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Emperatriz
Resultado y crónica del Málaga CF-Extremadura
La Rosaleda se planta. La derrota ante el Extremadura marca un punto de no retorno en esta difícil temporada. El Málaga decepcionó una vez más a los que no fallan nunca, que se pronunciaron de manera indiscutible. Sonora pitada a los futbolistas que se quedaron en el centro del coliseo dando la cara, que no fueron todos ni mucho menos. Aunque si alguien sale señalado por encima de los demás, es Juan Ramón Muñiz. El clima no es desde luego el de un conjunto que puede ascender, al contrario, el Málaga tiene tics de equipo que se cae.
Necesitó apenas una falta lateral el Extremadura para marcar un gol y poner al Málaga del revés. Los blanquiazules entraron con cierta convicción, con remiendos en el once, dominando a a su manera, pero mordiendo con dientes de leche. Pero al más mínimo contratiempo volvió a quedar retratado.
Muñiz había buscado una nueva vía, esta vez poniendo un original doble pivote formado por Lacen y Erik Morán y que resultó un desastre absoluto. Lento, sin presencia física y sin tampoco darle sentido al balón, que es lo que se supone que mejor saben hacer ambos. Al descanso ya había renunciado al experimento.
Casi todos los goles que está recibiendo el Málaga en este tramo liguero vienen de errores individuales más o menos groseros. El de Munir en la salida de balón en el tanto de Lolo es uno más. Pero algo no va bien cuando te estás jugando el ascenso y tus futbolistas no están en un estado de concentración óptimo.
Para darle la vuelta al encuentro, Muñiz pensó en Harper, devolviendo a Adrián al doble pivote y prescindiendo de un desorientado Morán. Aunque la acción la comenzaron a poner Ontiveros y Mula, el hispanoescocés fue fundamental. Tras una buena acción colectiva asistió de cabeza a Blanco Leschuk para que el argentino firmara el empate. Redención para el canterano, que fue recibido, incluso, con algún tímido pitido.
El 1-1 devolvió las aguas a su cauce y el Málaga regresó a su papel protagonista. Mula y Cifu fueron los que más agitaron el encuentro. El extremo estuvo especialmente metido, mostrándose también como una gran amenaza en los disparos de media distancia. Aun así, el Extremadura tuvo sus llegadas. En una de ellas encontró oro. El 1-2 torció los planes de Muñiz, que se la había terminado de jugar con Hicham, al que tuvo varios meses ‘castigado’ en el filial.
La Rosaleda estalló y empezó a disparar hacia todos lados. A los jugadores, a Muñiz y, por último, al jeque Al-Thani. Aunque el entrenador asturiano es quien más fuerte recibió. Mientras tanto el partido seguía y el Málaga se chocaba una y otra vez contra la pared extremeña hasta el final de un encuentro descorazonador. Puede que no haya para más y que la maratón de 42 jornadas de Segunda sea demasiado para este Málaga que no deja de caerse. Y la meta está ya a ocho kilómetros.
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