Una delantera muy decepcionante
El Málaga es el tercer equipo menos goleador de Segunda (sólo empeorado por Fuenlabrada y Alcorcón) y los atacantes siguen con la cortina bajada
Una frase malagueña, hace menos daño que un emblanco, vale para definir el juego ofensivo del Málaga. El deficiente control de Brandon Thomas, no se supo bien qué quiso hacer cuando no tenía a nadie a 10 metros a la redonda para plantarse solo ante Javier Belman en un pase que iba con una fuerza justa, que fue preludio del 1-0 del Fuenlabrada simboliza bien la incapacidad malaguista para generar peligro.
El Málaga se ha hecho algo más sólido con Natxo, sufre menos y los equipos no le crean tanta amenaza. Ha oscilado con los tres centrales, ha probado distintas cosas y ha intentado darle seguridad. En parte se ha conseguido, pero a costa de meter sólo cuatro goles en ocho partidos. Son seis puntos de los 18 posibles desde que el técnico vasco aterrizó en la Costa del Sol. Es cierto que las sensaciones no son malas, pero de las sensaciones no se come. Era una oportunidad, con la derrota de la Real Sociedad B, de dejar el descenso a 10 puntos y afrontar con más tranquilidad el tramo final de Liga. Y se dejó con vida a un rival directo como el Fuenlabrada, ahora a ocho puntos. Podía haber quedado a 14.
Las cuentas lógicas dicen que los 50-52 puntos habituales no serán necesarios para la permanencia. Por arriba se está sumando mucho, se pueden pedir hasta 70 para estar en liguilla (con esa cifra se ascendió directo algún año). Y quedan menos puntos libres por abajo. Pero, claro, al haber menos equipos entre medias con el descenso, se depende de que alguno enganche una racha de resultados favorable y la temperatura se eleve varios grados. Pasó con el filial realista, que parecía desechado y sumó 10 puntos de 12 para recobrar opciones. La derrota ante el Mirandés le frenó.
El debate lo generan los delanteros. Las apuestas realizadas en verano no han surtido un gran efecto. Brandon Thomas, con sus defectos, está siendo lo más salvable. Merodea el área, es bullicioso aunque le falte ser concreto y trabaja. Y ha metido siete goles (cuatro de ellos de penalti). Pero no es un jugador determinante en el área. Es posible que enganche alguna racha buena, pero no garantiza goles.
La apuesta por Pablo Chavarría tampoco ha resultado bien. Se confió con un contrato por dos temporadas (firmó hasta 2023) por un jugador que con 33 años se había roto la rodilla. Parecía un riesgo, pero se optó por darle continuidad por la impresión que había causado en sus primeros meses como malaguista. La realidad es que a finales de marzo ha jugado menos de 300 minutos y ni siquiera ha estado cerca de meter un gol. El jugador que peleaba de tú a tú con los centrales rivales ahora parece empequeñecido, sin la energía que transmitía. Es parte del proceso, pero ya hace casi 14 meses que se lesionó. Cada vez parece más un acto de fe verle a un nivel alto.
Por último, Sekou Gassama. El delantero catalán era visto como el salto de calidad para tener un delantero que infundiera respeto a los rivales y garantizara un número de goles elevado. Sus problemas físicos han sido recurrentes. Ha habido algún recado de los entrenadores en la sala de prensa para él. Se hizo una apuesta económica importante para obtener la cesión desde el Valladolid. Apenas dos goles, ante el Las Palmas y en Eibar. Un balance raquítico para el que debería ser el jugador más determinante del plantel.
Ha jugado minutos Roberto Fernández, en su primera temporada como profesional. Ha metido un par de goles, ha dado puntos y mucho trabajo. No se le puede pedir mucho más, pero no se ha hecho indiscutible. El gran goleador de la cantera, quizá no ha habido desde Juanmi un jugador con tanto gol en la Academia, Loren Zúñiga, no ha sido tenido en cuenta apenas. Esta semana se irá con España sub 19 para intentar meter a la selección en el Europeo. Jugó tres minutos repartidos en dos partidos con el primer equipo.
La realidad es que sólo Fuenlabrada (26) y Alcorcón (24) llevan menos goles que el Málaga (27). Esa media de menos de un gol por partido es matadora. Optimizando la puerta a cero podría valer para sacar más puntos. De aquí al final de la temporada, para evitar problemas serios, habrá que agitar un poco más la coctelera.
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