Político en cien días
Antonio Vargas Yáñez
Susana’s revenge
El Málaga se mueve en la dicotomía de tener números de ascenso directo en casa y de descenso a domicilio. Los dos encuentros seguidos que reservaba el calendario en La Rosaleda ante los dos equipos canarios, Tenerife y Las Palmas, en el espacio de cinco días han mudado el estado de ánimo del malaguismo, que baja cuando su equipo juega fuera. Es verdad que se vieron dos equipos muy potentes en Martiricos, los dos metidos en zona de play off y con notables resultados todo el año, que pusieron en problemas al cuadro de José Alberto.
Pero qué esperar de la jungla que es la Segunda División. Sin sufrimiento no hay gloria. Y el Málaga ha obtenido un sobresaliente en este doble test parcial canario, penando cuando tocaba y golpeando cuando pudo. Que los goles fueron metidos por delanteros (Brandon ante el Tenerife, de penalti fabricado de la nada por él mismo, y Antoñín y Sekou ante el Las Palmas) fue un buen síntoma, se necesitan los goles de los atacantes para ser diferenciales, hasta ahora están muy repartidos.
El Málaga huele los puestos de play off, que no pisa en un estado tan avanzado de la competición puestos de privilegio desde la temporada del descenso (2018/19). Los dos años siguientes fueron de supervivencia y angustia. En el Málaga nadie habla abiertamente de ascenso, la teórica confección del equipo no era para ello, pero las oportunidades hay que agarrarlas cuando aparecen. Lo lógico es que se vaya equilibrando ese soberbio balance en casa (23 de 27 puntos posibles) y el escuálido lejos de Málaga (tres de 24). El equipo estaría en problemas si no sumara tanto al calor de su gente y en moto si tuviera números normales fuera. Pero eso es fútbol ficción.
El Almería parece que juega en otra Liga, con 40 puntos ya. Después, Eibar con 32, Tenerife con 30, Ponferradina con 29, Valladolid con 28 y Las Palmas con 27. Los guipuzcoanos son el único equipo de la zona de arriba al que no se ha medido el Málaga aún, llegará en dos semanas. Por detrás, equipos escalonados. De reojo si sigue mirando a la zona de descenso, que está a nueve puntos, no es mal colchón a estas alturas. Vienen dos partidos ante dos equipos nuevos en la categoría, en Burgos y ante el Amorebieta, que parecen propicios para romper la racha fuera y para mantenerla en casa. Pero está demostrado que las cuentas de la lechera en esta categoría no valen para nada y hay que refrendar en el césped. Por medio hay una eliminatoria de Copa en la que habrá más holgura para rotar por la mayor profundidad de plantilla, que también permitirá meter a otros jugadores del filial en dinámica. Sólo Kevin y Roberto están teniendo protagonismo con dorsal aún del Atlético Malagueño.
Gestionar emociones es parte del proceso. La realidad es que, pasado ya el primer tercio de competición, el Málaga está a seis puntos del ascenso directo, a uno del play off y con un nueve de ventaja sobre el descenso. Es una situación que se hubiera firmado al empezar la temporada. Hay campos de mejora, algún pespunte se dará a la plantilla en el mercado de invierno y se van enchufando más jugadores. En el malaguismo hay ahora estado de optimismo.
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