Algo se mueve en Doha
La crisis del Málaga de Al-Thani se debate en Catar
Preocupación en las altas esferas por la imagen que se proyecta del país a través del Málaga
Algo se mueve en Catar. La situación que atraviesa el Málaga no pasa desapercibida en el país de origen del presidente de la entidad, Abdullah Al-Thani, al que se le van cayendo los apoyos. La nefasta gestión del club de Martiricos le deja sin ninguna credibilidad y en el país asiático ya está sobre la mesa el asunto. En el emirato se desea una pulcritud absoluta alrededor de cualquier cuestión que tenga proyección mediática y pueda afectar a la imagen pública catarí. Y el apellido del sheikh, además, no es cualquiera.
Catar aspira desde hace años a convertirse en una especie de “Suiza árabe”, como solía comparar Abdullah Ghubn, otrora mano derecha del jeque y ahora repudiado por él. El concepto, de cualquier modo, queda claro para situarse. El Gobierno de Doha lleva más de una década apostando fuerte por asuntos deportivos –ejemplo de ello es el reciente Mundial de atletismo celebrado en la capital– y la guinda del pastel será el Mundial de fútbol de 2022. Desde las altas instancias cataríes se mira con preocupación hacia Málaga y se estudia cómo abordar el tema sin descartar absolutamente nada.
Además, en LaLiga también existe ya la certeza de que se están produciendo algunos movimientos en dicho sentido aunque todavía estaría en una fase embrionaria. Fuentes consultadas por este periódico corroboraron estos aspectos, que se liman también en ámbitos no públicos pero tampoco herméticos y muy ligados al fútbol. Se especula, incluso, con la posibilidad de una intervención gubernamental (imposible determinar a qué escala).
El presidente blanquiazul reunió a su familia en Doha. La situación es desesperada y desesperante. Fuentes de LaLiga confirman que el cacareado plan de viabilidad económica es, de momento, sólo una promesa. Al-Thani habría acudido a las altas esferas de su país para solicitar algún tipo de ayuda para poder afrontar la crisis actual, algo que ya habría sucedido en etapas anteriores.
Desde las instituciones públicas implicadas en el Málaga también se deslizó la intención de contactar con el Gobierno catarí para buscar una salida a la crisis estructural del club de La Rosaleda, si bien no trascendió nada más. Desde otros ámbitos del entorno blanquiazul también se pensó en esta posibilidad como posible válvula de escape ante el enroque continuo de Abdullah Al-Thani.
Sigue el cerco al jeque, que pese a todo se resiste a dejar paso a cualquier otro y a renunciar a los emolumentos y privilegios que el Málaga ofrece a él y a sus hijos. Ahora, en su sendero paralelo, pone el club en manos de nuevos asesores, pero eso no ha servido hasta la fecha para que cambie nada y la deriva continúa.
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