(2-1) Harper, de área a área

La crónica del Málaga CF-Lugo | Jornada 22

El Málaga sufre para vencer al Lugo, que a los 8 minutos iba ganando y que terminó con diez

El canterano marcó el 2-1 y luego sacó casi de la línea un tanto cantado con el brazo

Los jugadores del Málaga CF celebran el 2-1 al Lugo.
Los jugadores del Málaga CF celebran el 2-1 al Lugo. / Marilú Báez

Málaga/Lo de las áreas, otra vez. Le toca a Jack Harper el foco porque el resultado obliga. Quizás la mayor parte del tiempo pasó desapercibido, hasta se le echó en falta en tangibles. Pero firmó el 2-1 que culminaba la remontada y luego sujetó el marcador con una especie de zamorana, arte de porteros de otra era, cuando el Lugo besaba el empate. Es el Málaga, que no engancha y ve La Rosaleda un tanto vacía, pero que ha ganado 13 de 22 partidos en este curso.

Al ver la alineación inicial, de entrada, piensas en algún movimiento táctico siguiendo la línea de Zaragoza. Pero no, es una vuelta a lo mismo pero con otras piezas. David Lombán por Diego González, Keidi Bare en el doble pivote, Adrián González tirado a la izquierda y Harper arriba con Blanco Leschuk. El 4-4-2 de siempre. Nada de dinamismo ni de experimentos. El menú insípido de cada día.

El Málaga no se deja interpretar. Tiene el corazón de roca. Cansa a veces que parezca tan imperturbable, que le cueste reaccionar aunque sangre. Por eso La Rosaleda (a la que está acudiendo menos gente de la deseable) castigó con pitos al equipo en momentos de la primera mitad.

El equipo iba perdiendo desde el minuto 8 después de que Josete marcase un gol con la inestimable colaboración de Munir, que fue el Mr. Hyde del meta de La Romareda. Y eso que Muñiz había tirado de Lombán para dar un poco más de empaque a la defensa. Qué irónico que casi lo mejor del Málaga en toda la primera mitad fue una falta directa del central, que obligó a Juan Carlos a realizar una intervención providencial.

El equipo malacitano duerme líder a la espera de lo que hagan Granada y Albacete

Se esperaba que Keidi Bare no regresase al césped. Muñiz suele protegerse con los amonestados y el albanés después de la amarilla anduvo dos veces en situaciones delicadas. Pero no tocó el equipo tras el paso por vestuarios. Apostó por su apuesta y le salió de entrada. Bare es más intenso que muchos de sus compañeros, transmite. Y en el Málaga cambió la pendiente pronto y la cuesta se volvió rampa.

A nada que tocó con criterio, se hizo la magia. Combinación, el lateral (en este caso Ricca) sube y centra, el nueve (Blanco) la pone de cabeza magistralmente en el área pequeña y un llegador (Adrián) sólo tiene que estar en el sitio y acompañarla hasta la red. Lo celebró con mucha rabia Adrián, con un aire a la de su padre en Italia 90 ante Corea.

Era otro Málaga. Muñiz se desprendió de la rutina con un doble cambio ambicioso. Renato y Adrián, a la ducha; Pacheco y el debutante Seleznov, al césped. Al poco el Lugo se quedó con diez tras una dura falta de Josete a Blanco Leschuk cuando el argentino se quedaba solo ante la portería.

El Málaga siguió insistiendo y logró remontar después de una acción de fe de Ricca. El equipo es otro cuando intenta demostrar que es superior al rival, cuando quiere apabullar. Pese a todo, quedaba la redención de Munir, que evitó el 2-2 en un cabezazo franco tras un córner que el Lugo ya casi celebraba;y el penalti de salvador de Harper.

Ahí es donde el Málaga tiene que distinguirse de los demás, en la capacidad para no dejar escapar puntos en situaciones así. También le viene bien recordarse que cuando hace por ser mejor que el rival, normalmente lo consigue. No le viene mal dormir líder. Y que la presión viaje a Albacete y Granada.

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