Javi Calleja, el fichaje fronterizo de las eras Asensio y Sanz en el Málaga CF

Una incorporación accidentada en el convulso verano de 2006

Roberto, debut y gol con la sub 21

Javi Calleja, en un partido contra el Poli Ejido
Javi Calleja, en un partido contra el Poli Ejido / M. H.

Javi Calleja llega a La Rosaleda como entrenador del Real Oviedo. El madrileño fue jugador del Málaga CF durante tres temporadas y dejó un grato recuerdo en Martiricos. Sin embargo, su fichaje no resultó nada sencillo, fue accidentado y justo en la frontera de una transición histórica en la entidad, cuando se cerró la etapa de los Asensio para dar paso a la de los Sanz. Hay que remontarse al verano de 2006, convulso en muchos aspectos.

Había finalizado Calleja su periplo en el Villarreal y estaba libre. Sabiendo que no sería renovado, buscó una nueva aventura. Se cruzó el Málaga en su camino. Los blanquiazules venían de un dramático descenso a Segunda División después de la que entonces fue la mejor etapa de su historia con siete temporadas consecutivas en Primera, la Intertoto y los cuartos de la UEFA.

La entidad pertenecía todavía al Grupo Zeta, con Antonio Asensio Mosbah como propietario (había heredado el imperio de su fallecido padre) pero con un presidente-testaferro como Serafín Roldán y un director general como Antonio Mendoza, que era realmente quien hacía y deshacía en el Málaga de la mano de Manolo Hierro, director deportivo y por último entrenador del descenso tras el despido de Tapia.

El propio Mendoza, que había firmado a Marcos Alonso como entrenador, tenía cerrado el fichaje de Calleja, libre, sin embargo se congeló todo porque la situación de la entidad era insostenible y se está fraguando un cambio radical en la propiedad del paquete principal de las acciones del Málaga. Fernando Sanz (cuñado de Asensio), apoyado también en su padre -Lorenzo, que había sido presidente del Real Madrid-, dejó el brazalete, colgó las botas y se enfundó la chaqueta.

Fue un histórico paso del césped a los despachos, convirtiéndose en el presidente más joven de la historia del fútbol español. Un caso insólito. Pero tenía mucho trabajo por delante, una deuda que limpiar y, entonces, ninguna experiencia en la gestión. Durante este impasse, la incorporación de Calleja estuvo paralizada. No llegó a ser el primer fichaje de la era Sanz,le tocó ser el segundo de un verano de locos.

Calleja quería que fuese Málaga, un sitio que para él era su segunda casa porque la tenía de hecho en Fuengirola, donde tantos veranos pasó. En la antigua sala de prensa de La Rosaleda, junto a Sanz, espetó:  "Antes estaba pendiente de lo que pasaba en el entorno pero ahora estoy tranquilo porque la situación se ha estabilizado. Me encuentro dentro de un proyecto que me ilusiona porque el Málaga está en Segunda por circunstancias. A nosotros nos tocará hacer que vuelva a estar entre los mejores".

Era un ganador y nunca temió verbalizarlo. "Estoy en un club histórico y estoy aquí para devolverlo a Primera División junto a mis compañeros. Ése es su sitio. Vengo porque han confiado en mí y porque Málaga es como una segunda casa para mí. Ahora, todos debemos luchar por un mismo objetivo y tengo muchas ganas de empezar a trabajar para alcanzarlo". No lo consiguió el primer año, donde se esquivó la bala del descenso a Segunda B, pero sí el segundo, en un ascenso memorable. Y se mantuvo una tercera temporada, en la máxima categoría, donde el Málaga jugó muy bien y logró una permanencia cómoda. 106 partidos oficiales y seis goles en su palmarés particular.

No es la primera vez que se sienta en el banquillo de La Rosaleda. Lo ha visitado con el Villarreal y con el Levante. Palmó 1-0 como amarillo y no pasó del 0-0 como granota. Ahora aparece como carbayón, con un Oviedo que es uno de los clubes llamados a estar en la pelea de la zona alta de la categoría de plata.

Calleja, en un partido del Málaga CF con la cabeza vendada
Calleja, en un partido del Málaga CF con la cabeza vendada / M. H.
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