Tres opciones para multiplicar
Los últimos refuerzos Tete Morente, Buenacasa y Aarón Ñíguez forman la segunda unidad en el ataque malaguista
Poco margen, menos dinero, muchas necesidades. Manolo Gaspar ha cerrado tres movimientos de entrada desde que está al frente de las operaciones a nivel deportivo en el Málaga. Buenacasa, Tete Morente y ahora Aarón Ñíguez son las presentaciones que le ha propiciado Gaspar a los blanquiazules y le proporcionan a Sergio Pellicer nuevas cartas para jugar su baza con más eficiencia.
Los tres son atacantes, de corte distinto pero con una intención clara: mejorar la competitividad en la última parcela del campo, ayudar a la finalización de la segunda línea y tener más recursos que Sadiku en la delantera. Con el mínimo presupuesto por el que se puede fichar en Segunda División, las nuevas opciones del equipo malacitano compensan una plantilla casi imposible de hilar con un diseño inapelable después de lo hecho en el último verano y parte del otoño. A falta de ver cómo encaja Aarón, las incorporaciones dan más opciones.
Tete Morente es el que más ha jugado de los tres y más ha brillado. Procedente del Lugo, ha jugado cuatro partido –dos de ellos completos, tres como titular– y abrió la lata en La Rosaleda marcando en el peligroso partido contra el Racing de Santander Racing de Santander. Sus sensaciones por la banda derecha del ataque malacitano son buenas, ha dejado en el banquillo al intermitente Renato Santos y en los dos últimos choques –junto a Hicham en la otra parte el campo– ha cuajado buenos envites. Su adaptación ha sido buena y a medida que coge el ritmo de competición deja más cosas en el campo.
Buenacasa, sin embargo, no ha tenido tanta continuidad. Sus características y el motivo del fichaje son distintos, ha tenido problemas físicos y para colmo está llamado a ser la competencia directa de Sadiku, una de las piezas más importantes del equipo en lo que va de temporada. Buenacasa suma casi media hora de juego en los tres envites en los que ha salido al césped y aunque ha enseñado cosas, necesita más kilómetros para confirmar lo apuntado.
Junto a ellos, Aarón Ñíguez llega en una situación similar: sin tiempo en un equipo de Segunda que no ha podido inscribirle precisamente para formar parte de la profundidad del banquillo gallego después de la salida de Morente. Está por ver cómo se adapta y sobre todo su encaje en el equipo de Pellicer que ahora sí tiene unas pautas, un esqueleto y un plan reconocibles.
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