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MÁLAGA CF | ESPANYOL
Míchel continúa en la picota, cada vez con más intensidad. 2018 trajo una nueva derrota y más pitos en una grada, sigue el crescendo, cada vez más dividida. El técnico fue ratificado tras perder ante el Alavés y su puesto sigue asegurado a ojos de la dirección deportiva. Pero La Rosaleda clama. En lo que respecta al madrileño, la visión de su futuro es clara. Es cuestión para los de arriba decidir: "Sé que los resultados son malos y la situación es crítica, pero no me corresponde a mí responder a ello".
El preparador malaguista define la situación de "catastrófica" porque "hemos intentado engancharnos y no es podido, pero también porque, aunque suene extraño, no puedo pedir más". Y es que asegura que sus jugadores "se entregan, hacen lo que pueden con nuestras condiciones pero los resultados son malos. Dar palabras de esperanza o ánimo en esta situación no es fácil".
Que el Espanyol abriera el marcador a los seis minutos no ayudó a mejorar la condición mental del equipo. "Los chicos están un poco tensos porque durante el juego lo primero que nos ha pasado ha sido un gol en contra", señalaba Míchel en rueda de prensa. Por actitud, insiste, no será: "Los chicos son jóvenes, a veces inexpertos y saben que la siutuación nos está golpeando mucho. Por eso digo que no les puedo pedir más. Yo sé que la gente está enfadada con nosotros, pero hay acalificativos que a ellos les duelen porque los resultados no vienen y el esfuerzo sí está. Es inevitable que los jugadores estén llorando o contrariados y el entrenador discutido".
Al madrileño se le cuestionó de nuevo por su puesto. Esta vez desde su lado del escritorio, si piensa dimitir o no, y vuelve sobre sus palabras en la previa: "No es una situación que sólo abarque al mal trabajo del entrenador. Si estuvieses en el día a día entenderías muchas cosas. Información de todo tipo. Suponiendo que sea el entrenador el máximo culpable, también sería el máximo responsable el año pasado cuando salvó al equipo. Con todo eso tampoco te irías tú de tu trabajo".
"No voy a decir que mi ánimo está intacto porque también es duro para el entrenador y, como es el único en el campo, las peticiones de marcha son más contundentes para él. Ahora, hay cosas que no puedo hacer, igual que ellos, porque lo dan todo. Igual el que no tenía que haber seguido después de salvar al equipo soy yo, pero ese análisis no me corresponde a mí. Pero no me desanimo pese al análisis del público", remachó Míchel.
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