El parqué
Caídas ligeras
Era un domingo de primavera como hoy, también 29 de marzo y en los periódicos se confirmaba lo que toda la ciudad ya sabía: no habría Semana Santa con procesiones en la ciudad. A la derecha del río, la ciudad bullía, mercados, grandes edificios, monos como mascotas. A la izquierda, cerca de las huertas de Mármoles Mercedes Formica veía preocupada desde el puente de La Aurora como esa margen “presentaba un aspecto desolador”.
La basura se amontonaba cerca del río, en torno a los barrios con menos recursos, llenos de pintadas reivindicativas. Había ambiente en La Marina, tiroteos entre 'ugetistas' y miembros de las FAI, alboroto y gente por todos sitios aunque Brenan dio fe de que “sólo los extranjeros llevan corbata”. Ese domingo había algo menos que hacer: el equipo de fútbol estaba en Tetuán, la ciudad africana, no el puente de la urbe que saluda a la Alameda.
En la primavera del 36 había asambleas, autogestión, tiroteos, saqueos, traiciones, ilusión, hambre y miedo. La condena secular a los ciclos de hambre, revueltas, represión y vuelta a empezar iba a cambiar de amplitud. Sin faroles, aunque no todos se lo creían pocos meses antes del estallido de la guerra. También había fútbol y era importante. Tanto que en enero se había presentado el proyecto de un estadio mayor al que ya tenía la ciudad en Los Baños del Carmen. Uno en el que las olas no molestaran a parte del público y en el que el Malacitano luciese su nueva categoría: la Segunda División.
Resulta que hace 84 años la capital de la Costa del Sol llevaba un par de años con un nuevo equipo en la ciudad: el moribundo Málaga y el pujante Malagueño se convirtieron en el Malacitano, tenían un buen
equipo y a punto estuvieron de entrar en la ronda previa de la Copa en la campaña anterior, pero el Sevilla le dejó en la cuneta y acabó ganando la competición. Esta vez, visitaban al campeón de Marruecos en la primera ronda previa de la Copa y los periódicos de la época señalaron que al partido fue público desde “Casablanca, Tánger, Larache y Ceuta” .
El Málaga Football Club pasó a ser Real Málaga y luego Málaga Sport Club cuando en el 30 se fusionó con otro club para tratar de salvar las necesidades económicas que tenía. Había bastantes equipos en la
ciudad. Después, en el 1933, cuando la fuga de jugadores e incluso entrenador del Sport al Malagueño enseñaba que el conjunto más antiguo, lo que quedaba del Málaga FC, vivía una decadencia que era
irrecuperable, se acabó uniendo al Malagueño con la sutileza de manejar nombres y denominaciones para no enfadar más a dos aficiones que eran hasta entonces contrarias. Tres años después, el equipo
funcionaba bien. Jugó la Copa, subió a Segunda.
El Athletic de Tetuán era un equipo fundado por seguidores del Atlético de Madrid en la ciudad, jugó en Segunda en los 50 y desde el 1961 juega en la Liga Marroquí, donde sigue disputando sus partidos en el mismo campo donde el Malacitano disputó por primera vez la Copa. El choque resultó en empate a dos, Tomasín y Cotelo marcaron los goles de los peninsulares que encajaron un penalti y vieron como su portero Pedrín era destacado en las crónica del choque. Era un resultado espléndido en el fútbol de la época, cuando un 2-0 podía ser poca ventaja si había un partido de vuelta en campo ajeno. 3-0 en Los
Baños del Carmen y a por la segunda (de tres) ronda previa. Otro viaje difícil: Sabadell.
Un 2-1 dejó abierta la eliminatoria, pero una diana del Sabadell que público y jugadores locales dijeron que había salido fuera y un penalti cobrando para los locales nada más comenzar el segundo tiempo fueron todos los goles del encuentro y ahí terminó la participación del Malacitano. La final fue un Real Madrid- Barcelona que acabó 2-1 para los merengues. Fue el último título que levantó Ricardo Zamora como portero y el único extranjero en las alineaciones fue el uruguayo del Barcelona, Enrique Fernández. Al mes de la final explotó la guerra de manera oficial.
El Malacitano se tornó en CD Málaga y éste le ha dado el testigo al Málaga actual y todavía no se ha visto más de una semifinal (1972-73, pasó el Bilbao de Iríbar contra el Málaga de Viberti) en el estadio de La Rosaleda, remodelado varias veces, derruido y reconstruido en el inicio de este siglo XXI en el que por primera vez se verá también una Semana Santa sin tronos en la calle por motivos ajenos a los meteorológicos. 84 años después.
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