El proceso de depuración de Pepe Mel
Pepe Mel ha ido cambiado jerarquías y roles progresivamente hasta encontrar soluciones para dar algo de solidez a un Málaga que puntuó en seis de las últimas siete jornadas
Rubén Yáñez recibió siete goles en ocho partidos; Manolo Reina, 19 en 14
Pablo Chavarría y su visión de la realidad
En el proceso de búsqueda de soluciones de Pepe Mel para reflotar al Málaga CF ha ido depurando progresivamente hasta dar con una identidad con cierta fiabilidad. Ha puntuado en seis de los últimos siete partidos, con sólo una derrota disputada hasta el final en el campo del Levante. Es un punto de partida, aún hay que remar mucho para lograr la salvación, son sólo 19 puntos en 21 jornadas. Hay que sumar entre 30 y 35 más en la segunda, casi duplicar números, en la segunda para no caer al pozo de Primera RFEF.
Mel ha ido mutando al equipo, desde la portería. Dio continuidad a Manolo Reina, la elección también de Guede, pero decidió cambiar tras el 0-1 ante el Eibar. El de Villanueva del Trabuco pasó a la suplencia. Recibió 19 goles en 14 partidos oficiales (contando el de Copa también). Rubén Yáñez ha encajado siete en ocho encuentros, con una creciente sensación de seguridad que repercute también en el resto de compañeros de la zaga. Cada uno firmó dos porterías a cero, pero el catalán está cogiendo la oportunidad con las dos manos.
Y así, con el resto de posiciones. Ha ido recuperando jugadores el entrenador, ahora mismo tiene a todos los 22 profesionales disponibles. Y ese aumento de la competencia también repercute en el rendimiento colectivo. Los laterales han sido caballos de batalla. Juanfran empezó con peso y ha ido quedando relegado, mejor en los micrófonos que en el césped. En una tendencia que se observa en algunos equipos, véase el Mundial, de jugar con laterales centrales, Ramalho se va consolidando en la diestra. Con Javi Jiménez, autor de algún fallo garrafal que costó puntos, los entrenadores acaban claudicando con su entrega y honestidad. En el centro de la defensa, con Escassi como único jugador indemne a las lesiones, ha ido rotando. La pareja con Burgos, sancionado para el duelo del Tenerife, estaba cuajando. Aunque ahí está Juande también volviendo.
Si a principios de temporada se hubiera cuestionado por jugadores fijos en el centro del campo, Alfred N’Diaye y Luis Muñoz hubieran salido los primeros. Mel ni los empleó ante el Alavés. Ambos no cumplieron en Ibiza cuando salieron y tenían la misión de controlar el partido. Se escaparon dos puntos que podían haber permitido al Málaga haber dormido las Navidades empatado con puesto de salvación. Pero es parte también del proceso de conocimiento del grupo y de medir estados de forma. La del senegalés y el de Nueva Málaga no es buena ahora mismo. Tienen trabajo para recuperar protagonismo. Y eso es sano para un equipo. Jozabed parecía defenestrado y ha enlazado titularidades. Igual que un Genaro que ahora parece indispensable para ordenar el tráfico. Sólo Febas permanece fijo en el centro del campo, cambiando de ubicación pero constante.
Adelante, Rubén Castro también ha pisado el banquillo. Fran Sol y Alex Gallar debían ser jugadores capitales pero, por diversos avatares, su rendimiento ha sido deficiente. Ahí está el caso de Fran Villalba, que hasta hace un mes pasaba desapercibido y ahora es un jugador importante, con creciente influencia e impacto en el juego malaguista. Su asistencia a Chavarría, que siempre ha contado para Mel cuando ha estado a sano, dio el triunfo ante al Alavés. El caso del argentino es paradigmático. Un equipo nunca es un producto definitivo y va mutando. Lo hará también con los refuerzos que deben llegar en este periodo invernal, alguno puede estar ante el Tenerife. Mel ha tirado de jugadores canteranos con bastante asiduidad y protagonismo. Y ha demostrado que no tiene intocables para intentar reflotar al Málaga CF, ha cambiado jerarquías y roles progresivamente hasta dar con una base que ahora desprende algo distinto.
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