Deportivo - Málaga CF: Un irónico canto al fútbol sin goles (0-0)
Gran partido, eléctrico y lleno de ocasiones para ambos conjuntos
Las fotos del partido
Algo está cambiando en Segunda División, pero hay que ver los partidos para creerlo. Los encuentros de la categoría de plata antes eran de plomo en su gran mayoría. Y alguno estaría tentado de mantener vivo ese pensamiento si se limita a ver que Deportivo de La Coruña y Málaga empataron a cero goles. Es importante acudir a las crónicas si no se ha podido presenciar un duelo que resultó intenso, bonito para el espectador, eléctrico y que en su mayoría de fases fue a pecho descubierto. Esta competición B del fútbol español es hiperemocionante. No deja de ser irónico que este canto al fútbol terminase sin su ingrediente fundamental, el gol.
No es el día para los vasos medio vacíos, todo lo contrario. Tiene mérito recomponerse del último varapalo saliendo lejos de casa y sabiendo que todavía te falta Cádiz antes de regresar al confortable espacio de La Rosaleda.
Pese a que Pellicer movió el árbol e introdujo en el once nuevos elementos (Jokin, Álex Pastor, Víctor García, Larrubia y Roko Baturina) con respecto a sus últimas alineaciones, fueron los imberbes Aarón Ochoa y Antoñito Cordero los que casi abren la lata a los pocos minutos del inicio en Riazor, donde a los cuarenta y pocos segundos el Málaga ya había sacado un córner.
Fue una salida trepidante del Málaga, que recuperó rápido y tiró de su joven sociedad. El internacional por Irlanda volvió a dibujar un pase-asistencia brillante. Correspondió el jerezano con un movimiento inteligente, con el cuerpo necesario para vencer en la pugna al rival y dando el toque justo para evitar al gigantesco Helton Leite. La madera fue el único obstáculo que no salvaron.
El Dépor aceptó encantando el envite y dio la bienvenida a la efervescencia y el ida y vuelta. En la misma acción ya contestó con contragolpe y doble ocasión de Mella y Yeremay. Los de Idiakez ganaron a los puntos (si bien en remates fue un 10 a ocho para los locales) y montaron transiciones de todo tipo, exhibiendo no sólo velocidad física sino también de ideas, encontrando pequeños dúos y tríos que ponían en jaque a los malacitanos.
Fue Barbero quien dispuso de más y mejores ocasiones. Unas veces le faltó convicción en el remate, otras precisión y si no, ahí estaba la zaga del Málaga para achicar agua. Llegó a castigar Riazor a los suyos cuando echaron el freno en una acción en la que podrían haber cabalgado por la banda derecha.
Le costó al Málaga tener el control del juego, aunque en algunos instantes logró tejer algunas acciones llenas de buenas intenciones. Quizás su mejor virtud fue la resistencia, con Alfonso en su sitio y todo el equipo concienciado en que era la partitura que tocaba representar.
A Pellicer no terminó de gustarle el guion y realizó un doble cambio en el descanso. Dioni por Roko Baturina y, lo que es más llamativo, Izan Merino por Manu Molina. Fue patente que las revoluciones bajaron en la reapertura del choque. Le sentó bien al Málaga, que casi logra el 0-1 tras una acción de Jokin que acabó en córner.
Y el balón llegó a Helton, que sacó en largo para Lucas Pérez, que se internó en el área y esperó al propio Jokin para buscar un penalti de listo. Las imágenes dejaron ver que fue el gallego quien pisó al lateral. El joven árbitro lo revisó tras el avisó del VAR. Se recitificó a sí mismo con personalidad.
La guerra fue algo más fría desde entonces, con cierto control del juego por parte del Málaga, que buscó con insistencia centros de Víctor García, quedándose cerca del gol en un remate de Rahmani en su tercer intento.
Mientras tanto, Alfonso Herrero siguió a lo suyo para frustrar dos buenos intentos de Mario y Mella. La réplica la puso Izan Merino con un disparo inteligente que Helton envió con dificultad y mérito a córner nuevamente.
Pellicer tiró de Kevin, que lo primero que hizo fue obligar al meta brasileño a hacer otra parada por bajo complicada. Y como en un buen correcalles, el Dépor contestó a la contra. Se cantaba el gol de Lucas Pérez, que se fue por milímetros.
En la recta final se combinaron -tanto por parte de unos como de otros- casi las mismas ganas de ganar como cautela para evitar una derrota. Al Málaga el punto le vale y le sirve para recuperar la senda trazada antes del descalabro ante el Elche.
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