Kevin y Murillo se remangan por el utillero del Málaga CF

Hay gestos y gestos. Hay actitudes y actitudes. En el Málaga hubo un tiempo en el que algunos vivían en una realidad paralela, mirando por encima del hombro a los de alrededor, ya fueran propios y extraños. Esos comportamientos, de momento, están desterrados. Y no sólo eso, hay muestras que humanizan al equipo y demuestran que en La Rosaleda se ha gestado algo especial, una familia de la que no sólo forman parte los jugadores. Kevin Medina y Diego Murillo son ejemplo de ello y no se les caen los anillos por ayudar a quien sea.

Lunes 15 de julio, el Málaga había comenzado los entrenamientos por la mañana. Por la tarde tocaba saltar al céspd por primera vez. No era una sesión demasiado larga pero sí tocó sudar. Había una gran expectación porque era el regreso del equipo a la actividad real después del ascenso de Primera RFEF a Segunda División. Los jugadores, ya con el trabajo terminado, iban desfilando desde el Anexo para cruzar el parking y perderse por los interiores del estadio camino a las duchas.

Algunos se detenían a saludar a unos y a otros, a intercambiar sonrisas y algún comentario simpático. Kevin caminaba junto a Murillo, que también estaban manteniendo una breve charla con los presentes. Mientras tanto, en un segundo -pero siempre eficaz- plano, iba el utillero Miguel Zambrana (tercero de una legendaria generación) recogiendo el material del entrenamiento. Pero no pasó desapercibido para Kevin. "Miguelito, ¿qué estás solo?", preguntó el extremo malagueño, que inmediatamente le hizo un gesto a Murillo y con un "vamos" se dieron la vuelta y caminaron de regreso al Anexo para acarrear parte de los enseres que el Málaga utilizó.

Habrá a quien no le impresione y le parezca lo más natural, pero a veces en el fútbol es complicado dar con lo simple. Este vestuario es humano y esa fue su gran fortaleza en Primera RFEF, cuando llegaron a un Málaga que era un barco sin remos. Álex Pastor no ha tardó en destacar que se ha encontrado una "familia" y que se ve que el grupo es sano. Los capitanes están alerta para que los que vayan llegando sepan de qué va todo esto. Más allá de esta anécdota, hay guiños y comentarios entre equipos, técnicos, gente de oficinas y otro personal del club y Fundación que delatan buen rollo y unidad.

En dicho viraje hacia la naturalidad Loren Juarros ha tenido también cierta cuota de responsabilidad. En sus palabras durante su reciente intervención lo ha dejado claro. El perfil está marcado con rojo, no quiere elementos que distorsionen a un grupo que está cosido y construido al 80%.