El código binario en blanquiazul
El Málaga ha conseguido siete de sus ocho victorias por la mínima, cinco con un gol solitario
Con la portería a cero sólo se le han escapado dos triunfos
Es lo habitual: pocos goles, partidos apretados, rachas de imprecisión casi eterna. Tópicos de la Segunda División. Lo cierto es que hay una lección que los equipos de la categoría tratan de repetir cada jornada: un error rival, gol y victoria. El Málaga no es una excepción y asentado en la zona media de la clasificación ha sumado sus 31 puntos con siete empates y ocho victorias, de las que siete han sido por la mínima.
Pellicer lo suele repetir siempre que puede: “Es una categoría muy igualada, hay que sufrir mucho para ganar cada partido”. Al margen de que es una frase recurrente para cualquier inquilino de cualquier banquillo de casi cualquier categoría, lo vivido hasta ahora en Segunda por el equipo blanquiazul confirma que sus puntos llegar repitiendo la misma lección: conseguir ventaja y defenderla el tiempo que haga falta.
De las ocho victorias, en cinco (Castellón, los dos partidos contra el Alcorcón, Sporting de Gijón y Girona) sólo ha habido un gol en todo el partido; en dos (Zaragoza y Sabadell) el partido acabó 1-2 para los blanquiazules. En La Romareda, los maños acortaron distancias en la recta final del choque que perdían 0-2, y en Sabadell Chavarría marcó a un cuarto de hora del final para resolver el empate a una diana. El único partido que acabó ganando el Málaga por más de un gol fue su visita a Fuenlabrada (0-2), donde los goles de Rahmani y Ramón no tuvieron respuesta.
Es curioso, pero en la lista de ocho envites que acabaron en derrota de los malaguistas, sólo un par de encuentros se resolvieron con la mínima diferencia en contra de los malacitanos: Leganés y Cartagena (los dos choques acabaron 1-2 en La Rosaleda). Las otras seis siempre tuvieron una diferencia goleadora superior en contra de los de Sergio Pellicer, algo que repercute en su bagaje general de goles.
El Málaga volvió a dejar su portería a cero (no lo hacía desde el 20 de diciembre) y eso suele ser sinónimo de victoria. En las ocho ocasiones en las que el Málaga no encajó goles, sólo un par de ellas (Las Palmas y UD Logroñés, ambos enfrentamientos en La Rosaleda) acabaron en empate. Los de Pellicer son capaces de escapar con la victoria casi siempre que no encajan. Si no se introduce la suerte en la ecuación tal vez pueda decirse que es un aspecto anímico, un factor determinante que siembra algo de optimismo en las situaciones apretadas, la norma común en la categoría.
Pero si el equipo sabe desenvolverse bien en partidos con pocas concesiones, el número de goles encajados sigue siendo algo desacompasado con la situación del equipo en la clasificación. Del mismo modo que los 21 anotados no es un registro del todo malo si se compara con el resto de la categoría, los 29 encajados son una cifra que ninguno de los equipos que están por delante de los blanquiazules replica. Sólo se acerca la Ponferradina (tres puntos más y 26 encajados). Sólo Castellón (31) y Cartagena (33) superan el registro.
Es la gestión de los partidos la que da puntos. El propio Alcorcón, colista, ha encajado 24 goles, o el Zaragoza, quinto por la cola, 22. En cualquier caso, aritmética al margen, el Málaga sabe sacarle partido a una receta complicada pero que de momento le sirve para surcar los mares de Segunda: el gol solitario.
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