Real Oviedo-Málaga CF: Resucitar y que te pille el autobús (2-1)
El Málaga se repuso del 1-0 del Oviedo y se terminó pegando un tiro en el pie con un autogol en el minuto 94
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El Málaga es a ratos como los villanos de las películas. Hay que matarlo al menos un par de veces. Lo que no contaba nadie era con un sacrificio tan cruel en el tiempo añadido, que en 2025 le está quitando lo que antes le daba. Los blanquiazules se supieron levantar del 1-0 del Real Oviedo con convicción y categoría. Y cuando solamente le quedaba resistir, se suicidó con un autogol en el 94’. Salir de una operación a corazón abierto y que te pille el autobús en la puerta del hospital.
En el gran cálculo de la categoría, este punto era magnífico para el Málaga. Se le escurrió de entre los dedos con una crueldad que quizás no merecía tras combatir con estoicismo en un Carlos Tartiere que se le atraganta históricamente.
Resultó complicado no sucumbir al tedio en el primer tiempo. La llegada de Paunovic más que con incertidumbre trajo orden al Oviedo y poco riesgo. El Málaga tampoco se descompuso en líneas generales. Era como una partida de ajedrez en la que ambos jugaban con negras. Aarón Escandell -ex de La Academia- y Alfonso Herrero apenas tuvieron que esforzarse. Un poco más el toledano por algunos centros por banda y un par de tímidos disparos de mediana distancia.
Por nombres, Pellicer había hecho lo esperado y ligero toque en punta. Mantuvo la zaga del anterior duelo con la novedad de Carlos Puga por el sancionado Jokin. Manu Molina recuperó el cetro, Cordero su banda izquierda y Chupete fue esta vez el elegido para la delantera.
No cometieron demasiados errores Oviedo y Málaga, lo que perjudicó al espectáculo en una cita con aromas a la Segunda División más rancia y clasicona. Ilyas sacó algún buen centro y Hassan se dejó ver dos o tres veces. No muy lejos de la oferta del Málaga, donde solamente Chupe tuvo un par de remates con sentido y Puga brindó alguna subida medio qué.
Tal y como iba la jornada, el punto para el Málaga no era malo, pero era de esperar que Paunovic tirara de arsenal teniendo jugadores de todos los perfiles posibles para agitar el encuentro. Pero se meneó solito.
Entró el Málaga con el mechero encendido, forzando tres saques de esquina en cinco minutos en los que se intercalaron un remate de cabeza de Chupete en el primer palo que se fue alto por poquito, un disparo de Cordero a las manos de Escandell a centro de Larrubia y una acción a la espalda de la zaga de Lobete. Y la réplica del Oviedo fue un disparo de Ilyas al poste que se cantaba en el Tartiere.
Convertido casi en un ida y vuelta, el Oviedo tuvo tres buenísimas llegadas y en casi todas estuvo presente Hassan, que empezó a explotar su velocidad. Una la abortó Puga y en las otras dos se formó una melé y salió de cara.
Paunovic olió la sangre y realizó un triple cambio ofensivo para dar entrada a Alemao, Paulino y Seoane. Pellicer aprovechó y tiró de Kevin por Cordero. Y llegó el 1-0.
Puga se quejaba de una mano que no era y favoreció una falta lateral para los asturianos. Seoane, listo, ganó unos metros y después sirvió un peligroso balón que fue rechazado. Previo contacto en la mano de un jugador carbayón, Colombatto, solito en el área, engatilló de manera inapelable el esférico.
Pellicer lo vio claro y dio entrada a Ochoa y Dioni. Los tres cambios fueron los cocineros del 1-1. El mediapunta sacó el tiralíneas para abrir al extremo malagueño. Como la semana anterior, tuvo pausa, inteligencia y precisión para buscar al que llegaba desde atrás, que era el pichichi blanquiazul. De primeras conectó con la zurda y limpió la escuadra ovetense.
Con el 1-1 Pellicer volvió a mover el banquillo, retiró a los fatigados Chupete y Lobete por Rahmani y Rafa Rodríguez, redebutante del filial. Quería amarrar un punto de oro. Y cuando más cerca lo veía, se cayó por un barranco. Un centro que ya no iba a alcanzar nadie y que Manu Molina en un intento de despejarla la metió en su propia red. Un chasco tremendo para todos.
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