Loren Juarros, el arquitecto del ascenso del Málaga CF

El director deportivo, después de varios años fuera de la rueda, bajó a Primera RFEF para construir un proyecto que de primeras ha resultado con el regreso al fútbol profesional

La continuidad o no de Sergio Pellicer, su primera gran decisión después de subir

Loren, en la celebración del ascenso. / Carlos Guerrero

Loren Juarros (Mambrillas de Lara, Burgos, 1966) es un hombre con personalidad. En su etapa como jugador cambió el club de su vida, la Real Sociedad, por el Athletic Club. 300 millones de pesetas (1.8 millones de euros) eran mucho dinero a finales de los 80. Y los bilbaínos pagaron su cláusula. Criado desde pequeño en Ibarra (Guipúzcoa), fue jugador de élite como delantero centro y como central, con reconversiones de técnicos top de esa época como Toshack y Clemente, durante más de 15 años en Primera División. Es el hombre que más partidos ha disputado en la Liga (481, el undécimo) sin haber sido internacional absoluto (sí lo fue sub 21). Quizá guiños del destino, su debut en Primera División fue en 1984, cuando una huelga de futbolistas hizo que se alinearan jugadores juveniles. Fue en el mítico Atotxa y fue ante el extinto Club Deportivo Málaga.

Ahora, Loren Juarros ha sido el arquitecto de este ascenso del Málaga CF a Segunda División. Su llegada, en junio de 2023, una vez consumado el descenso a Primera RFEF de manera matemática, como mandamás deportivo suponía un cambio profundo. El ERE ejecutado en verano se llevó por delante a buena parte de la estructura deportiva que se había podido conservar, ya con recortes, en la etapa de Manolo Gaspar. Se mantuvo una parte y se apoyó en Capote, que también había sido mano derecha del paleño. Su fichaje provocó reacciones encontradas. Por un lado, una trayectoria de 15 años en los banquillos y los despachos de la Real Sociedad, después de su retirada, donde también lidió en situaciones extremas, como una ley concursal en tiempos en los que peleó con el Málaga por el ascenso a Primera, a finales de la primera década del siglo XXI. Fue entrenador ayudante de filial y primer equipo, secretario técnico y durante nueve años (2009-2018) director deportivo del club donostiarra. Desde entonces, Loren no había trabajado en ningún club. Se le había vinculado a Granada y Leganés, pero no se había concretado. Y quedaba esa duda de si bajar de un club que empezaba a asentarse con regularidad en zona europea en la élite a, cinco años después, Primera RFEF en la otra punta de España era una buena idea, por conocimiento de necesidades de la categoría y del mercado.

Loren Juarros, en un entrenamiento del filial.

Loren tenía una idea. Y la ha ejecutado. Y le ha salido de cine. Quizá lo más destacado de su obra se ha visto con la apuesta por la temporada de Roberto. Y por las colosales irrupciones de Aarón Ochoa y Antoñito Cordero en Tarragona. Sí, todo dependió de un gol y el resultadismo suele ser mentirsoso. Pero igual no es casualidad. De primeras, el discurso que se verbalizó fue detener la caída y un proyecto a medio-largo plazo, evitando usar la palabra ascenso, convertida de alguna manera en tabú. "Porque creo que no genera nada bueno, porque creo que mayo está muy lejos. Y porque si pones la palabra ascenso en la primera vuelta, en noviembre, podemos estar volviéndonos locos, ¿no? Trabajo, trabajo, trabajo. Y proyecto, proyecto, proyecto", razonaba en junio pasado por los motivos. Después dejaría de serlo conforme avanzó la temporada y el equipo no caía de la zona de play off. Con tribulaciones, con partidos sin ganar, descartado pronto del ascenso directo por un intratable Castellón. Un proyecto de cantera real. Guipuzcoa, con apenas 700.000 habitantes, saca jugadores y es el sostén para que un 50% de la plantilla realista sea de la tierra y le permita ir de continuo a Europa. En San Sebastián se le reconoce a Loren que la idea y los pilares de la actual Real son obra suya. En Málaga se acelera camino de los dos millones de personas. Y hay materia prima a la que vienen a pescar, sin excepción, todas las canteras del país. La idiosincrasia es distinta allí y aquí, es uno de los principales retos que se ha encontrado Juarros en Málaga, ese sentimiento de pertenencia, en parte también culpa del club, que se intenta fomentar. Ha estado in situ en cada partido del Atlético Malagueño siempre que no coincidiera con el primer equipo. Y en La Virreina para ver al juvenil o al cadete. Tiene conocimiento más o menos exhaustivo de cada jugador del infantil hacia arriba. Considera que el futuro es ese, tener claras las líneas sucesorias de lo que viene por abajo para poder recaudar cuando toque, dar salida, invertir y crecer. Paradójicamente, la insostenible por mucho tiempo más situación judicial de la entidad favorece que se desarrolle esa idea. Al menos, los que mandan ahora mismo la soportan y refrendan.

Aunque esa idea del desarrollo de cantera va a largo plazo, el corto implicaba intentar salir del pozo de Primera RFEF. No se invirtió todo lo que podía y eso generó cierta tensión. "Es un modelo que creo que puede dar un pleno rendimiento, pero hay que hacerlo bien, trabajar mucho y confiar en la gente joven. Este es uno de los motivos por el que he venido, porque creo que en Málaga se puede construir eso y estoy concienciado en que lo vamos a conseguir", era su declaración de intenciones cuando en junio era presentado como nuevo director deportivo, al tiempo que no delimitaba estrictamente sus funciones con José María Muñoz y Kike Pérez: "No tenemos ningún problema en lo que es la jerarquía y, además, es lo que me gusta a mí, es decir, menos pirámides y más transversalidad en las cosas. Hoy en día, como funciona el mundo, con las cabezas visibles que existen y esa construcción de rangos o clases, no las entiendo".

Loren, en las oficinas del Málaga CF. / Carlos Guerrero

Su apuesta fue darle su hueco a gente de la casa. Con declaración de intenciones, con hechos. Dorsales del primer equipo a todos (menos Murillo), aunque podían haberlo tenido del filial y permitir una plantilla más amplia (sólo 23 fichas en la categoría). Pero la idea era que se sintieran importantes. Ha sido muy frecuente en la temporada ver al frente de ataque formado por Larrubia, Dani Lorenzo, Kevin y Roberto, con 22, 21, 23 y 21 años. Edades de filial. Los cuatro hicieron una mili previa fuera de Málaga el año anterior y han sido esenciales en el ascenso. Ha intentado renovar a todo ese núcleo hasta más allá de 2025, cuando acaban Roberto, Kevin o Izan Merino. Al goleador cordobés será muy complicado retenerlo en propiedad por su temporadón. Pero, en el peor de los casos, dejará un buen dinero y, más allá de su excelsa labor, también tiene su punto Loren, que dijo que su 9 era Roberto. Y no lo ha habido mejor en Primera RFEF esta temporada. Y la apuesta es la cantera y el Málaga está en Segunda gracias a Ochoa y Cordero.

"Tengo muy claro lo que voy a hacer, subamos o no", decía Loren a Málaga Hoy cuando se le cuestionaba por la continuidad de Sergio Pellicer. Será la primera gran decisión deportiva tras el ascenso a Segunda División. Habrá más dinero para fichar, pero Loren parece convencido de que este es el camino y que este grupo tiene recorrido en la categoría de plata... como poco.

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