El niño en brazos de Duda ya es un hombre
lAndrés Caro, una de las perlas de la cantera, es un caso extraño dentro del fútbol por su madurez y formación a pesar de sus 18 años recién cumplidos
Curiosa relación con el actual director de La Academia
Duda tuvo en sus brazos a Andrés Caro cuando era un niño pequeño que compartía clase con una de sus hijas. Para Andrés era precisamente eso, el padre de una compañera, era ajeno a la dimensión futbolística del luso. Pero el destino les deparaba una historia juntos más allá del ámbito personal. Ahora director de La Academia, el luso tiene en este chico prodigio a una de las mentes más claras que han salido de la cantera en los últimos 20 años. “Tenemos una relación bastante cercana porque desde chico coincidía con su hija, que tiene mi edad, desde la guardería. Siempre lo veía como el padre de una compañera de clase, y ahora está al frente de La Academia y sigo teniendo mucha relación con él. Me ha ayudado mucho y sé que puedo contar con él. Su hija estaba en mi clase desde chico y seguimos manteniendo contacto con ella y la familia. Me tienen mucho aprecio porque desde chico estamos juntos”, confesó en Área Malaguista Área Malaguista.
Acaba de cumplir 18 años, pero habla con un señor de 40 que ha visto pasar trenes y trenes. No puede ser casualidad su trayectoria reciente: "Ya son dos entrenadores en el primer equipo, tres si contamos a Pellicer la pasada temporada, que quieren contar conmigo en la primera plantilla y yo estoy dispuesto para ellos. Si cuentan conmigo para un simple entrenamiento o una convocatoria, ya es un orgullo y muy positivo para mí, que puedo aprender de los jugadores de la primera plantilla”.
Sereno siempre, empieza a notar que la fama va en aumento: “Te llegan más menciones y comentarios, vas por la calle y te conocen algo más, pero para mí eso es lo de menos. Si me empiezan a conocer y empiezan a hablar de mí es porque estoy haciendo las cosas bien y será positivo. Escucharé los comentarios que me ayuden y me hagan mejorar al día siguiente”.
Todo ha pasado muy rápido y es consciente de ello: “A veces sí que lo pienso. El año pasado empecé en el Liga Nacional, entrenando con mis compañeros en La Virreina por la tarde. Y de repente un salto gigante al Juvenil A y unos meses después ya me encontraba en dinámica del primer equipo. Soy consciente de que es un salto muy grande, de que todo ha ocurrido muy rápido, pero intento adaptarme lo mejor posible tanto a nivel futbolístico como mediático. Intentar dar lo máximo y que no me afecte mucho lo que se hable fuera porque lo importante es el rendimiento en el verde. “Soy jugador juvenil, es mi equipo y donde tengo ficha. Si ahora el míster del primer equipo decide no contar conmigo porque se recuperan los lesionados o porque han llegado fichajes, si deciden dar un paso atrás y juegue en el Juvenil o el filial, lo haré e intentar dar mi mejor nivel para que cuando requiera de un canterano cuente conmigo”.
Cuentan, desde luego que cuentan con él los entrenadores. Todos. Se baja del bus del primer equipo y se viste de corto para jugar con el filial aunque se muera de sueño: “Recién llegado de un viaje, estar ahí y dar mi máximo. Este último fin de semana me pasó, viajé a Zaragoza y rápidamente Dani Lorenzo y yo nos fuimos rápido a jugar con el filial”.
No oculta que se nota su evolución y también el cambio de categoría: “Sí, es algo que entrenando o escuchando los consejos que te dan futbolistas como Lombán y Juande en mi posición o Alberto Escassi, que es un padre para los canteranos. Yo me noto una cierta mejoría desde que llegué el primer día a hoy y creo que se nota desde fuera. Muchas veces me preguntan por las diferencias. Simplemente con que te den el primer base, a la intensidad y velocidad que va, ahí sabes tú que tienes que jugar a pocos toques, pensar incluso antes recibir. Es lo que te pide el fútbol profesional y tienes que estar preparado. Se notan muchos las diferencias”.
Auguran algunos conocedores de la cantera que algún día acabará siendo mediocentro: “Son dos posiciones en las que me han probado. José Alberto me probó ahí y tuve minutos este año con él. Puedo jugar en ambas perfectamente. En el Málaga siempre he jugado de central, pero yo venía de ser mediocentro, aunque el fútbol 7 es algo distinto. Quizás me encuentro un poco más cómodo de central porque llevo muchos años jugando ahí, pero de mediocentro entras más en contacto con el balón y eso a un jugador es lo que le gusta, tocar y que se le vea. Pero yo siempre intento dar mi máximo rendimiento en cualquiera de las posiciones y lo daré todo donde me ponga el míster”.
Andrés es también de los pocos que se toma en serio los estudios, camino que muchos abandonan cuando se ronda esta edad: “Para mí los estudios desde chico es algo que tengo claro. En el especial que hicimos en La Rosaleda ya lo dije. La vida del futbolista se disfruta muchísimo, pero es corta. A los 35-40 años se acaba y queda una larga vida por delante que tienes que tener cubierta. Ya sea con lo mínimo o con lo máximo. Además estudiar también me ayuda a desconectar del fútbol, de las actividades deportivas. Me despeja. Entrenar por la mañana, estudiar por la tarde. Tengo que hacer un esfuerzo por tener unos estudios”.
Sobre la marcha del filial, da la cara por los suyos: “Se empezó bastante mal, yo diría que no lo esperábamos. Se está demostrando ahora que la calidad que tiene la plantilla tanto a nivel colectivo como individual es espectacular y se está demostrando que el trabajo de Funes y Bravo tiene su efecto. Son muchos jugadores subiendo y bajando, no podemos entrenar con ellos y luego jugamos en el fin de semana. Pero ahí estamos, sabemos que esto es muy largo pero luchamos por ellos”.
Eso sí, nadie puede evitar que la mente vuele: “Mi sueño es ser futbolista profesional. Estoy aquí, compito aquí. Mi objetivo a largo plazo es poder jugar algún día con la selección y ganar cosas con mi país”.
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