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Entre el grupo de 14 futbolistas que empezaron a entrenarse con Sergio Pellicer esta semana destacaba la presencia de un jovencísimo portero de La Academia. Se trata de Lucas Jiménez, cancerbero que esta última temporada ha jugado en el Málaga Cadete que se ha proclamado campeón en División de Honor. Todavía tiene 15 años (en agosto alcanza los 16).
El meta cartagenero, de 2007, llegó al conjunto malacitano hace un año, firmando con el Málaga por tres temporadas. Las circunstancias han propiciado este salto insólito que seguramente no tendrá gran recorrido a largo plazo pero pone ya en el radar a este chico, que apunta maneras.
En la pasada temporada 2022/2023, Lucas Jiménez -además de disfrutar de más de 20 partidos con el conjunto cadete- también tuvo la oportunidad de jugar en categoría juvenil. Fue convocado cinco veces con el Liga Nacional y jugó un partido completo. En el División de Honor de Luis Bueno se estrenó también con 90 minutos y la portería a cero.
Aparece Club Deportivo Mediterráneo como punto de partida en la trayectoria de este portero murciano. Allí se mantuvo seis campañas antes de pasar por Nueva Cartagena FC, EF Torre Pacheco y Elche, desde donde fue reclutado por el Málaga.
Otro ex del Málaga CF encuentra acomodo en un conjunto de Primera RFEF y se convertirá en rival del conjunto de La Rosaleda. Se trata del portero argentino Gonzalo Crettaz, nuevo fichaje del Club Deportivo Castellón, con quien se compromete por las dos próximas temporadas. Este bonaerense de 23 años pasó por la cantera blanquiazul en el San Félix Juvenil y en el Málaga División de Honor hasta llegar al Atlético Malagueño. Fue el segundo portero oficioso del primer equipo en la temporada 2019/2020 en competencia con Kellyan para ocupar el hueco de Munir, que entonces era el único cancerbero con ficha debido a la sanción de LaLiga.
Gonzalo jugó con el primer equipo dos partidos en Segunda División y recibió un gol. Fue en su estreno contra el Alcorcón. Después, cuando le tocó ponerse bajo palos nuevamente ante el Almería en el Mediterráneo, logró dejar la meta a cero. También tuvo ese curso 90 minutos en Copa del Rey. El club de Martiricos lo cedió al Badajoz donde no hizo un mal trabajo pero no se consideró un crecimiento suficiente como para contar con él en el primer equipo. Después se enroló en el UD Logroñés, que le ha abierto las puertas del Castellón.
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