El sexto ascenso de la historia del Málaga CF

El de Tarragona es el sexto ascenso de la historia del Málaga Club de Fútbol considerando como tal el del Atlético Malagueño, el filial del extinto Club Deportivo Málaga, club ascensor por antonomasia, que asumió la responsabilidad de ser el equipo representativo de la ciudad. Durante dos campañas lo fue y logró un primer ascenso de Tercera a Segunda B. Fue en 1993 en Jerez de los Caballeros (Badajoz). Aquel equipo lograba empatar sin goles ante el Cristian Lay y se lograba el primer ascenso de muchos tras haber ganado en la ida por 2-1, con Fernando Rosas como entrenador. El Atlético Malagueño sólo duraría una campaña en la categoría de bronce, con un equipo jovencísimo y con poco dinero y terminaría descendiendo en junio de 1994. Ahí se hizo un punto y aparte y se decidió que el equipo representativo de Málaga llevara el nombre de la ciudad. El 29 de junio de 1994, siendo Federico Beltrán su presidente, se adoptó la actual denominación de Málaga Club de Fútbol.

Con esa denominación disputó su primer encuentro oficial en Adra (Almería) el 4 de septiembre de 1994. Suele recordar Lucas Alcaraz que él era en entrenador de aquel Adra cuando era un joven que empezaba en los banquillos. Tras una temporada tremenda en la que finalizó el campeonato invicto, el conjunto dirigido por Antonio Benítez consiguió ascender a Segunda División B el 28 de junio de 1995, imponiéndose en el último encuentro de la liguilla de ascenso al Jerez de los Caballeros (3-1), otra vez, en La Rosaleda con un doblete de Basti y también la presencia de Bravo. Ellos dos, actualmente en el club como responsable de la Fundación y ayudante en el filial, subirían desde Tercera a Primera en un caso casi excepcional en el fútbol español. Fue la temporada el 14-0 al Garrucha y esa dura fase de ascenso ante el Puertollano, Isla Cristina y el citado Jerez de los Caballeros, localidad extremeña que se convirtió en señera en los comienzos de la historia del Málaga CF. Ángelo, ahora conductor del autobús del equipo, Añón o Kiko Aranda, que aquella temporada arrasó como pichichi, fueron algunos históricos de aquel equipo.

Habría que esperar dos temporadas estrellándose en el durísimo Grupo IV de Segunda B, repleto de capitales de provincia andaluzas y del tercio sur de España, antes de que llegara la gran alegría del regreso al fútbol profesional. Ocurrió en la campaña 1997/98. Mientras se celebraba el Mundial de Francia, el Málaga CF conseguiría llegar a la orilla de Segunda. Fue una campaña, con Ismael Díaz de entrenador, en la que también se consiguió el primer puesto al final de la temporada regular, pero entonces el logro era más complicado, había que ganar una liguilla de cuatro equipos. Talavera, Beasain y Terrassa serían los equipos con los que habría que confrontar. Se complicó bastante con una derrota (3-0) en tierras catalanas y en la última jornada debían darse dos condicionantes, derrotar al Terrassa en La Rosaleda por tres goles y que el Talavera no ganara. El Beasain, jugosamente primado por empresarios costasoleños, hizo su parte y arrancó dos empates en sus dos partidos ante los manchegos. Y el Terrassa hincó la rodilla (4-1) en La Rosaleda el día en que Pablo Guede, con un hattrick, subió al santoral.

El siguiente ascenso llegó de seguido, en mayo de 1999. Con el viento a favor, con la base del equipo que había conseguido salir del pozo de Segunda B y Joaquín Peiró en el banquillo, el Málaga, culminada con una recordada victoria (3-2) ante el Albacete. Una cita que empezó cuesta arriba por un gol de José Juan Luque, despúes malaguista, a los 16 segundos, pero convertida en fiesta tras una gran remontada de Bravo, Agostinho y Edgar. Fue una temporada triunfante y el ascenso se consiguió en la jornada 39ª, sobraron tres jornadas, con un momento mediada la primera vuelta con seis derrotas oficiales seguidas en el que el puesto del entrenador estuvo discutido, pero un tramo tremendo después, con sólo dos derrotas (ambas seguidas) en los 29 partidos posteriores y bordando el fútbol, con Catanha como ‘pichichi’ (26 goles en Liga) y un sinfín de momentos para el recuerdo que alcanzaron su punto culminante aquel día en La Rosaleda, con 40.000 personas en una matinal de domingo, partido ofrecido por Canal +, entonces toque de distinción. Una decena de los hombres que habían jugado en Segunda B debutarían después en la élite del fútbol español, algo que se aspira a hacer con el actual equipo.

La última alegría de este tipo, también en parte por la racha más grande de la historia del balompié malagueño en Primera de manera consecutiva, fue en junio de 2008, justamente durante la Eurocopa de Austria y Suiza que acabaría ganando España. Igual para la cábala también viene bien. El equipo que construyeron Fernando Sanz y Juan Ramón Muñiz después de que la temporada anterior se evitara en última instancia el descenso a Segunda B, con el club en una ley concursal, consiguió devolver a Málaga a la élite después del descenso de la campaña 2004/05 y otras dos campañas en la categoría de plata. Un equipo construido con un gran vestuario, que aguantó también momentos críticos. Tras un fabuloso comienzo de temporada con siete victorias consecutivas hubo que atravesar algún gran bache. Una derrota 4-6 ante el Hércules parecía el final, pero el equipo supo levantarse y ganar 2-1 al Tenerife. Terminó consiguiendo la histórica hazaña de permanecer todas y cada una de las 42 jornadas de la competición en los puestos de ascenso (entonces ascendían tres directamente). La lucha fue encarnizada con Numancia, Sporting y la Real Sociedad, que se quedó fuera de la terna de conjuntos que subió a Primera División. Era el director deportivo del club donostiarra Loren Juarros, ahora arquitecto de este ascenso, 16 años después, que devuelve al fútbol profesional.