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Las palabras de José Luis Pérez Caminero durante la presentación de Shinji Okazaki evidenciaron la fractura que existe en el club con la propiedad. La situación de parálisis que se vive deja ver los problemas de un modo de trabajo que tiene al Málaga contra las cuerdas. Son varios los focos que apuntan hacia el jeque Abdullah Al-Thani, a quien piden instituciones y peñas mayor agilidad en la comunicación con los trabajadores que un día designó para que dirigiesen el día a día de la entidad.
"¿De qué sirve tener un organigrama de profesionales en el día a día del club si la gestión de los mismos debe contar con el beneplácito y rúbrica de un presidente en la distancia?", escribía en su comunicado la Federación de Peñas, lamentando aquello del que no vive ni deja vivir. Así es como ha sido el modus operandi de Al-Thani en los últimos años, tomando como claves el caso BlueBay y el despido de Vicente Casado, Manuel Novo y Mario Husillos en noviembre de 2015.
En ambas situaciones, Al-Thani consideró que había sido traicionado por los empleados a los que dio plenos poderes dentro del club. Se querelló contra Shatat por falsedad documental tras entrar en juicio por la venta del 49% de sus acciones con BlueBay al precio de un euro, una pieza aparte del caso principal que se resolvió de manera desfavorable al jeque y que a posteriori fue clave en la sentencia a favor de la hotelera y que se encuentra pendiente de recurso.
Por otra parte, la salida de Vicente Casado se produjo pocos meses después de que Al-Thani prescindiera de Shatat. El oriundo de París fue el último director general de facto y en sus manos estuvo el club desde 2011, cuando la entidad entró en una gravísima crisis económica que la acercó a la desaparición. Las operaciones de Casado con fondos de inversión y distintas acciones que el jeque consideró que se hicieron a sus espaldas fueron los detonantes para su salida, que a posteriori trajo más problemas judiciales por el finiquito de Casado.
Desde entonces se sucedieron los consejeros de Al-Thani (Carlos Pérez o Belén Álvarez) mientras sus hijos, Nasser y Nayef, cogieron peso en la estructura –Hamyan hizo lo propio más adelante en el Femenino, del que es presidenta–. Sin embargo, son varias las acusaciones que se han emitido contra ambos de utilizar para su propio bien los recursos del club –los últimos en hacerlo, los pequeños accionistas– y desaparecieron en los momentos críticos, siendo los consejeros consultivos, Antonio Benítez, Ben Barek y Francisco Martín Aguilar, los que tomaron las labores de representación y ocuparon en buena parte del año del descenso el palco presidencial.
Resulta reseñable en esa etapa de responsabilidad para los hijos de Al-Thani la llegada del abogado granadino González Segura, al que a los fuegos artificiales de su primera comparecencia de prensa, cargando contra Casado, Husillos y Novo, sucedió una desaparición gradual hasta su adiós definitivo. Y es que es en esa transición durante el año 2016 en la que se empieza a hacer fuerte Joaquín Jofre, uno de los que más poder aglutinan en estos momentos dentro de la entidad.
Aunque ocupa el puesto de responsable jurídico, dentro del club se considera a Jofre prácticamente un director general. De hecho, él ha sido durante las últimas temporadas el enlace con la propiedad y en varias ocasiones tuvo que acudir a Catar para reunirse directamente con Abdullah Al-Thani. La última vez, para tratar la segunda salida de Husillos tras el no a Lucas Alcaraz y agilizar la contratación de Juan Ramón Muñiz.
La falta de agilidad no es algo nuevo, desde que se instaló este modelo de trabajo ha sido así. Aún con Husillos, durante el mercado invernal que gestionó el argentino en la infausta temporada del descenso, fueron varios los fichajes que tuvieron que ejercitarse durante días aparte de sus nuevos compañeros esperando el visto bueno de la propiedad. Ocurrió con Alberto Bueno o Iturra, y por volver a la actualidad, así ha ocurrido con Shinji Okazaki, motivo de esta división más reciente.
José Luis Pérez Caminero y Joaquín Jofre trabajan codo con codo desde el día uno en que llegó el director deportivo, siempre a expensas de una firma que se ha convertido prácticamente en coletilla en este verano por la cantidad de operaciones que están encaminadas o cerradas a falta de este trámite. El entendimiento entre ambos y Víctor Sánchez del Amo es bueno y el técnico trataba de normalizar hace varias semanas las relaciones con Al-Thani, asegurando estar "en contacto permanente" con el propietario, quien decía mandarle "tranquilidad" y seguridad de "un proyecto competitivo".
Estas son las caras visibles de este Málaga, y este es el camino que ha llevado al club a un momento crítico en el que las presiones sobre Al-Thani llegan a un pico alto. Hoy comienza la cuarta semana de pretemporada, la penúltima antes de arrancar la Liga. Y el tiempo apremia con una gran cantidad de movimientos por hacer para ajustarse a un límite salarial por el que LaLiga ya dio un importante toque de atención.
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