Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
Parece que fue ayer cuando el Málaga, el primer Málaga del jeque, firmaba allá por julio de 2010 a Salomón Rondón, un delantero espigado y fuerte procedente de Las Palmas por unos 3,5 millones de euros (o eso se decía entonces). Acabó siendo el pichichi del equipo, fundamental para aquella permanencia casi agónica ya con Pelligrini, Baptista y alguno más. Su logro más especial fue, sin lugar a dudas, el tanto que clasificó al equipo para la Champions League. Pero no pudo disfrutar de todo aquello porque ya empezaba a zozobrar la entidad. Ahora, desde su atalaya entre Benalmádena y Fuengirola, repasa pasado, presente y futuro.
"Me quedó la espinita de no poder disfrutar aquel año histórico de la Champions. Me parece que lo merecía y jugar la Champions era algo que soñaba. Terminé jugando Champions con el Zenit. Me fui a Rusia muy contento pero con un sabor bastante agridulce. Creo que merecía jugar esa Champions por cómo lo viví. Me entristeció dejar al club como lo dejé. Me bajaron del autobús y al día siguiente me tenía que ir. Fue así como se dio, lo acepté, aprendí a llevarlo y contento por haber pasado por aquí", recordó con anhelo en una entrevista para el diario AS.
Sobre la gestión de la entidad, lamentó su deriva: "Para mí es triste por lo que se vivió, por los años dorados de la institución con su clasificación para la Champions y lo que hicieron en esa competición. Luego lo que ha venido sucediendo con respecto a las personas que llevaban el club y ahora que están tratando sanearlo y llevarlo donde merece estar. Ahora lo están haciendo muy bien, los fichajes están haciéndolo bien a pesar de todo lo que se habla y de toda la situación. Es importante que todo el que venga esté comprometido con devolver al Málaga a Primera".
“Lo sufrí en carne propia y fue difícil", empezó hablando de Abdullah Al-Thani. Parecía que todo estaba bien, todo iba bien, ganábamos, estábamos en los primeros puestos hasta que por algún lado se tenía que romper esa burbuja. Nada estaba bien. Había muchísimos problemas con las deudas. Una de las razones por las que me bajan del autobús cuando íbamos saliendo a una gira de pretemporada para jugar partidos amistosos porque me habían vendido era porque esa venta le hacía un bien al club y al equipo para ingresar económicamente. A mí lo único que me queda es agradecimiento hacia el Málaga, prefiero no llevarme esos momentos no tan buenos, sino quedarme con lo bueno, lo bonito de lo vivido, con La Rosaleda, un estadio maravilloso para mí. Con eso me quedo”.
“Le sigo porque Mejías fue uno de los subcampeones del Mundial Sub-20. Es muy joven, tiene mucho talento, pero hoy con eso no basta. Hay que tener talento, cabeza, personalidad… No son tangibles pero están ahí y hay que saberlos manejar. El futbolista tiene una línea muy delgada entre que te va bien y te va mal. Hoy vales 3, no juegas 20 partidos y ya vales 800. Son detalles que hay que tenerlos en cuenta y hay que saberlo manejar. Mejías tiene mucho talento y tiene mucho por aportar en la selección. Viene de esa camada que lucha por competir por un puesto en la selección”.
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