La revolución del Málaga

El fichaje a última hora de Joaquín completa un mercado con casi cuarenta operaciones resuelto con aparente buena nota a expensas de lo que diga el césped

Los 14 fichajes del Málaga CF. / Málaga Cf

No ha sido la toma del Palacio de Invierno, pero casi. El Málaga ha consumado una revolución tremenda en su plantilla, con afecciones al club en general, desde que acabó en julio la temporada 2019/20 hasta que finalizó el mercado previo a la 2020/21. Lo que parecía imposible un mes atrás se consiguió con varios días de antelación, ajustarse el cinturón a los cánones que pide LaLiga y que el administrador judicial, José María Muñoz, ejecutó. La desagradable aplicación de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que ha laminado a los jugadores con sueldos prohibitivos para la viabilidad de la entidad dio el último impulso antes de que se cerrara el mercado, cuyo último día tuvo pocos sobresaltos, pero se apuró hasta el último segundo. A las 23:59 horas, el Málaga colgaba en su web el anuncio de la llegada de Joaquín Muñoz, extremo malagueño cedido desde el Huesca. Antes, se había confirmado que la ficha 17 era la de Juande Rivas, canterano al que se le hacían papeles del primer equipo.

Quedaba la opción abierta de una ficha más. “Un jugador que pueda jugar por banda y por dentro”, decía Sergio Pellicer la semana anterior que quería para completar la plantilla. La opción en la que más se trabajó fue la de Joaquín. El jugador veía con muy buenos ojos la opción de venir, pero había un obstáculo importante, la diferencia entre lo que el Málaga ofrecía y lo que el Huesca estaba dispuesto a asumir. Era una opción que estaba sobre la mesa desde la pasada semana. Sandro Ramírez, ex malaguista, firmaba por tres temporadas a última hora de la noche con el cuadro oscense. Y, sobre la bocina, el Málaga confirmaba la llegada de Joaquín como cedido. Lo hará sin opción de compra. El jugador malagueño ha hecho un esfuerzo importante para venir, renunciando a parte de su ficha.

De 21 años y criado en el Puerto Malagueño, Muñoz ha apostado fuerte por jugar aquí

Criado desde alevines en el Puerto Malagueño, señero club de cantera de la capital (Francis y Junior, ahora en el Betis y el Barcelona, fueron otros de los últimos jugadores que han pegado el salto a profesional), Joaquín fue reclutado por el Atlético de Madrid tras un espectacular año cadete en el que el fue subcampeón de Andalucía tras caer en la final con el Sevilla. Entrenaba a aquel equipo Álex Acejo, que después completara con el Málaga aquel año magnífico en la Copa del Rey con el San Félix de juveniles, con Isma Casas y Ramón, y ahora en el Sevilla en el Grupo IV de la División de Honor juvenil. Con él se fue su hermano Rafa, que jugó tres temporadas en el filial rojiblanco, donde fue capitán, y que regresó más tarde al Marbella.

Joaquín es un extremo que puede jugar por las dos bandas. De 1.72 metros, es muy técnico en espacios cortos y alta facilidad de desborde. Su tramo final de temporada con el Atlético, con el que fue protagonista en el título de Copa juvenil con recitales ante Barcelona, Athletic y Madrid en la final, le terminaron de poner en el escaparate, antes de debutar con Simeone en el primer equipo. Acababa contrato, renovó por el Atlético pero se marchó al Huesca y, tras no jugar demasiado, le cedió al Mirandés, con el que tuvo minutos en la segunda vuelta de LaLiga Smartbank pasada, con 15 partidos, un gol y una asistencia. Ahora ha participado en los primeros partidos de la temporada en Primera con el cuadro oscense (38 minutos entre los tres partidos), pero la llegada de Ontiveros le cerraba el paso. Ya el año pasado anduvo muy cerca de cerrar su llegada al Málaga. Y ahora se ha consumado. Yanis, Jairo y Hicham son los jugadores de banda más puros de los que dispone Pellicer, aunque también puede partir desde ahí, como hizo el pasado sábado, Cristian Rodríguez. Joaquín Muñoz da otra alternativa más por banda,.

Apenas siguen Lombán, Juande, Luis Muñoz y Benkhemassa del proyecto pasado

El Málaga ha consumado casi cuarenta operaciones desde julio a comienzos de octubre. De la plantilla que acabó el curso pasado sólo se mantienen David Lombán, Luis Muñoz, Juande, al que ayer se le hizo definitivamente la ficha del primer equipo, y Benkhemassa. Ha habido 14 fichajes: Escassi, Dani Barrio e Iván Calero (Numancia) y Cristian Rodríguez (Extremadura) llegaron desde equipos descendidos a Segunda B, los tres primeros en propiedad y el último con opción de compra. Orlando Sá (Standard de Lieja), Pablo Chavarría (Mallorca) y Jairo Samperio (Hamburgo) llegaron en propiedad tras acabar contrato o rescindir con sus equipos de origen. Y vienen cedidos con opción de compra Yanis Rahmani (Almería) y Jozabed (Celta) y sin ella Juan Soriano (Sevilla), Josua Mejía (Leganés), Joaquín Muñoz (Huesca), Caye Quintana y Matos (Cádiz).

Antes, hubo que dejar mucho hueco con salidas. Los tres jugadores que no pudieron ser inscritos antes del final del mercado de verano anterior se fueron. Iván Rodríguez continúa en la Ponferradina, Álex Mula fue traspasado en una operación sorpresa al Fuenlabrada, que pagó casi un millón de euros, y José Rodríguez rescindió para firmar por el Maccabi Haifa israelí. Este último estaba en el ERE, que afectaba a 14 jugadores. David Lombán finalmente llegó a un acuerdo para quedarse bajando su salario. Adrián (Zaragoza), Munir (Hatayspor), Juankar (Panathinaikos) y Cifu (Elche) pidieron la baja voluntaria después de que se les garantizaran las cantidades adeudadas de esta temporada pasada, una vez tenían destino asegurado. Renato Santos, Diego González, Boulahroud, Rolón, Juanpi, Pacheco, Cecchini (cedido aún en el Unión argentino) y Luis Hernández, que firmó ayer por el Maccabi Tel Aviv, esta temporada en Europe League, fueron despedidos.

Con el traspaso de Mula al Fuenlabrada, el de Tete Morente al Elche, previo pago de la cláusula de 500.000 euros, el de Keidi Bare al Espanyol y el de Iván Jaime al Famalicão portugués, se consiguió un importante colchón de dinero (más de cuatro millones de euros) para afrontar gastos, como la ejecución del ERE y también pagar el dinero adeudado a los jugadores que no salieron vía baja voluntaria, porque de no haberlo hecho se hubiera congelado la posibilidad de realizar inscripciones federativas, en la práctica el comienzo de un tránsito insostenible.

Es, de alguna manera, un kilómetro cero para el Málaga. Todavía con muchas secuelas por el dislate de la gestión de Al-Thani, por ejemplo con unas pérdidas estimadas de 12 millones de euros en el ejercicio anterior, tal y como se informó a los jugadores a los que se sometía al ERE. Con un club judicializado hasta el punto de que es un administrados quien ha tomado o aprobado las decisiones. Con cuentas pendientes con la justicia por indicios de delito del catarí.

Hay que dotar de estabilidad a la entidad, seguramente con una ampliación de capital que se puede afrontar en los próximos meses. Pero hay un punto de partida sobre el que ir construyendo una vez consumado el ERE. Deportivamente, se hubiera firmado con sangre al inicio de la temporada llevar seis de 12 puntos posibles tras dos victorias y dos derrotas. La crudeza de la segunda división es muy alta y el objetivo de partida es mantener la categoría, no puede ser otro. Es una plantilla corta, que tiene el respaldo de una cantera pujante que ha dado pasos adelante en estos primeros compases y ya en la temporada pasada. Con ilusión y hambre, sea por crecer o por recuperarse tras periodos de lesiones importantes (de otra manera no hubiera habido acceso a Jairo o Sá, por ejemplo), pero también con evidentes limitaciones. Este año hay varios tramos de partidos entre semana, con cinco duelos en el espacio de 15 días, que serán trituradoras para el ritmo de Segunda División. Algo parecido ya se hizo para acabar la temporada pasada de manera exprés y será necesario rotar porque habrá lesiones, sanciones, cansancio... Pellicer ya ha demostrado que no le tiembla el pulso en dar alternativas, pero hay que contar con que, todavía, es un equipo en composición. Eso sí, la imagen y el resultado de Vallecas no se puede repetir más, es algo que tienen claro en el vestuario malaguista. Se entiende dentro de un contexto de construcción, de asimilación de los diferentes sistemas y de la idea del técnico, pero ya esta semana habrá seis sesiones de trabajo con todos los jugadores y habrá que ahondar en ese conocimiento propio para mejorar el nivel de competitividad que sí hubo en la segunda y tercera jornada para sacar puntos.

En cualquier, tiempo habrá de más análisis según se desarrolle la temporada. A priori, se ha confeccionado una plantilla para competir el Segunda, el césped dirá hasta dónde. Ese debe ser el objetivo básico, los 50 puntos. A partir de ahí, lo que surja. Pero, de nuevo, para la pervivencia y viabilidad de la entidad, es necesario estar, al menos, en Segunda. Todo tras una revolución inusual en el mundo del balompié.

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