La maravilla del 1-0 al Las Palmas: 53 segundos, 48 toques y 18 pases
El equipo de José Alberto hilvanó una jugada sensacional para abrir el marcador el sábado, en la que intevinieron nueve jugadores
En el éxtasis final que fue La Rosaleda el pasado sábado ante el Las Palmas hubo un pico muy alto con el 1-0, conseguido pasado el ecuador del primer tiempo. Fue simbólico que Antoñín consiguiera su primer gol desde su regreso, confirmando su evolución en el último mes tras un comienzo titubeante. Y precisamente fue en el de La Palmilla donde comenzó una jugada primorosa que acabó en el delicioso gol cuya imagen es la del atacante besándose el escudo mirando a la grada de animación.
Tras un buen despeje de Juande ante Jesé después de que el canario le ganara la partida a Peybernes hay una falta sobre Antoñín en la banda izquierda defensiva del Málaga. Desde que el central francés pone el balón en juego en el minuto 28:40 hasta que Antoñín se lanza al suelo para empujar el balón a la red en el minuto 29:33 transcurren 53 segundos28:4029:33 53 segundos en los que el balón es movido por los jugadores del Málaga sin parar y sin que los canarios, en un tanto que hubieran firmado ellos con su delicado trato de la bola, puedan tocarla. Son 48 toques de balón y 18 pases hilvanados sin frenar. Peybernes, Juande, Ramón, Brandon, Paulino, Escassi, Ramón, Javi Jiménez, Antoñín, Escassi, Peybernes, Víctor, Paulino, Escassi, Víctor, Brandon y Antoñín es la secuencia de una jugada en la que intervienen todos los hombres en el césped menos Dani Martín y Roberto, portero y punta. Las únicas acciones al primer toque son el saque de la falta y el remate de Antoñín. La mayoría es a dos toques. Hay pases cortos y dos largos de Ramón más uno de alta dificultad diagonal de 50 metros de Peybernes a Víctor a la banda contraria en el que se acelera el peligro.
Es la radiografía de un gol para poner en las escuelas. No fue precisamente el día en el que el Málaga tuvo mayor control de bola y a lo largo del partido hubo tramos imprecisos, incluso con un jugador más, para generar peligro y superioridades. Pero en esos 53 segundos está condensado el catón del fútbol de posesión y asociación, que el equipo de José Alberto, así lo demostró, puede ejecutar perfectamente.
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