El parqué
Caídas ligeras
La percepción interna de lo que sucede en el Málaga dista de la externa, al menos públicamente. Los mensajes de Natxo González al acabar el partido ante el Almería, también de los jugadores, Dani Barrio y Javi Jiménez, van en una línea de satisfacción con cómo progresa la seguridad defensiva del equipo, de cómo se va acorazando, objetivo confeso planteado por el entrenador vitoriano desde que fue presentado hace tres semanas. La calidad diferencial del Almería, en una jugada con toques de distinción de Samu, Portillo y Sadiq, marcó la diferencia, es el argumento principal de la derrota sabatina. Donde se vio una desaplicación, desde dentro se vio una jugada de alta escuela. Probablemente sucedieron las dos cosas, fueron complementarias. Que, con 0-0, el mejor jugador de Segunda remate de cabeza con los pies en el suelo del área pequeña y sin portero no es una buena aplicación de la zaga. Hay que admitir que el pase de 40 metros de Samu y el caracoleo y la picada de Portillo no están al alcance frecuente de jugadores del Málaga.
El asunto es que el efecto de cambio de entrenador, tras tres partidos en el cargo, no se ha traducido en resultados. Era previsible con un calendario que comprendía dos partidos a domicilio y la visita a La Rosaleda del mejor equipo libra por libra de la categoría, con permiso del Eibar. Era un riesgo asumido cuando se decapitó a José Alberto tras el infame y humillante 0-5 ante el Ibiza. Una vez tomada la decisión, hay que seguir adelante.
Es cierto que se advierte una tenue mejoría defensiva, un equipo algo más seguro. Pero, como recuerda aquel axioma de la manta corta que sentenciara Elba de Padua Lima, más conocido como Tim, legendario técnico brasileño, esa mayor seguridad defensiva lleva a una contención ofensiva, en la dificultad de presentarse en el área contraria, un equipo algo más triste. En los tres partidos de Natxo González al mando, el Málaga sólo ha disparado cinco veces entre los tres palos, incluido el gol de Antoñín en Zaragoza, el único marcado en esta etapa. A cambio, 15 disparos de los rivales fueron entre los tres palos del Málaga, con 10 paradas de Dani Barrio, el arquero elegido por Natxo como titular, en este corto periodo. Había más ida y vuelta con José Alberto y el equipo jugó muy bien en el primer tercio de Liga antes de que se cayera. La filosofía y el estilo de Natxo es otro y en ello se trabaja.
Es muy pronto para sentenciar nada, pero cuando se decide un cambio de entrenador a mitad de temporada es para obtener resultados a corto plazo. No los hay de momento. Natxo planteó internamente una liga de 17 jornadas con él al mando tras la destitución de José Alberto. Vienen partidos de doble filo ante Real Sociedad, Cartagena, Amorebieta, Ponferradina y Fuenlabrada, con tres de los cinco rivales metidos en zona de descenso enfrente. Ello implica que una derrota puede desatar el pánico, pero también una victoria da tranquilidad. Es osado hablar en Segunda de un calendario cómodo, pero habrá que resolver y, de manera indefectible, obtener réditos fuera de casa, caballo de batalla durante toda la temporada para el equipo malaguista. Sucede que ahora el calvario también es en La Rosaleda. Sólo se ha sumado uno, el empate ante Sporting, de los últimos 12 puntos expuestos en los partidos caseros. La comunión con la grada, que estaba a muchos grados tras ganar a Tenerife y Las Palmas, se ha averiado, aunque el público no falló en el derbi andaluz.
El Málaga ha caído hasta el puesto 16º, sólo sumó dos de los últimos 15 puntos para tener 32. Ya sólo hay dos equipos entre medias con el descenso, Mirandés y Zaragoza, con 30. Y la distancia se reduce a seis puntos tras el empate del Amorebieta (26). Pensar en zona de play off es quimérico. Hay nueve puntos y nueve equipos entre medias. Lo importante es lo importante.
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