyet, Belsué, Cedrún, Lizarralde, García Sanjuán o Aguado vivieron aquella derrota en Cádiz y también la gloria de la final de la Recopa en el Parque de Los Príncipes de París. El golazo de Nayim para doblegar a un Arsenal después de haber eliminado a Feyenoord y Chelsea en las eliminatorias previas a la final. El culmen de esa época dorada maña con Víctor Fernández en el banquillo.

El preparador vive su tercera etapa al mando del banquillo de La Romareda. La primera, intachable, empezó en aquella temporada en la que el Cádiz le dejó sin aliento y Ramón Blanco le ganó la partida; la segunda empezó en el verano de 2006, con el técnico llegado de un Oporto campeón donde no le fue bien y con efectivos como Aimar, Diogo, César, Sergio García, los hermanos Milito, o un joven Piqué en la plantilla. Quedó sexto y fue destituido en la jornada 19 de la campaña siguiente .

En esta tercera era, Fernández quiere volver a Primera. Es segundo, persigue al Cádiz que le saca tres puntos y después de tres empates consecutivos como visitante llega a La Rosaleda a quien le granjeó un rival insoportable para acender hace ahora 29 años, los mismos que ha vivido al pie del cañón el preparador que ha halagado al equipo blanquiazul en la previa. Sabe que empieza el tramo clave para ascender y no quiere quedarse a jugarse la gloria en los playoffs. Ahora él es el perro viejo.

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