La primavera llega en Carnaval (2-0)
Resultado y crónica del Málaga - Racing de Santander
El Málaga firma su tercera victoria consecutiva en un partido muy serio ante una Rosaleda casi llena. Tete Morente y Lombán firmaron dos bonitos goles
Málaga/Para volver a empezar, a veces, no basta sólo con querer. Es sólo un paso. El Málaga sumó por primera vez esta temporada su tercera victoria consecutiva en un partido con sobredosis de público (24.773), sin Al Thani al mando, y con Antoñín esperando su pase al Granada. Si el Racing se jugaba la vida nadie se enteró hasta los cinco últimos minutos, si la repercusión de Pellicer era moderada, su idea ya empieza a florecer, si había un día para darle motivos para creer a la hinchada fue el domingo Carnaval. Los goles de Tete y Lombán fueron la señal: otro partido mejor que el anterior, la vida sonríe al Málaga en el césped y eso basta para vivir una tarde de primavera en pleno Carnaval.
En cinco minutos, el Racing ya no sabía muy bien cómo meterle miedo al Málaga. Cuestión de prioridades. Lanzó a sus laterales en un par de jugadas, con efectividad limitada por el entramado andaluz. Con los atacantes dispuestos a sudar en defensa, el Málaga empezó a encontrarse con una serie de lujos que se quedaron con todas las jugadas mencionables de la primera mitad. Un canterano con buenos centros y al que nadie frenaba por la banda izquierda, un fichaje por el salario mínimo por la derecha con desborde, sobriedad y peligro; un lateral derecho de 18 años impecable; un mediocentro con ficha del filial capaz de ocupar un espacio tan grande como la fe en tu equipo; un jugador de último pase que parece aún incomprendido; un central de lo más serio de la categoría; y el plan perfecto para que la confianza del equipo supusiese un par de marchas más con respecto al Racing. No parecía un equipo ardiendo en el descenso.
Pase de Juanpi al espacio, Sadiku solo en el centro de penalty no acertó a meter la pelota en la portería. Primer aviso a los seis minutos. Hicham por la izquierda, pelota para Adrián en la frontal, buen tiro y mejor rechace al que no llegó Tete Morente. Toribio salvó el gol. Para completar los primeros 20 minutos: un robo de Hicham en la línea de tres cuartos propia para sofocar lo que parecía un ataque santanderino, y otro robo de Juanpi en terreno visitante que sirvió para encontrar a Hicham, que volvió a sacar un centro al segundo palo que era medio gol. Tete no llegó.
El Málaga dominaba sin especular. La complaciencia del Racing creía tener enfrente a un equipo con mala suerte, sin mordiente, con algo de miedo a la clasificación. Se equivocaba, esperar le salió muy caro porque el Málaga, renacido y bautizado en sábado de Carnaval, tenía un buen plan para cada supuesto, una ilusión en cada jugada. Centro de Tete Morente, Juanpi golpeó al aire dentro del área. El gaditano fue la chispa antes del descanso como Hicham lo había sido en el arranque. Capaz de entrar en el área con peligro cada dos jugadas, después de tres ocasiones de gol claras del Málaga y con el Racing tratando de sorprender a Ismael, Sadiku encontró la pelota en el centro del campo abrió para la carrera de Tete por la derecha y explotó La Rosaleda. Tete recortó hacia fuera y mandó un misil a portería que rozó en un defensa y subió al marcador. Fiesta masiva.
Siguieron hostigando los de Pellicer al Racing, con la intención de sorprender y repetirse lo justo, dominando el choque sin más preocupación que cerrar el choque si es que era posible tan pronto. Por suerte el radar de pases medios de Juanpi volvió a funcionar hace semanas. Una falta en medio del campo santanderino, todo el Málaga a rematar, la defensa atando a Sadiku, el Málaga eficaz en sus movimientos y como un relámpago en una noche de verano entró Lombán al remate. El central firmó un remate solo en el área tan plástico que se olvidaron sus penas con las lesiones de esta temporada. La recompensa compuso un cuadro inédito esta campaña al descanso: La Rosaleda casi llena, dos goles de ventaja para el Málaga y la sensación indescriptible de que nada podía salir mal. ¿Para qué más?
Estaba tan lejos el Racing del partido, parecía tan ajeno a todo, que le costó despertar aún después del descanso. Consiguió, eso sí, acercarse por primera vez al área de Munir con algo de peligro, rascó un córner que quedó en nada e Hicham le respondió al minuto siguiente con un disparo envenenado que casi atraganta a Luka. Un tiro de Cejudo en el 52 obligó a Munir a tocar el balón y ahí recuperó el Málaga el guión de dominio, más pausado que en el primer tiempo, bailando la música de Juanpi, rozando el gol dos o tres veces más, con el único sobresalto de un buen remate de Barral a tres del final. Olvidándose de todo. Jugar, correr, sonreír y vuelta a empezar.
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