Mundial 2030 en Málaga: La Rosaleda, certezas y dudas en el momento decisivo

El lunes está prevista otra reunión clave para determinar las sedes del evento

Para 2026 (México, Canadá y EEUU) hay 16 sedes y el aumento (mínimo 20) previsto para 2030 reduce el número de partidos para cada estadio

La petición de España

Recreación de La Rosaleda
Recreación de La Rosaleda / M. G.

El 31 de julio está marcado como fecha límite en el calendario para confirmar las sedes del Mundial 2030. Aún quedan seis años para cita que albergarán España, Portugal y Marruecos (con un preámbulo sudamericano para honrar el centenario del primer mundial de la historia, el de Uruguay'30), pero para la organización de un evento de la dimensión de la Copa del Mundo no es mucho tiempo. 

15 ciudades españolas iniciaron la carrera por ser sede. No existe un consenso absoluto en que el impacto para las ciudades sea positivo en la relación inversión/retorno real para la ciudad, pero desde el punto de vista reputacional es un prurito que apetece lucir. El número de partidos con el cambio a 32 a 48 países sube de 64 a 104. Eso permite hacer crecer el número de sedes. En el precedente que estrenará este formato, en la edición de 2026, también tres países comparten la organización (Estados Unidos, Canadá y México). Y para ella se han cerrado 16 sedes. Vancouver y Toronto (Canadá); México, Guadalajara y Monterrey (México); Seattle, San Francisco, Los Angeles, Houston, Dallas, Kansas City, Atlanta, Miami, Boston, Philadelphia y New York/New Jersey (Estados Unidos), que albergará la final. El número de partidos oscila entre los cuatro de Monterrey y Guadalajara (la única que no tendrá un partido de eliminatorias) y los nueve de Dallas.

En lo que se trabajaba en la candidatura ibérica con Marruecos eran 20 sedes, con 11 para España, tres para Portugal y seis para el país norteafricano. Sucede que hay política y gepolítica por medio. Marruecos ya expresó su deseo de aumentar sedes. España quiere dos más, hasta 13. Supone una subida importante respecto al número de sedes previo. Las incógnitas son Vigo y Valencia. Las 11 mejores sedes que llegaron a un día clave, el viernes anterior, eran las dos de Madrid (Bernabéu y Metropolitano), las dos de Barcelona (Camp Nou y Cornellà), las dos vascas (San Mamés y Reale Arena), las dos andaluzas (La Cartuja y La Rosaleda), Zaragoza (La Romareda), Las Palmas de Gran Canaria y Coruña (Riazor). Murcia y Gijón quedaron fuera. Hay puntos de negociación. El Gobierno empujó para que Valencia, tercera ciudad española, entrara pese al litigio con el estadio. El Bernabéu será sede de la final, aunque Marruecos la pretendía con un estadio faraónico. Pero el remozado coliseo blanco pesa más. Negociar partidos más trascendentes a cambio de sedes tampoco parece buen negocio, pero ahí está el quid.

La sensación con la sede malagueña es de optimismo después de haberse visto fuera en algún momento meses atrás. No todo es lo que parece y ha habido disensiones incluso en administraciones del mismo color político, como sucede ahora en Málaga ciudad y provincia y Andalucía. La Junta ha sido locomotora. El presidente, Juanma Moreno, se mojó públicamente y dejó escrito a través de redes sociales su compromiso para la remodelación de La Cartuja y La Rosaleda para que fueran aptas para un torneo así. El alcalde De la Torre también ha ido para adelante en momentos de duda. En el caso del templo de Martiricos, hay también un debate profundo. Existen distintas alternativas, con inversiones más o menos onerosas. Desde los poco más de 100 millones hasta la más gravosa que supera los 250 millones. Los estudios que manejan las instituciones (el alcalde De la Torre reconoció que se han invertido hasta 700.000 euros en ellos) señalan que es más sencillo captar inversión privada, condición que distintos políticos han señalado como indispensable para que todo el peso no recaiga en el dinero público, si la instalación pasa a ser de primer nivel y puede ser un polo que funcione 365 días con negocios de diverso tipo que si la mejora fuese más modesta y sólo se usara en días de partido, 25 o 30 al año. Se cuenta con que el 70% de la estructura de La Rosaleda actual serviría y a partir de ahí se reconstruiría. Regenerar la zona es otro aspecto que se vende como clave, el legado.

Pero también está la cara B, la afectación a los ciudadanos. La zona se revalorizará, pero también hay contrapartidas. Por ejemplo, está el reto sobre dónde reubicar al IES Guadalmedina, que alberga cientos de estudiantes, con un alto porcentaje de familias en condiciones económicas malas y que en el plan para la expansión del estadio se contempla su desaparición. Habrá obras importantes y el propio Málaga también se vería afectado durante varias temporadas. ¿Merece la pena tanta inversión para tener tres, cuatro o cinco partidos de un Mundial? Es un debate que ha existido de manera interna en las instituciones. En breve se conocerá si Málaga forma parte de este club. La quinta ciudad de España, con una afición alta al deporte y con comunicaciones e infraestructuras de nivel, debería estar en el club en condiciones normales. Este lunes hay una nueva reunión prevista por el Comité Organizador. Puede haber más luces.

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