La dura Segunda División y el nuevo escenario para el Málaga CF

El regreso al fútbol profesional proporciona al club estabilidad financiera y por tanto deportiva, proyecto ya bien diseñado en Primera RFEF pero que ahora adquiere otra dimensión

Dibujado ya el mapa de la categoría de plata

Loren Juarros, el arquitecto del ascenso

Imagen de la celebración
Imagen de la celebración / Carlos Guerrero

El after tras concretar el regreso al fútbol profesional será prolongado. El malaguismo celebra y se libera. Pero esto del fútbol no para y el Málaga CF empieza a diseñar el aterrizaje en Segunda División, universo bien distinto a la Primera RFEF, y que da al club un equilibrio tremendo a todos los niveles, aún con el problema perenne de la propiedad, más de cuatro años intervenido judicialmente, pero por primera vez en años se trabaja con una línea definida, y que además da resultado. El cambio de tendencia agresivo en el césped tiene sus intangibles, el ver al Málaga ascender con épica, término imposible de ligar a la historia reciente del club, pero suele haber nexo en cómo se cocina todo desde arriba. El fútbol son momentos y precisión, y el Málaga concretó el suyo con una plantilla repleta de canteranos, condimentada con veteranía y jugadores especialistas del fútbol de bronce, que no se sabe muy bien qué proporcionan, pero sí hay chispazos a la larga, como el 2-1 de Dioni en la prórroga inolvidable de Tarragona. Cambiar rápidamente el chip, porque julio se acerca y se parte con retraso. Hay que atar muchas aristas, pero ahora es el proceso de digerir qué efectos, positivos todos, aparecen en este ascenso. En las arcas, un cambio brusco. Solo en derechos televisivos, el Málaga pasa de cobrar 200.000 euros a una cantidad entre 5 y 7 millones, el dato lo proporcionó el presidente del Nàstic (metido en el lío del acta arbitral) durante la semana, quizá no tan preciso, pero la diferencia es sideral, las lágrimas hace un año cuando se perdía la categoría, además de la incertidumbre, la seguridad que los recursos iban a ser ínfimos. Ahora una luz alumbra Martiricos.

Aunque el Málaga abandonara el fútbol profesional, el club siguió trabajando en esos cánones de control financiero que exige La Liga, para asegurar la viabilidad a largo plazo, una red de seguridad por el ascenso a Segunda no llegase. El fútbol de bronce es precario, más libertad en los clubes para definir sus estrategias, el pan para hoy y hambre para mañana. Se insistirá en la 24/25, pero con un músculo multiplicado. El Málaga perdió diez millones de euros el pasado verano, que pueden retornar. “El dinero no te garantiza que tengas éxito inmediato. Además, tenemos una administración judicial que vela por el patrimonio del club. Estamos en una categoría sin control económico pero nosotros nos regimos por uno. Nuestras cuentas tienen que tener una situación financiera estable y es el caso. Hay un administrador judicial que no controla que no se gaste más de lo que se ingresa y que vela por el patrimonio. Son muchos matices que el aficionado tiene que saber”, explicaba hace unas semanas Kike Pérez en Radio Marca Málaga. En lo social, el club vive el momento de mayor lucidez, que se tenía que refrendar sí o sí con este ascenso. Lo que se ha vivido fuera del campo ha sido placentero, una simbiosis muy especial, con una afición que ha tenido que cicatrizar heridas que no parecían supurar. La Rosaleda se ha regenerado, muy llamativa la proporción de niños, en el aeropuerto para recibir al equipo a las seis de la mañana. Más camisetas de Kevin o Roberto, ídolos consolidados que ahora dan más vigor para retenerlos, y menos de Bellingham o Vinicius. En la provincia se habla del Málaga. Lo vivido en este play off, o antes con esa camiseta retro (la prenda estrella de la ciudad), entre otras páginas de una temporada. Sí, angustiosa por pisar la Primera RFEF, pero qué catapulta. Ladrillos para edificar el nuevo Málaga CF, que además ha dado una exhibición de fortaleza a todo el fútbol español con esa prórroga en Tarragona. Ha trascendido lejos de la ciudad.

Sí quedó definido el mapa de la Segunda División, tras los ascensos de Espanyol y Córdoba, otra gran noticia en Málaga por ese hermanamiento con los verdiblancos. El campeonato arrancará el fin de semana del 17 y 18 de agosto. Cinco equipos andaluces, que se harán notar en la categoría y facilitará buenos desplazamientos. Además de Málaga y Córdoba, Cádiz, Almería y Granada. Cuatro de la Comunidad Valenciana (Castellón, Levante, Eldense y Elche), Huesca y Real Zaragoza en Aragón, En Castilla y León Burgos y Mirandés; Racing de Ferrol y la vuelta del Deportivo de la Coruña, que le añade potencia e interés a la categoría. Sporting de Gijón, Real Oviedo, Racing de Santander, Albacete, Tenerife, Eibar y Cartagena completan el cartel de una Segunda División ahora estimada en Málaga, pero que a la larga un trampolín hacia Primera, el entorno natural del club, por historia, ciudad y medios. El nuevo escenario que viene.

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