el poliedro
Tacho Rufino
¡Regale usted inteligencia!
Duro golpe en el Málaga con quien seguramente menos lo merece. Haitam Abaida fue sometido a unas pruebas diagnóstica y no ha salido demasiado bien parado. El club de Martiricos le puso nombre y apellidos a su dolencia: "Sufre una lesión miotendinosa en el bíceps femoral de su pierna izquierda". De momento, como es habitual, "queda pendiente de evolución". El jugador está tan afectado en el plano anímico como en el físico porque las lesiones están lastrando una de las carreras más prometedoras del fútbol español.
Porque no hay que olvidar que Haitam Abaida ya ha demostrado de lo que es capaz en Segunda División, no sólo en Primera RFEF. También con la selección de Marruecos, donde era un fijo en las categorías inferiores y le quedaba el último escalón, el que le separaba de la absoluta de los Leones del Atlas. Ha encadenado dos cruzados y ahora para colmo tiene que lidiar con otra inoportuna lesión -si es que las hay de otro tipo- que limita su crecimiento.
No se le había puesto mal la cosa porque en las bandas se han acumulado las bajas en este arranque de curso, con Kevin, Larrubia y Lobete en el dique seco. Sergio Pellicer le administró las cargas y le iba incluyendo poco a poco en el verde, porque la cautela era clave pero también inevitable buscarle un espacio donde ganar forma y sensaciones. Ocho minutitos más el añadido ante el Mirandés (un poco forzado por los otros contratiempos) y ante el Huesca le introdujo en el 74' por Yanis Rahmani. Apenas 10 minutos más tarde se tiró en el césped.
La Rosaleda (afición, jugadores, técnicos, prensa...) torció el gesto al comprobar que el futbolista tumbado y quejándose era Haitam. No es raro en los procesos de lesiones tan largas que haya resaca muscular, pero no deja de escocer. Pasaba algo así con Hicham y sucede con Ramón. Cuando hay tanto talento y el físico te impide aflorar, rechinan los dientes.
El chico, encima, compartió en sus redes sociales un texto en el que pedía perdón a todo el mundo. No, no tiene que hacerlo, aunque le honra lo que significa el escrito, donde brilla la palabra "triunfar". Le tiene que tocar tarde o temprano. Pocos lo merecen más.
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