El ojo de la tormenta (20:30)
Horario y previa del Málaga - Numancia
El Málaga recibe al Numancia con la intención de olvidarse de los temas extradeportivos después del cierre de mercado
Si fuese un guión de película, hay quien diría que los guionistas se ensañaron con una cantidad de detalles destructivos demasiado fantasiosos, muy negativos, que todo no puede estar por resolver. Así es la vida institucional del Málaga, un continuo sobresalto que se ha apaciguado con el cierre del mercado y la rueda de prensa de Manolo GasparManolo Gaspar. Nada ha terminado, es sólo el ojo del huracán.
Aún falta mucha lluvia, mucho aire del que resguardarse. El Málaga debe tomar víveres para la clasificación, ahora que el vestuario y el cuerpo técnico pueden ahorrarse horas de intranquilidad y cábalas sobre posibles destinos. Si todo va como debiera, si por una vez en los últimos años algo que puede salir mal en los despachos de Martiricos no lo hace, podrán terminar la temporada sin los dramas de la falta de liquidez para pagar a los profesionales. Aún no es seguro, como en el ojo de la tormenta, que no sea la parte más violenta del temporal no significa que no existan riesgos, que se pueda dormir a pierna suelta.
A finales de febrero, tal vez antes, volverán a aparecer novedades en torno al equipo desde los juzgados –Al Thani está citado para el día 18Al Thani y el acto de conciliación con Víctor Sánchez del Amo es el 19Víctor Sánchez del Amo–, quedan pendientes las directrices desde La Liga para solucionar los problemas económicos del club, cómo conseguir el dinero que falta, qué pasará con el recurso por la sentencia a favor de Blue Bay, saber cuáles serán las sanciones a las que se expondrá la escuadra malaguista por incumplir el tope salarial y cómo acometer la planificación de la temporada que viene con los mismos o más obstáculos que esta. Y en esta enumeración faltan problemas por enumerar.
Da lo mismo, el cierre de mercado le ha dado algo de tranquilidad al grupo de jugadores que dirige Sergio Pellicer. Se acabaron las especulaciones de ventas inmediatas y las consultas eternas con representantes. La plantilla está cerrada, el objetivo está claro: el ojo de la tormenta, con suerte durará las 15 jornadas que restan para que concluya la temporada, el descenso acecha, los golpes de pecho han perdido su valor y sólo el fútbol puede redimir a una afición cansada de sufrir por el porvenir. Fútbol, el juego que puede ser bálsamo o veneno. Es la única salida.
Así llegará el Numancia a La Rosaleda. Consciente de que el estadio de la avenida de Martiricos es capaz de darle un gol sólo con empujar a los suyos y de que la calidad dormida de algunas de las piezas de equipo andaluz puede acabar dándoles un susto que torpedee su intención de opositar a la fase de ascenso a Primera hasta el final de la temporada. Porque el Numancia es séptimo con 37 puntos. No es un registro sobresaliente, pero sirve para mantener la ilusión de retornar a Primera y para sacarle brillo a los empates fuera de casa.
Después de empatar contra el Almería, Luis Carrión debe de encontrar la manera de sustituir a Curro en el ataque que no estará disponible para la visita a la capital de la Costa del Sol. A pesar de la baja de un jugador importante, el técnico de los sorianos es ambicioso, quiere confirmar que su escuadra está preparada para el tramo de la competición que se avecina. La criba para estar entre los mejores empieza ahora y ganar en La Rosaleda es un premio suculento.
En el otro banquillo, Pellicer necesita volver a ganar, como en su primera vez como técnico del primer equipo. Será su quinto partido al frente de los blanquiazules: una victoria dos empates y una derrota. Será, eso sí, la primera vez que se siente en el banquillo con un espaldarazo público de alguien del club que no estuviese a sus órdenes.
La rueda de prensa de Manolo Gaspar le quitó la importancia al cartel que de provisional que el club le puso a Pellicer cuando comunicó que él sería el sustituto de Víctor. Poco importa eso ahora, sin sumar en la visita del Numancia, la semana será larguísima, las consecuencias, como tantas otras cosas que dependen de las altas esferas de la directiva malaguista, son imprevisibles. Al menos ahora hay algo de calma.
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