Huesca-Málaga CF: Toca ser el menos malo (1-0)
Dura derrota en el 97' en un partido en el que los blanquiazules salieron a por el punto y regresaron de vacío
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El Málaga fue a no perder en Huesca y se llevó un mazazo terrible. Tercera derrota consecutiva, quinta en seis encuentros. El punto -en fondo y forma- era impopular pero bueno, porque rompía levemente la dinámica y aumentaba la ventaja a más de un partido del descenso. Pero la cita en El Alcoraz deja un hedor familiar, a un pasado reciente, con la sensación de que ahora mismo el objetivo es que haya uno más malo que tú en la recta final y ese sea el que caiga.
Volvió a ser cruel el desenlace, en el 97’ y tras apretar mucho los dientes, pero no se puede decir que inmerecido. Salvo 20 minutos, el rival superó al Málaga. Sobre todo en hambre, que era algo antes innegociable. Lo peor de todo es que parece que este equipo, que antes (a veces) voló libre y descargado de presión, inconsciente de sus limitaciones y por ello resultón, ahora se sabe perdido y sin recursos.
Desde fuera se observan caritas descompuestas, no hay finura ni plan. Como pasó la última vez que el equipo se despeñó (y el curso previo en el que esquivó la bala de milagro), siempre hay algo que te condena y te birla el punto. Sí, el punto, porque al Málaga se le están escapando empates. No está, ni por asomo, cerca de ganar. Y, bueno, que siempre hay un tiro en el pie. Un día resbala uno, otro disparas a tu portería. O mide mal el portero. O, simplemente, te menean en el 97’.
Por primera vez en la temporada, Sergio Pellicer tiró de un claro plan de contigencia de inicio. Repescó una fórmula que otras veces practicó con el Málaga cuando no le funciona otra cosa. Tiró de tres centrales y carrileros sin desarmar demasiado las piezas ofensivas que venía utilizando. Independientemente del resultado, o eres parte de la solución o lo eres del problema. Y si no llegaban ni triunfos ni empates, si el cero en la portería ya no era una opción, el de Nules apostó por encabezar la revolución antes de que rueden, precisamente, cabezas.
No le fue mal, al contrario, de inicio. El Málaga fue convincente de entrada y trastornó el modus operandi del Huesca. Tuvo sendas opciones de marcar Juanpe, primero con un mal disparo en el área que no supo dirigir hacia portería y después con un chut potente desde fuera que abortó Dani Jiménez.
Tuvo algún acercamiento más y buenas maneras, impidiendo también conexiones con Soko y Sergi Enrich. Pero en cuanto el Huesca se quitó la incomodidad de encima, el Málaga empezó a sufrir. No con ocasiones pero sí con sensación de ir siendo arrinconado y obligado a apagar conatos de fuego.
Los de Hidalgo, sin embargo, como es además habitual en ellos, hicieron daño de verdad a balón parado. Una doble ocasión (minuto 42) tras saque de esquina en la que Alfonso Herrero salvó bajo palos y por puros reflejos un cabezazo inapelable de Kortajarena en el segundo palo y la acción continuada que Juanpe rechazó de cabeza tras volea de Loureiro.
Hidalgo no estaba demasiado conforme con lo sucedido en el verde porque retiró a Patrick Soko para introducir a Gerard Valentín. El Huesca mandaba y el Málaga carecía de pausa. Además anduvo cerca de quedarse con diez por un resbalón de Chupete, que se llevó por delante al portero rival. Pellicer ahí vio claro que mejor quitar a los amonestados y meter a Dioni e Izan Merino (Juanpe también tenía amarilla).
Hizo bien Pellicer porque el partido lo dirigía Lax Franco (el que expulsó a Kevin en La Rosaleda) y le suele ir la marcha. De hecho fue a revisar un no penalti clarísimo de Nelson Monte, a quien también retiró su amarilla posterior. De las pésimas repeticiones televisivas, ya se debate otro día.
El Málaga no sabía cómo hacer daño. Trató de montar alguna contra, pero sin demasiado éxito. En su descargo también hay que destacar que no se permitían disparos sobre la meta de Herrero, aunque el aleteo oscense era frecuente.
Como es costumbre, especialmente en El Alcoraz, el Huesca fue un terrible dolor de cabeza en la estrategia. Einar Galilea sacó bajo palos un cabezazo de Jorge Pulido que iba para dentro segundos después de que Herrero se quejase de que le estaban molestando.
A escasos minutos del final, Pellicer metió a Puga por un desfondado Víctor y a Roko Baturina por Larrubia. Ocho extra con el añadido. Y cuando se saboreaba el punto, el Huesca cocinó un gol demoledor para el Málaga. Un Málaga que no disparó a puerta desde el minuto 12. Con esto no alcanza y solamente cabe esperar que otro se despeñe y baje porque es peor que tú.
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