Málaga CF-Racing de Ferrol: Aulló el Lobo (2-0)
Victoria práctica del equipo malagueño, que resolvió con un par de hachazos en la primera mitad y ahuyenta fantasmas
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El fútbol va de tener los colmillos afilados y el Málaga los tuvo esta vez. Ganó con cierta comodidad al Racing de Ferrol gracias a los goles de Julen Lobete y David Larrubia. El estallido de La Rosaleda al escuchar el pitido final dice mucho del estado de agobio que existía. Más por lo que podía estar por venir que por lo que en relidad era. Aun así, balsámica y necesaria victoria en casa.
Al igual que el elogio le debilita, también es parte del sello de este equipo el de reaccionar cuando se tuerce el camino. Lo demostró la campaña pasada y lo ha hecho en la presente en diversas ocasiones. 42 puntos, a ocho de los cacareados 50 y con un calendario sin excesivas curvas.
No todo el mundo sabe disfrutar del pragmatismo mientras uno es espectador. A la larga, no obstante, es lo que sustenta los objetivos. Al Málaga se le puede acusar de muchas cosas, pero siempre resucita. Y cuando ha tocado ganar de verdad, ante los tres rivales virtualmente descendidos, ha cumplido.
Como se esperaba, Sergio Pellicer movió la alineación. Retiró a los laterales y a Pastor y dio continuidad a Juanpe, que acompañó a Luismi. Estaba claro que el entrenador no iba a poner a Manu Molina de inicio regresando de lesión. En punta, la mejor línea de tres que tenía a mano con Dioni Villalba, que es el nueve de este equipo.
Sin necesitar demasiado se adelantó en el marcador y eso le restó toneladas de presión. Porque se sentía ese peso como un Atlas que carga con el planeta, si bien es verdad que saber de la derrota del Eldense liberaba.
Combinó bien el Málaga en sus dos goles, tomando buenas decisiones y sabiéndolas lleva a cabo. Es precisamente lo que venía faltándole en este 2025. Volvieron pocas y cuando no hay abundancia tienes que ser eficaz. Julen Lobete abrió la cuenta después de una gran asistencia de Kevin Medina, que a su vez había recibido de Víctor García. El malagueño levantó la cabeza y atisbó la llegada desde atrás del vasco. Dioni se marcó su propio solo dejándola pasar.
Lobete volvió a ser protagonista asistiendo a David Larrubia para el 2-0 media hora después. Combinó bien con Juanpe y luego centró al segundo palo, donde el 10 definió de cabeza inapelable.
Tampoco tuvo mucho más el Málaga. Alguna más de Larrubia y un cabezazo alto de Einar Galilea. Enfrente tenía un equipo que era casi un cadáver y que trató de montar alguna contra pero está en ese estado en el que todo te da la espalda.
Paralelamente, Pellicer realizó otros dos movimientos previsibles. Las amarillas de Jokin y Juanpe -ambos bajas por acumulación en Oviedo- les costaron quedarse en la caseta. Regresó el Málaga con Puga y con Manu Molina. El onubense había sido baja por lesión en los últimos partidos y el equipo, curiosamente, no había funcionado, dejando su peor imagen del curso...
No pasaban grandes cosas en la segunda mitad, con el Málaga llevando el control del juego, con posesiones largas no pocas veces. Pero a la hora de juego entendió Pellicer que Rahmani le podía dar algo de picante al partido. Aunque anduvo más cerca de llegar el 2-1 que el 3-0 en un centro que Álvaro pescó en el segundo palo y casi le cuesta el físico.
No iba a pasar a los anales de la historia del fútbol la segunda mitad del Málaga-Racing. Los blanquiazules tuvieron un par de amagos de Rahmani y Lobete, que trató de sacar el penalti cuando podría haber redondeado su faena por todo lo alto.
Los gallegos lo intentaron con toda la dignidad del mundo, pero el Málaga estaba cómodo y lo tenía todo, o casi, bajo control. Necesitaba los tres puntos, despejar dudas y reconciliarse consigo mismo además de con su afición, que volvió a dar otro espectáculo. Misión cumplida por el momento.
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