Caso Horta, preguntas que urgen respuesta

Jarro de agua fría tras lo que sucedió en Lausana y que propiciará que el Málaga consiga la mitad, en el mejor de los casos, de lo esperado

Las cifras sobre las que se trabaja

Kike Pérez y José María Muñoz.
Kike Pérez y José María Muñoz. / Javier Albiñana

“La FIFA ya nos dio la razón, y al fin y al cabo se trata de un párrafo que no deja lugar a dudas. Es pagar o pagar”. Con esa contundencia desenfadada se manifestaba el director general del Málaga CF, Kike Pérez, el pasado 16 de septiembre en Minuto 91 de 7TV cuando se le cuestionaba por el desenlace del farragoso e interminable caso Horta. Es un ejemplo random de cualquier intervención de Pérez o de las contadas del administrador judicial, José María Muñoz, cuando se les cuestionaba por este particular. Era inminente la celebración este miércoles en el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo) en Lausana de la vista entre el club malaguista y el Sporting de Braga portugués. Todas las comunicaciones públicas y privadas de un club intervenido judicialmente, que otra cosa no pero en temas legales debe estar puesto, acerca del desenlace desbordaban triunfalismo y seguridad. De hecho, una coletilla frecuente era que no importaba que tardara algo más la sentencia: “Son 1.500 euros para nosotros por cada día que pase, así que...”.

El globo se pinchó en Lausana, al menos de cara al exterior. Los 11.8 millones más intereses serán, con suerte, la mitad. A través de Alberto Díaz, no el capitán del Unicaja sino el abogado del club, hizo una ronda de intervenciones en Canal Sur, Cope y Ser para ir haciendo el cuerpo de que aquello no estaba precisamente ganado. Ya se deslizaba de lo “es mejor un mal acuerdo que un buen pleito”. El párrafo, parece, no era tan cristalino, como decía Tom Cruise en Algunos hombres buenos tras el interrogatorio a Jack Nicholson. El TAS había instado a negociar a los dos partes en vez de tomar una decisión que era blanco o negro. Se fueron filtrando cantidades que ofrecía el Braga, asesorado por un bufete de Zúrich para sus alegaciones, supuestamente. Tres millones de euros, cinco después. Más tarde Radio Marca Málaga informaba de un acuerdo próximo en 6.5 millones (el Málaga tiene el 45% del pase, no el 50% como también se aseguró). En esa franja se trabaja en estos días, hay dos semanas de plazo para acordar y no dejar todo en manos de la decisión de la última instancia deportiva. Plazos de pago (no a tocateja, lógicamente), porcentajes de una futura venta del jugador (30 años ya y parece que su pico de rendimiento ya pasó) y algunos términos más por delante. 

Son muchas preguntas las quedebería responder la plana mayor del club públicamente sobre este asunto cuando este grotesco capítulo finalice. Hay una incomprensión generalizada entre el malaguismo desde que se vendiera a Roberto, el mejor jugador del equipo, al club que había chuleado durante años al Málaga. Se argumentó que una entidad intervenida judicialmente no puede guiarse por otro criterio que la rentabilidad económica y debe dejar de lados sentimientos. 

Como han sido los responsables del club los que hablaban de un gran trabajo realizado con viajes a Portugal y mucha información recabada y con un triunfalismo que contagiaba acerca de ese maná que podía arreglar muchos boquetes, les toca dar la cara. En un momento óptimo deportivo y social como no se ha vivido en el balompié malagueño (mérito suyo también, obviamente) estos capítulos recuerdan que la administración judicial es una anomalía insostenible por mucho tiempo más, aunque las alternativas reales ahora mismo sean peores. Y no, no podrá ser vendido como un éxito ni sacar pecho obtener menos de la mitad de lo que se anunciaba pleno pulmón. Aunque ese dinero sea agua de mayo.

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