Roberto, no todo es lo que parece

Se aguardaba para el comienzo de semana el anuncio del traspaso de Roberto al Sporting de Braga, pero se dilató algo de tiempo. No se han rubricado aún los documentos que permiten la oficialidad. No se esperan problemas, aunque con los antecedentes del club portugués tampoco aconsejen poner la mano en el fuego. Las dos partes tienen cierta prisa en cerrar todo pronto, cada uno por su interés, el Málaga para elevar el límite salarial y los portugueses para acelerar la conjunción del jugador para la eliminatoria de Europa League ante el Maccabi Petah. Antes tiene amistosos ante el Anderlecht y el Rayo Vallecano.

Ya se sabe que la vida de un futbolista es corta y los trenes que pasan a veces no vuelven, pero quedó una sensación rara en el malaguismo. La asunción de ver cómo un chaval que se formó durante seis años en el club guía al equipo a Segunda División, que era vitoreado después de meter cinco goles en cuatro partidos de play off, pero pocos días después se marcha. En cierta forma es un palo a esa filosofía que promueve Loren, aunque no deja de ser un pellizco económico, no el ideal pero sí en porcentaje de ingresos y gastos actuales. 1.8 millones fijos, 1.2 opcionales y un 10% de un hipotético posterior traspaso. En la idea sí entra vender, pero como hizo con Griezmann, Illarramendi u Odriozola en la Real Sociedad, más de 100 millones de euros recaudados por tres canteranos que ayudaron a invertir en el crecimiento de las estructuras del club y para apuntalar la plantilla hasta hacerse fija en la primera mitad de la tabla y muy asidua a jugar en Europa. El Málaga, claro, está lejos de esa situación ahora.

No hay quejas desde dentro sobre Roberto. Se habla de él como un chaval excelente, que no ha escamoteado una carrera y que ha jugado con molestias y dolores importantes en no pocos partidos. Si el equipo ya no está en Primera RFEF él es uno de los que tiene más culpa. Sí gustaron menos las formas de su agente, que se negó siquiera a escuchar la oferta del Málaga, que iba a ser potente. Pero marcharse sin dejar siquiera, aunque sólo fuera por decoro, hablar al club que le ha dado la oportunidad no queda bonita. El agente, Aitor Banda, es el mismo que el de Ramón. No puede tener queja del comportamiento del club con el granadino. Representantes más expertos hubieran dejado a Roberto por una cláusula asequible de salida y con años de contrato en Málaga, el lugar en el que ya se había testado que su progresión era la correcta para crecer. Las cualidades del cordobés son evidentes y claro que puede triunfar en Braga, pero un salto de tres escalones, de Primera RFEF a jugar Europa League, no es sencillo para nadie. Al Málaga, de hecho, le conviene que le vayan muy bien las cosas para el cumplimiento de los bonus y por un hipotético traspaso posterior. Cuanto más rinda más alto podrá ser y más dinero recibiría.

Encontrar un delantero que dé entre 15 y 20 goles da muchas papeletas para consolidar al equipo en la categoría, pero es un deseo compartido por todos los equipos. La imagen del ascenso del Málaga, esas calles desbordadas y la fiebre que hay con el equipo, son un gran imán para futbolistas que quieran sentirse importantes. El boca a boca de los que han estado esta temporada es también una manera de seducir.