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Mismo gato, distinto collar (3-1)

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De nuevo la condena de los errores atrás lastra al Málaga

El estreno del 'Gato' Romero trajo buenas maneras, pero el mal de fondo sigue estando en el sistema defensivo y en rendimientos muy particulares

Kameni no puede evitar que el remate de Wass acabe en gol. / EFE
José L. Malo

08 de enero 2017 - 16:57

El Málaga necesita algo más que un cambio de entrenador para que el avance de la temporada no le empuje hacia la cuneta. Marcelo Romero debutó con la mejor de las intenciones y lleva más de una semana intentando cambiar el viento en contra. Pero los males se repiten porque son los cimientos los que están mal. El sistema defensivo es víctima de jugadores que ni están ni se les espera, a los que parece que es más fácil reemplazar en invierno que recuperar para la causa. El primer día del nuevo técnico no era un examen para él, sino para los jugadores. Y lo volvieron a suspender. Da igual todo lo que intente traer el nuevo técnico si el enemigo sigue estando en casa. En el bautismo del charrúa, el Málaga fue el mismo gato con distinto collar.

El mercado de invierno o un lavado de cara muy radical se atisban ahora mismo como mejor solución para el entrenador blanquiazul. Un buen inicio, en general unos buenos propósitos durante toda la tarde, quedaron eclipsados porque sólo hubo que esperar a los ocho minutos para crear un agujero negro para el rival. Michael Santos hizo una ruleta en la medular y ello se convirtió en un pase fácil, un control fácil y un remate fácil (aunque Iago Aspas lo adornó con su calidad). Porque el equipo está mal dispuesto atrás, porque Juan Carlos se pasó el partido mirando a su espalda y porque los porteros -ayer le tocó a Kameni- están hartos de que les lleguen uno contra uno.

Ello recordó que el Málaga juega dos partidos. Uno en el que se llega con facilidad al arco rival y hay que hacer sudar al portero adversario. Cómo no, con Sandro como líder. De nuevo el canario lideró, chutó y casi marcó. El tanto con el que se maquilló un resultado demasiado abultado para el mérito de unos y otros lleva un alto porcentaje suyo. Fue una delicia su falta lateral que complicó tanto el despeje de Wass que acabó en autogol. Ahora mismo pocos, o casi ninguno, está a su altura a la altura de ejecutar el balón parado. Mucho antes de eso, en movimientos de pillo, se plantó dos veces en el área, aunque sin la fortuna habitual en el tiro.

Rubén sudó mucho más que Kameni, pero Llorente -Miguel Torres se lesionó a los diez minutos y no hubo ocasión de verle en plenitud- y Mikel fallaron más que Cabral y Fontás. De hecho, el catalán hasta marcó, el que hacía el 3-0. Iago Aspas está en un momento tan dulce que le señala como una de las sensaciones del fútbol europeo, pero no fue el único que jugó a sus anchas. Radoja parecía Sergio Busquets, el Chelo Díaz dirigió a su antojo, Bongonda apareció cuando quiso... Percutir el sistema defensivo es un dulce para los rivales.

A Weligton ya no se le puede esperar, a Mikel no se le puede exigir, a Llorente ya nadie le tiene fe. Tendrá que remangarse bien Arnau en el mercado de invierno para que llegue un central que sea capitán general. O apostar ciegamente por Luis Muñoz, porque el Málaga sale a jugar con una condena desde el pitido inicial. Aún hay 21 puntos y margen para que al Gato le dé tiempo a trabajar y ser valorado en consecuencia.

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