El héroe Antoñito Cordero: "Pellicer me ha dicho que iba a marcar"
"Una sensación que ni en mis mejores sueños", el niño que marcó el gol de toda Málaga
"Llevaba tiempo queriendo marcar con el Málaga, vaya momento para hacerlo", entre lágrimas
Así te contamos la proeza de Tarragona
Antoñito Cordero, ese sinvergüenza al que acudió Pellicer, junto a Aaron Ochoa, para tratar lo imposible en la prórroga de Tarragona. Con todo en contra, con un Nou Estadi descorchando el champán, apareció en ese descuento del tiempo extra, tras un rechace, para empujar ese balón que Málaga entera sopló. Encaró, lo buscó y apareció en el sitio preciso. El gol de Cordero y de todos. 17 años le contemplan y ya es héroe del malaguismo para la eternidad, como lo fue Guede o Basti, o esos jugadores que impulsaron el crecimiento del club desde las catacumbas. Hablaba Cordero tras el partido. "Llevaba tiempo deseando marcar un gol con este club, y no hay mejor momento que este. Pellicer en el descanso me ha dicho que iba a marcar, Larrubia también. Una sensación ni en mis mejores sueños. Esto es el Málaga. Aquí nadie se rinde. Creo que el club se lo merece", decía en el micrófono de Canal Sur. Se paró el mundo en ese balón que cayó el área. Ya avisaba Pellicer, que era coreado de fondo en el vestuario, mientras los protagonistas iban atendiendo a diferentes medios de comunicación.
Con más de 500 malaguistas como testigos
Memoria por todo lo sufrido en estas últimas temporadas. El compromiso de no abandonar a su equipo ni en las buenas ni en las malas. Y la fe de que su equipo va a regresar al fútbol profesional son los valores que han acompañado durante casi mil kilómetros a los aficionados del Málaga CF desplazados a Tarragona para vivir toda una final por el ascenso a Segunda División. Y qué final.
Después de la inyección de moral tras el gol de Dioni, los desplazados se dejaron la garganta para que se hiciese notar su "Sí, se puede" con la intención de alentar a los blanquiazules en una misión prácticamente suicida y que parecía abocada al fracaso por todas las circunstancias que se alargó la agonía con la infame estrategia de su grada de animación de vacilar e interferir en el juego al no devolver los balones al terreno de juego. Pero ahí estaba Antoñito Cordero, el niño de Jerez. Qué alegría, que noche aquella del 22 de junio de 2024 en Tarragona. Qué noche para el malaguismo, evidencia un cambio de tendencia después de años tenebrosos.
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