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Carmen Pérez
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Esteponazo en La Línea de la Concepción. Pasará a los anales de la historia del balompié malacitano esta eliminatoria de Copa del Rey en la que el Estepona de Segunda RFEF eliminó al Málaga con total merecimiento, remontando el 0-1 blanquiazul. Lo coronó Dago con el 3-1, de vaselina ante la salida desesperada de Carlos López. Lo cocinó durante todo un encuentro natural y una prórroga bien trabajada.
El Málaga, por su parte, que venía siendo uno de los equipos más firmes de Segunda División, vivió una regresión en la noche de Halloween, donde le visitaron los fantasma del fútbol de barro (el Estepona es un Segunda RFEF con hechuras de bronce). También queda claro por qué algunos tienen los minutos que tienen LaLiga Hypermotion.
Es difícil escapar de la sensación de que el derbi malagueño se celebró en el lugar equivocado. El nuevo estadio de La Línea es muy coqueto, pero no es Málaga, no es casa. Descartado el Muñoz Pérez esta cita de Copa tan fraternal e histórica debió ir a La Rosaleda. Y eso habría sido una fiesta de verdad y la caja del club esteponero habría multiplicado sus ingresos. No es que no tuviera apoyos el cuadro de Oriol Riera, varios miles de vecinos acudieron a la cita, incluidos sus homogéneos Supporters, que no pararon de darlo todo y entonar una gran variedad de cánticos. Pero al final el partido fue el que fue y se jugó donde se jugó, no hay más sitio para el debate.
Alguno pudo estar tentado de pensar que el primer aviso de Lobete a los dos minutos significaría un liso camino para el Málaga, pero nada que ver. El Estepona estuvo contestón y miró a los ojos de los blanquiazules. Bien pertrechado atrás con línea de tres y un inspirado Carrasco, puso en algunos problemas a Carlos López, especialmente en un par de acciones que contaron también con el protagonismo de Ekhiotz. El meta, que debutaba esta temporada, demostró su habitual temple y buena colocación.
Le costó entonarse al Málaga, con un once casi inédito. Pellicer tiró a Murillo al lateral derecho y situó de centrales a Moussa y Pastor, con Víctor García en su flanco izquierdo. Por delante, como era previsible, Izan Merino y Sangalli. Rahmani y Lobete se repartieron los extremos y Ochoa hizo de enganche con una delantera ocupada por Roko Baturina.
Lobete fue uno de los más activos, pero le faltó algo de precisión en la ejecución. Aun así forzó algún saque de esquina, una suerte que finalmente supondría la apertura del marcador. Víctor García botó un córner que cabeceó, sí, cabeceó Sangalli. Liceras metió una mano providencial, pero el rechace cayó a Baturina, que aprovechó la oportunidad para meter su primer tanto oficial como malaguista a los 28 minutos.
Durante unos minutos, el Málaga siguió zarandeando a un desconcertado Estepona, al que el gol afectó. Pero los de Pellicer no mataron pese a un gran disparo de Izan Merino de fuera del área que besó la base del poste. Y Ekhiotz, el más activo del ataque del Estepona, obligó a Pastor a desviar un buen disparo suyo a córner que los aficionados celebraron con brío.
En la segundad mitad parecía que el Málaga tenía controlado el partido. Llegaba fácil a las inmediaciones del área, Izan rondó de nuevo el gol de fuera del área. Y esa falsa sensación le costó el empate. Balón largo para Candelas, que controló, condujo y sacó el centro para que Rubén Mesa definiese tras recortar a Carlos López, que se quejó y con razón de lo solito que llegó y entró el nueve esteponero.
Pese a que Pellicer metió a Puga y Molina para recalibrar las cosas, fue el Estepona el que anduvo cerca de completar la remontaba. Otra vez Rubén Mesa, que partió la cintura de Pastor pero esta vez su disparo con el borde interno se topó con Carlos López. El de Nules reaccionó introduciendo a Cordero y Kevin por Rahmani y Lobete, poco acertados ambos. Alfonso Liceras evitó un gol del jerezano de fuera del área al ratito de entrar.
Y tiró su última bala Pellicer metiendo a Castel por un Baturina que se desfondó pero también notó la falta de kilómetros. Pero ni los cambios ayudaron a un Málaga poco preciso y superado por el ímpetu de un Estepona que olió sangre y acabó el tiempo reglamentario buscando al rival con ahínco.
Si había un equipo sobre el césped que estaba mereciendo la victoria era el Estepona, que marcó un verdadero golazo por mediación de Jorge García. Una volea en el área ante la que el portero no pudo hacer nada. Estalló el estadio de La Línea.
Rozaba la proeza el Estepona cuando Sergio Castel dejó a los suyos le soltó un golpe injustificado a Mirapeix que le costó la merecida roja directa. Una acción inadmisible en un jugador profesional. Sentenció Dago con el 3-1, aunque el Málaga nunca se rinde y Larrubia -sexto cambio, bala extra de las prórrogas- recortó en el penúltimo suspiro. No era el día del enésimo milagro del equipo que siempre cree. Era la noche del Estepona.
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